CUCHILLOS Y MESA DE OÑA DESDE PENCHES

Dejamos el coche en Penches (730 m). Salimos del pueblo con dirección sur por una pista que avanza entre sembrados. Pronto encontramos marcas moradas, blancas y amarillas de varias PR que pasan por estos lugares. Las marcas moradas y blancas nos acompañarán durante casi todo el recorrido.

Poco a poco entramos en las laderas de la montaña. El bosque nos envuelve, el boj es dominante inundando el paisaje de su verdor y de ese olor dulzón característico, pero también abundan las encinas y los pinos rojos.

La pista se convierte en senda y cambia de dirección a sureste hasta alcanzar la dehesa cimera (1100 m). Una vez en la zona alta, nos encaminamos hacia el oeste. La niebla no nos dejó ver nada, pero nos guiamos con el GPS para localizar la cima del Cuchillo (1199 m).

Iniciamos el descenso hacia el oeste para llegar al collado (1092 m) a los pies de La Mesa de Oña. El perfil de La Mesa vista desde el collado es el de un trapecio equilátero algo hundido por la derecha. En el mismo collado encontramos un poste indicador con varias direcciones y un cartel explicativo del uso del boj (Buxus sempervirens L.) en estas sierras. Son famosas las cucharas de madera de boj.

La ruta continua hacia el suroeste y gana altura hasta llegar a la zona amesetada (1200 m) donde se encuentran las dos cimas de la Mesa de Oña. Nos dirigimos al oeste por la planicie cubierta de boj y primero encontramos un poste y un montón de piedras que indican la cima (1208 m), sin embargo, el mismo poste señala que a 500 metros al oeste se encuentran los buzones y el mirador. Allí fuimos y nos sorprendieron dos buzones, una especie de capilla metálica y una olla express. Pero sobre todo nos sorprendieron las vistas. Los buzones están al borde del barranco que cae sobre la llanura de la Bureba burgalesa.

Volvimos al collado por el mismo camino. Pero queríamos hacer una ruta circular y desde el collado tomamos la pista que baja hacia noroeste. Siguiendo las marcas moradas y blancas nos salimos de la pista varias veces para coger atajos que recortaban su distancia. Así alcanzamos una curva muy amplia que nos situó en dirección noreste. Desde la curva se puede contemplar el pueblo de Oña. Al de dos kilómetros estábamos en la carretera local que une Oña con Penches. Unos 200 metros hacia el sureste y entramos en Penches de nuevo. Una salvedad, hasta este momento hemos seguido las marcas moradas y blancas, pero algo antes de llegar a la carretera desaparecen. De hecho, tenemos que seguir por la pista aunque aparezca una señal en aspa de las marcas moradas y blancas, indicando que dicho camino no continua por ahí.