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COSTA NOROESTE - Chipiona, ruta monumental -Corrales de pesca - Vía Verde Entre Ríos

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Trail stats

Distance
10.1 mi
Elevation gain
118 ft
Technical difficulty
Moderate
Elevation loss
118 ft
Max elevation
89 ft
TrailRank 
51
Min elevation
-60 ft
Trail type
Loop
Time
4 hours 8 minutes
Coordinates
2463
Uploaded
November 3, 2021
Recorded
November 2021
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near Chipiona, Andalucía (España)

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Itinerary description

Recorremos la zona monumental de esta localidad costera y la enlazamos con la Ermita de NªSª de Regla del Pinar, más alejada del casco urbano, por la Vía Verde Ente Ríos.
En cada waypiont hay información interesante de los monumentos que vemos, así como de los carácterísticos corrales de pesca.

Debido a su estratégica situación geográfica, han sido numerosas las civilizaciones que se han asentado en la zona de la desembocadura del Guadalquivir desde las primeras civilizaciones.

Su emplazamiento en una zona de tráfico costero marítimo originaba gran actividad comercial facilitándo la llegada de fenicios, griegos, cartagineses y romanos.

Los hallazgos de restos arqueológicos romanos se encuentran diseminados por todo su término, destacando la zona de Las Canteras, y los pagos de El Olivar, El Paraqué, Montijo y La Loma Alta, lo que nos hacen pensar en la importancia de la zona en la época, favorecida por su situación en la costa y su cercanía a la desembocacura del rio Guadalquivir, facilitando el auge del comercio de productos agrícolas, (vid, olivo y cereales), los metales o las salazones.

A la época romana corresponde la torre-faro construida bajo las órdenes del cónsul Quinto Servilius Caepion (140 a. C), conocida por los autores clásicos como “Caepionis Turris”, de donde procede y deriva el nombre de Chipiona.


En el siglo V la zona cae en poder de los Godos, pierde su importancia y se convierte en una ciudad de paso.

A partir del año 711, con la conquista musulmana, llega una etapa de la que han trascendido pocas noticias, por lo que no se puede afirmar que existiese Chipiona como pueblo. Sin embargo, se tiene noticia de que existió una mezquita, probablemente en el lugar en el que hoy está la Parroquia de Ntra. Sra. de la O, y una construcción defensiva donde se situa actualmente el Castillo.

En 1251 fue conquistada por Fernando III, “El Santo”, y en 1295 el Rey Sancho IV prometió la zona entre los ríos Guadalquivir y Guadalete a Alonso Pérez de Guzmán “El Bueno”, en las que se incluían Sanlúcar, Chipiona, Rota y Trebujena. Sin embargo, sería su hijo, Fernando IV quien haría efectiva la cesión de estas tierras en 1297.

En 1303, Isabel Pérez de Guzmán, hija de Alonso, recibe en dote las localidades actuales de Rota y Chipiona, por su matrimonio con Hernán Ponce de León, convirtiéndose en los fundadores de la Casa de Arcos.

En 1469, Don Rodrigo Ponce de León séptimo Señor de Marchena, tercer Conde de Arcos, Marqués y Duque de Cádiz, hereda la villa de Chipiona, ya independiente de Rota. El 7 de julio de 1477, otorga a sus habitantes la Carta Puebla, especie de contrato agrario colectivo que regulaba el uso de las tierras cultivables y el de los bienes del común.

Con la Carta Puebla se pretendió repoblar la zona, otorgando exenciones fiscales y privilegios, además de tierras y solares para viviendas. El lugar recibió el nombre de Regla de Santa María.

En 1471 se inició un conflicto en Andalucía, que da lugar en 1474 a una guerra civil por el trono.

Dos bandos: la Casa de Medina Sidonia y la Casa de Arcos y señores de Chipiona, que se disputaban el reino de Sevilla (provincias actuales de Huelva, Sevilla y Cádiz).

En 1477 los Reyes Isabel y Fernando visitan esta zona y consiguen la sumisión de D. Rodrigo Ponce de León (Casa de Arcos). Destaca la escala que hacen los Reyes Católicos en el antiguo convento de Regla.

El Descubrimiento de América (1492) trajo consigo un espectacular crecimiento en el comercio. Chipiona se benefició de nuevo de su situación, ya que debido al monopolio de Sevilla con las nuevas tierras conquistadas, la Flota de Indias se veía obligada a remontar el Guadalquivir desde Sanlúcar, lo que provocó una prosperidad indirecta de toda la zona.

Entre el 23 de agosto y el 30 de noviembre de 1702, dentro del contexto de la Guerra de Sucesión, se produjo el desembarco de la flota Anglo-Holandesa entre Rota y El Puerto de Santa María, el lugar donde estuvieron anclados fue frente a las costas de Chipiona. Al terminar la guerra, los Borbones anulan los poderes de las casas nobles, y de este modo cesan en Chipiona los Ponce de León.

El 1 de noviembre de 1755 el maremoto provocado por el terremoto de Lisboa pone en grave peligro las costas del municipio, ocasionando numerosos destrozos en edificios y corrales de pesca. Según la tradicición el municipio se salva gracias a la intervención milagrosa del Cristo de las Misericordias.

Se puede considerar al siglo XIX como una de las épocas más prósperas de la localidad, en la que prestan sus servicios tres personajes de indiscutible importancia: D. Jaime Font, el Padre Lerchundi y el Doctor Tolosa Latotur:


En 1863 se comienza a construir el faro, diseñado por el ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, D. Jaime Font, finalizándose cuatro años más tarde (1867). Se trata del faro más alto de España, toda una obra de ingeniería de primer nivel cuya finalidad era indicar la entrada del Río Guadalquivir (ver monumentos).

En 1882 desembarcaron en las costas chipioneras los franciscanos, de la mano del Padre Lerchundi, quien fundó en Chipiona una escuela de misioneros para el norte de África y Tierra Santa. Los franciscanos serían además los artífices de la construcción del Santuario tal y como lo conocemos actualmente (1904-1906).

El 12 de octubre de 1892, con motivo de la celebración del IV Centenario del Descubrimiento de América se colocó la primera piedra del primer Hospital Marítimo de España, el Sanatorio de Santa Clara.

El artífice del proyecto fue el Doctor Tolosa Latour, médico, catedrático en Pediatría y escritor, que dedicó su vida al fomento de la medicina infantil. Sus esfuerzos en pro de los derechos del niño consiguieron la promulgación de una Ley para la defensa del menor en 1904: “Ley Tolosa”. En una época poco salubre, se preocupó por el estudio de la Talasoterapia y la Helioterapia y los beneficios que aportaban en el organismo humano. Conocía el éxito que instituciones que se dedicaban a la curación mediante los efectos beneficiosos del mar y del sol habían tenido en Francia e Italia, y alentado por ello se decidió a poner en funcionamiento en España un centro de características similares, para lo que elige las playas de Chipiona.

Entre los motivos para elegir nuestras playas estaban el suave oleaje, la temperatura suave de sus aguas, ricas en minerales y yodo. Las playas de Chipiona son extensas, de arena blanca y fina y suaves pendientes, imperando el viento del oeste que viene directamente del océano. Para su proyecto el doctor cuenta con la ayuda del Padre Lerchundi, que llega a reunirse con la reina regente Mª Cristina, a quien propone patrocinar un hospital para niños basado en la talasoterapia. El ingreso de estos niños propicia que diversas familias aristocráticas se establezcan en Chipiona, edificando diversos chalets en la localidad, algunos diseñados por el prestigioso arquitecto Aníbal González.

Es entonces cuando se produce el germen del nacimiento del turismo en Chipiona, teniendo como referente a la playa de Regla, empezándose ésta a promocionar a finales del S. XIX y principios del XX.

En esta época el Ayuntamiento de la localidad concedía gratuitamente los terrenos colindantes, formados por grandes arenales, a personalidades relevantes de la sociedad como artistas, militares, grandes comerciantes, etc. a cambio de construir chalets y viviendas en lo que hoy conocemos como Paseo Marítimo Costa de la Luz.

Chipiona se convirtió así en un importante enclave turístico para las clases adineradas, teniendo su antecedente más notable en los duques de Montpensier, que hicieron de Chipiona una localidad de veraneo y balneario para la aristocracia.

Ya en el siglo XX, permanecieron alojados en el Castillo durante más de cinco años D. Carlos de Borbón y Dña. Luisa de Orleáns. Mª de las Mercedes de Borbón también habla en sus memorias de sus estancias en Chipiona.

En la década de los 60 se produce un intenso crecimiento del turismo en la costa española, favorecido por factores como el incremento del poder adquisitivo de la clase media o las vacaciones anuales pagadas. El boom turístico en Chipiona se ve favorecido por las conexiones con la capital andaluza y la del acceso a la compra del automóvil.

Numerosas familias procedentes de Sevilla pasaban las vacaciones en nuestra localidad, extendiéndose éstas desde el mes de junio hasta el de septiembre.

Chipiona se convierte así en una localidad con un alto porcentaje de viviendas de segunda residencia, en la que el turismo se concentra en los meses de verano. Actualmente, se está rompiendo con esta tendencia mostrando al turista la riqueza monumental y paisajistica del municipio que puede disfrutarse a lo largo de todo el año.

Otras rutas por la Costa Noroeste:

Sanlúcar de Barrameda - Ruta de la I Vuelta al Mundo y Ruta del Barroco
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Cerro del Águila en Sanlúcar de Barrameda
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Camino Natural Entre Ríos - Punta del Espíritu Santo (Sanlúcar) - NªSª de Regla (Chipiona)
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Sanlúcar de Barrameda - Punta del Espíritu Santo - Playas - Lagunas de Bonanza
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Pico de Barro - Costa Ballena - Vía Verde de Rota
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Playa de la Ballena(Rota)-Playa de las Canteras(Chipiona)
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Rota, ruta monumental
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/costa-noroeste-rota-ruta-monumental-79406867

Trebujena, pueblo con encanto
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Trebujena - Cortijo Alventus - Río Guadalquivir - Codo de la Esparraguera
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/costa-noroeste-trebujena-cortijo-alventus-rio-guadalquivir-codo-de-la-esparraguera-83564572

Playa de la Ballena - Corrales de Pesca - Castillo de Chipiona
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/costa-noroeste-playa-de-la-ballena-corrales-de-pesca-castillo-de-chipiona-85960804

Chipiona,ruta monumental – Corrales de pesca – Vía Verde Entre Ríos
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/costa-noroeste-chipiona-ruta-monumental-corrales-de-pesca-via-verde-entre-rios-88046579

Vía Verde Entre Ríos - Punta del Espíritu Santo (Sanlúcar) - Punta del Guapo (Chipiona) (Marea baja)
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Sanlúcar - Caño de Martín Ruiz - Río Guadalquivir - Caño del Cortijo Adventus
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Trebujena-Cortijo Alventus-Camino del Práctico -BAJO GUADALQUIVIR-Brazo del Este-Canal del Arroz-Los Palacios
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Lagunas de Bonanza- Salinas- V.G.Santa Teresa- Caño del Cortijo Adventus- Marismas de Henares- Monte Algaida
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Sendero de las Haciendas en Trebujena
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V.G. La Capitana - Colada del Galgo o del Bercial - Colada de los Cebollares - Camino de Chipiona
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/costa-noroeste-rota-v-g-la-capitana-colada-del-galgo-o-del-bercial-colada-de-los-cebollares-camino-141795430

Waypoints

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Punta del Guapo

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Puerto deportivo

El Puerto Deportivo de Chipiona se encuentra en la margen izquierda de la desembocadura del río Guadalquivir, en la conocida como Broa de Sanlúcar. Es un conjunto de modernas instalaciones construidas con motivo de la Expo 92 de Sevilla. Posteriores procesos de ampliación lo convierten en uno de los puertos deportivos más importantes de Andalucía.

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Búnker

La costa de Cádiz estuvo llena de unas construcciones militares llamadas búnkers (en Chipiona fortines), que ahora está catalogando la Junta de Andalucía. La mayoría de la gente suele relacionarlos con la guerra civil española, pero no es así, pertenecen a la época de la segunda guerra mundial y se construyeron en previsión de una hipotética invasión aliada en nuestra costa. Los historiadores aseguran que la construcción se llevó a cabo tras la Guerra Civil. Las autoridades, por entonces, entendían que la situación estratégica de España, y más en concreto de esta zona, convertían este tramo de la costa en una plaza muy deseada por los países que ya estaban involucrados en la II Guerra Mundial. Por esta razón, el Gobierno decide realizar en 1939 un fuerte despliegue militar por la línea costera sur entre Málaga y Portugal (zona del Algarve) temiendo una posible invasión anfibia por parte del ejército aliado. Dicha invasión estuvo pendiente de un hilo en 1942 ya que los aliados necesitaban la inactividad española para lanzar la operación "Torch", el desembarco en el norte de África, que apartaría Marruecos y Argelia al control de la Francia de Vichy, cogiendo a los ejércitos alemán e italiano entre dos fuegos, ya que la flota de invasión de Argelia debía concentrarse en aguas de Gibraltar, al alcance de las baterías de costa españolas.

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Monumento a Rocío Jurado

PictographBeach Altitude 4 ft
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Playa Cruz del Mar

Con una orilla de gran pendiente, al acercarse durante la bajamar, el corral de pesca de “La Longuera” domina la playa Cruz del Mar, quedando sus aguas acotadas por los muros de la barricada. Al noreste, la playa es limitada por la escollera del puerto pesquero deportivo de Chipiona, Al suroeste, un barranco junto a la plaza del castillo, marca el final de la playa. Sobre su paseo marítimo se encuentra el monumento “Cruz del Mar”. También conocida como la playa del Muelle, es una de las playa que se caracteriza por la excelente calidad de sus aguas y por su arena fina y blanca. La lengua de arena de la Playa de la Cruz del Mar tiene una extensión de 700 metros de largo por 50 metros de ancho. El nivel de ocupación, sobre todo los meses de verano, es alto debido no solo a sus servicios y la calidad de sus aguas sino también al paseo marítimo con el que cuenta. Está formada principalmente por arena fina y dorada y sus aguas son tranquilas y transparentes. Se encuentra situada localizada en la parte sur del Puerto de Chipiona.

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Corral Longuera

La hoy turística ciudad de Chipiona, ubicada a medio camino entre Rota y Sanlúcar de Barrameda (provincia de Cádiz), posee uno de los patrimonios marítimo-pesqueros más singulares de España: “Los Corrales de Pesca”. Ejemplo de transformación antrópica del medio natural y enclavados en la línea de playa de la ciudad, son recintos cerrados a modo de los formados para las salinas y que desde siglos permite una forma de pesca sostenible y respetuosa con el medio ambiente. Esta práctica se remonta a los romanos, si bien fueron los árabes los que más la explotaron. Su funcionamiento es sencillo, natural y basado en la observación de las mareas, actuando como si fueran un recipiente de agua que se llenan y vacían al ritmo marcado por esta, quedando atrapados los peces y mariscos con la vaciante, momento que aprovechan los mariscadores para su captura, ajustándose a estrictas normas que cumplen con escrupuloso respeto como código de buena conducta que hace que esta milenaria modalidad sea preservada. Su construcción es a base de piedras que son colocadas a modo de puzzle sin otra malgama que la arenilla, las algas y los moluscos que van haciendo su cometido de forma natural a través de los años, actuando como un pegamento natural que a la vez garantiza la solidez de la construcción. Forma sin duda un conjunto histórico, cultural y paisajístico que es herencia de una cultura pescadora muy antigua de la que no puedo certificar procedencia. A través de agujeros practicados en las partes bajas de sus paredes que se denominan “caños”, se colocan unas rejillas que permiten la salida o desalojo del agua pero no la del pescado o moluscos, que quedan atrapados, momento en el que entran en acción los denominados “catadores” quienes, respetando las especies en veda, así como los alevines y aquello que no van a consumir, atrapan. En Chipiona son varios los corrales de pesca que pueden visitarse. Nuevo, Cabito, Trapillo o Longuera son los nombre de los corrales de pesca que podemos ver en la playa Cruz del Mar -Las Canteras, en pleno corazón de la localidad y a muy pocos metros del famoso faro de Chipiona. En la Playa de Montijo encontramos el corral de pesca del mismo nombre y en la playa Camarón y en la playa de las tres piedras, encontramos los corrales de Mariño, Canaleta, Chico y Hondo.

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Parroquia Nª Sª de la O

La iglesia de Nuestra Señora de la O de Chipiona es un antiguo templo cristiano que se encuentra situada en el centro histórico de esta localidad. Su construcción responde a los cánones del estilo gótico propio del siglo XVI. Los primeros datos sobre la autoría de esta iglesia hacen referencia al arquitecto Diego de Riaño, el cual en el año 1533 hace constar en un poder notarial que es su Maestro Mayor de esta iglesia. Se cree que anteriormente fue mezquita durante la ocupación islámica, y que por debajo de ella, y según los documentos conocidos, existen restos de la anterior iglesia cristiana. De su etapa gótica conserva su organización espacial, el ábside y la bella portada lateral existente en la nave de la epístola; siguiendo las características constructivas del estilo gótico, dicha portada consta de un arco apuntado, un vano dintelado y un tímpano apuntado con decoración de rosetas y un óculo central con el anagrama de la Virgen. Sería a finales del siglo XVIII cuando se realizan en la iglesia unas reformas que dieron lugar a su configuración actual. Con un lenguaje y líneas clasicistas las obras fueron dirigidas por Fernando Rosales y Agustín Trujillo, maestros mayores de albañilería y carpintería del arzobispado, respectivamente. Como director a pie de obra estuvo al frente José Ruiz y para su realización se contó con fondos que fueron otorgados por el arzobispado y por la propia parroquia. Entre las reformas de esta época destacan el estado actual del presbiterio, la cubrición de las naves laterales y especialmente la decoración exterior de la iglesia, que se concentró en la portada principal a los pies, donde se encuentra una copia de la Virgen de la Rosa ya que la original, atribuida a Pedro de Millán del siglo XVI, fue guardada en el interior para su mejor protección.

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Ermita Cristo de las Misericordias

El nombre de "Ermita del Cristo de las Misericordias" le viene dado de muy antiguo a esta capilla, que está dividida en dos naves, una dedicada al culto y otra a la que se accede a través de una puerta interior y que se utilizó desde siempre como almacén, con un patio interior que recientemente se cubrió construyéndose una planta alta. La mitad de la planta baja está ocupada hoy por la Sala Capitular. La estructura de la fachada consta de una puerta dintelada, (antes, de medio punto), y dos ventanas de medio punto a la izquierda, junto a la puerta se pueden contemplar unos paños de azulejos del Cristo de las Misericordias y de la Virgen de la Soledad. Sobre la puerta de entrada se sitúa una espadaña con dos campanas. Muy restaurada, la antigua capilla anterior al año 1971 contaba con un artesonado de madera y cubierta de teja a dos aguas, y en lugar de ventanas tenía óculos u ojos de buey. Presentaba un retablo de tipo rocalla cuyas hornacinas laterales estaban ocupaban, a la izquierda por la Virgen de la Soledad y a la derecha por un San Cristóbal. Interior: Hoy, tras la restauración del año 1975, en el nuevo altar continúa ocupando el lugar central el Cristo de las Misericordias, titular de la Hermandad que tiene aquí su sede; a su izquierda la Virgen de la Soledad y a la derecha una imagen de San Juan. Frente a la puerta de acceso, una pequeña capilla acoge el grupo escultórico de Nuestra Señora de la Piedad, que presenta la conocida iconografía de la Virgen Madre con Jesús muerto en su regazo. Este conjunto de las dos imágenes forman parte del patrimonio escultórico de la Hermandad y fue incorporado a ella en el año 2006, siendo bendecido el día 12 de marzo de ese mismo año. Obra del imaginero Emilio López Olmedo, la Virgen de la Piedad hacía solemne Vía-Crucis por las calles de la feligresía desde entonces y hasta el 2010; y a partir del año 2011 viene realizando estación de Penitencia en la jornada del Miércoles Santo. El milagro: El 1 de noviembre de 1755 inundada Chipiona por las aguas del mar a consecuencia del Terremoto de Lisboa, sus habitantes sacaron al Cristo de las Misericordias en rogativa, y las aguas se retiraron hasta llegar a la Cruz del Mar. El suceso ocurrió el 1 de noviembre de 1755, a las 10 de la mañana. Desde aquel día, Chipiona conmemora la fecha del Día de los Santos con la salida procesional del Cristo de las Misericordias. A raíz del suceso del Maremoto, la imagen del Cristo de las Misericordias fue adquiriendo multitud de devotos.

PictographMonument Altitude 31 ft
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Monumento Cruz del Mar

Uno de los lugares más emblemáticos de Chipiona es la Cruz del Mar. Antiguamente era conocida como Puerta de la Mar, funcionaba como puerta marítima de entrada y salida de Chipiona de productos con otros pueblos y ciudades del resto de la Península y del extranjero a través del mar. Se tenía la costumbre de colocar una cruz a las entradas y salidas de los pueblos. En 1878 el Ayuntamiento de Chipiona decide arreglar el paseo marítimo, llamado “Cruz del Mar” ya que era el cruce entre la costa y una de las calles principales del municipio, la calle Isaac Peral. Se conmemoró la reforma con una placa que rezaba: “Se construyó en 1820, se reedificó en 1878” y se sustituyó la cruz de madera por una de hierro. Más adelante, en 1912, las bajadas a la playa se realizan por dos rampas, y varios hermanos de la Hermandad del Cristo de las Misericordias pusieron una nueva cruz en el monumento costero. La columna de mármol que sostenía el pedestal de piedra ostionera donde se hallaba la Cruz del Mar se colocó en 1955 y fue subvencionada por la familia sevillana Sánchez Bedoya. En 1991 se renovó la cruz, ahora hecha de acero inoxidable. El actual monumento conmemorativo, realizado en 2005 es una reproducción del que las anteriores generaciones del pueblo de Chipiona habían erigido, conservado y restaurado en tres ocasiones: años 1878, 1910, y 1955. Aunque existe la creencia generalizada en Chipiona, de que el origen de la Cruz del Mar es debida al suceso del Maremoto de Lisboa, no es así, la documentación contenida en el archivo de nuestro Ayuntamiento, o simplemente el cuadro al óleo existente en la Ermita del Cristo de las Misericordias que conmemora el hecho, reflejan la existencia de esta cruz con anterioridad a la fecha de 1755 en que se produce el citado maremoto. Sin embargo, cuando sucede este hecho, hace ya 262 años, el día 1º de noviembre de 1755, a las diez de la mañana, el pueblo de Chipiona y la Hermandad del Cristo de las Misericordias, acordaron llevar en rogativa al Cristo de las Misericordias hasta este lugar, la Cruz del Mar, para que intercediese por ellos. Desde entonces, todos los años, se continua realizando este acto, con el mismo recorrido que se hizo aquel día que sucedió el maremoto, siendo conducida en rogativa la Imagen del Cristo hasta este lugar, desde su Ermita en la Plaza de la Iglesia.

PictographCastle Altitude 26 ft
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Castillo

Actualmente el Castillo es el resultado de diferentes intervenciones que se han realizado en el edificio a lo largo de la historia como podemos contemplar actualmente. Su origen es incierto, ya que aunque tradicionalmente se ha atribuido su construcción a Alonso Pérez de Guzmán «el Bueno», estudios recientes lo sitúan en una época posterior, posiblemente el siglo XV. El castillo original tendría reducidas dimensiones, escasos vanos y una única planta. Entre los siglos XVI y XVIII se ejecutaron obras importantes en el Castillo que modificaron su distribución (interna y externa), y que dieron lugar a una nueva división de los espacios, nuevos vanos y una segunda planta. Según los registros públicos, se demuestra que el Castillo ha tenido diferentes usos a lo largo de la historia. Así por ejemplo, sirvió de sala capitular del consistorio chipionero, residencia del párroco de la villa (según actas capitulares del siglo XVII), cárcel local durante los primeros años del siglo XVIII, cuartel de la Guardia Civil a finales del siglo XIX y hotel durante los siglos XIX y XX.

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Ayuntamiento

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Corral Trapito

Los corrales de pesca son antiguos artes consistentes en cerramientos artificiales que, en el caso de Chipiona, se hacen sobre zona rocosa intermareal próximas a la orilla. Construidos a base de piedras porosas típicas de la zona (piedra ostionera), junto con los escaramujos, ostiones,marinas y otras especies, forman un argamasa que compactan y dar solidez al talud perimetral o muro. Por medio de una serie de caños, permiten la entrada del agua de mar con la subida de la marea, e impiden mediante el descenso de unas rejillas la salida de los peces cuando aquella va “vaciando”. De este modo, los corrales de pesca funcionan como trampas gigantes aprovechando el ciclo mareal. Su eficacia se incrementa durante las mareas vivas, porque es cuando entra más pescado, que finalmente quedan atrapados en la bajamar (“la vaciante”). En es entonces cuando son fácilmente capturados por los pescadores, en actividad denominada de “pesca a pie” o “marisqueo tradicional” Al menos desde el siglo XIV, la actividad en estos corrales estuvo regulada mediante concesiones señoriales, como demuestra la documentación recogida en otro portfolio de este Canal web (“Corrales de pesca: historia y cartografía (Chipiona, Cádiz). En la actualidad los mariscadores de estos corrales deben estar en posesión de la respectiva autorización administrativa y la asociativa local.

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Corral Cabito

Los corrales de pesca son cerramientos artificiales del mar. Ni más ni menos. Cerramientos que se cubren con la subida de las mareas, pero que cuando éstas bajan y el agua sale por pequeñas rejillas, dejan a las presas encerradas en esta especie de jaula de rocas donde son capturadas por el «catador», la persona responsable del corral de pesca y por tanto primera persona que entra a pescar en él. Este catador, lleva consigo un cuchillo de marea y una fija o un francajo, para moverlos entre las rocas y que las presas que por allí andan escondidas salgan al centro del corral de pesca, donde son capturadas. Una vez hecha «la cata» por el catador, es decir, una vez que el responsable del corral de pesca ha entrado y faenado por el corral buscando presas, pueden entrar en el corral el resto de mariscadores, quienes pueden capturar aquellas presas que el «catador» no ha podido capturar, no ha visto o le han podido esquivar. En cuanto a especies, algunas de las principales especies que pueden capturarse en los corrales de pesca de Chipiona son el róbalo, el sargo, boquerón, sardina, lenguado, dorada o corvina. Tampoco faltan los famosos chocos, almejas o camarones, ni por supuesto, los famosos ostiones.

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Photo ofCorral Nuevo Photo ofCorral Nuevo

Corral Nuevo

Un corral se compone de una pared, levantada con grandes piedras de la mar en la base y a los lados y rellena de cascotes y grava. La gran proliferación de ostiones, lapas y escaramujos que crecen sobre las piedras actúan a modo de «cemento natural» que compacta y da solidez al conjunto. La pared principal se ubica sobre una base sólida lo suficientemente fuerte como para resistir todo el peso que significa esta construcción. Dicho basamento o cimentación recibe el nombre tradicional de “zapata”, pieza fundamental de la resistencia de la masa rocosa a la que soporta, y no resulta visible al igual que en el caso de cualquier otro tipo de cimiento. Como elemento más visible y evidente de su estructura, los corrales de pesca están constituidos por una pared principal de piedra ostionera, que variará en anchura y altura, aumentando ambas conforme más alejadas de la línea de orilla se vayan encontrando, hasta alcanzar un máximo de unos dos o tres metros de anchura y unos dos metros o dos metros y medio de altura. Esta pared está formada por piedras ostioneras, que han sido obviamente colocadas por el hombre, pero que han terminado por compactarse y afianzarse en una masa sólida por la acción natural de moluscos (especialmente ostiones) y otras especies. Es importante que la pared, a lo largo de los varios de centenares de metros de su recorrido, mantenga siempre la misma cota en lo que se refiere a su coronamiento o zona superior, de tal manera que el corral “emerja” simultáneamente durante el movimiento de bajamar: la existencia de zona más bajas produciría efectos de corriente (succión) que ayudaría a los posibles animales encerrados (“acorralados”) a escapar hacia mar abierto. Dichas zonas más bajas reciben el nombre de “bajuras” o “bajauras”. Para hacer posible que el agua embalsada dentro del corral siga saliendo una vez que el nivel del mar ya ha quedado por debajo de la cota más alta de la pared, ésta cuenta con cierto número de aperturas a lo largo de su recorrido, que reciben el nombre de “caños”. El número, disposición, composición y ubicación de los caños cambia de un corral a otro dependiendo de factores tales como la superficie del corral (y, por ello, de la cantidad de agua embalsada), la longitud lineal de la pared y la orientación de ésta, el movimiento natural del agua durante la vaciante, etc. Los caños, aparte de su función específica, conllevan otro efecto simultáneo y menos positivo: hacen a la pared menos resistente en el lugar en que están practicados, al haberles retirado parte de su consistente estructura. Para paliar esta eventualidad los caños están flanqueados, en la cara interior de la pared del corral, por unos elementos de refuerzo que reciben el nombre de “estribos”. La función de los estribos es doble: durante el movimiento de vaciante procuran dirigir el agua saliente directamente hacia la apertura del caño, de tal manera que incidan lo menos posible sobre la estructura de la pared, evitando que esta se resienta de tal presión; durante el movimiento de creciente hacen las veces de contrafuertes que incrementan la resistencia del corral en estos puntos contra fuerza de la marea que crece hacia la pleamar y contra el embate de las olas. La explicación de que el agua pueda seguir saliendo por los caños sin permitir la fuga de los animales acorralados se encuentra en la existencia de los “zarzos”. Antiguamente los zarzos estaban confeccionados a base de sarmientos (las ramas resultantes tras la poda de las vides) entrelazados. No obstante, este material se degrada con gran facilidad, lo que hacía necesario repetir frecuentemente el tedioso trabajo de volver a construirlos e instalarlos. Por ello, con el tiempo se ha pasado a la utilización de elementos metálicos que, aunque también son nombrados por el nombre de sus antecesores, son más frecuentemente llamados “rejillas”. De acuerdo con la larga extensión de su pared, un corral de pesca abarca una gran superficie de terreno (entre 40.000 m2 y 70.000 m2), por lo que ha de ser dividida en sectores menores de manera que resulte posible la pesca en ellos. Las subdivisiones menores se efectúan con paredes de mucha menor entidad y que reciben el nombre tradicional de “atajos”. Los atajos, así pues, conforman las subdivisiones “artificiales” internas del corral, que recibirán dos nombres distintos: “Piélago” o “cuartelillo”: cuando en la subdivisión de que se trate aún quede encerrada una masa de agua. “Sequero”: cuando la subdivisión no encierre masa de agua o esta sea de muy poca profundidad. Por la propia orografía del corral, no obstante, en la bajamar pueden quedar espacios naturales de confines limitados en cuanto a la masa de agua que encierran. Estos espacios reciben el nombre de “lagunas”, cuando son someras en cuanto a su profundidad, u “hoyos”, si el volumen de agua encerrada cuenta con una profundidad de consideración. Como curiosidad es posible señalar que muchos de los piélagos o cuartelillos, sequeros y hoyos de los corrales tienen nombres para facilitar su localización dentro del corral o como referencia geográfica (“laguna de tierra”, “hoyo del rincón”, etc.). En el interior tanto de los piélagos o cuartelillos como de las lagunas se suelen instalar falsos refugios para atraer a su interior a las especies encerradas, y que en realidad facilitan su captura por el catador y el pescador a pie o mariscador tradicional, y que reciben el nombre de “jarife”: una simple losa de piedra sostenida horizontalmente por otras piedras que actúan como soportes de la primera. Obviamente, en determinados piélagos han quedado otros refugios de piedra de origen natural y que también atraen a las especies por la capacidad de protección que ofrecen. Estos reciben el nombre de “solapas”. Expuesto de este modo un corral de pesca o corral de pesquería parece (y lo es) un sistema sencillo de pesca... salvo en lo que a la necesidad de su mantenimiento permanente se trata, pues del fallo de cualquiera de estos elementos antes indicados (y teniendo en cuenta la gran extensión del corral, el limitado tiempo para los trabajos de mantenimiento durante la bajamar y la dureza de transportar, manipular y colocar las piedras) se torna un mantenimiento muy difícil.

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Playa de las Canteras

Esta playa alberga los corrales de Trapillo, Cabito y Nuevo en la Playa de las Canteras La playa de las Canteras se ubica en el centro histórico de Chipiona. Se trata de un antiguo talud costero erosionado. Esta playa, de trescientos cincuenta metros de largo, se compone de una franja corta de arena seca y una plataforma rocosa. Está conformada por tres pequeñas calas. La primera cuenta con una escalera de acceso y tiene una superficie de arena más grande que las demás. En la segunda encontrarás un restaurante a pie de playa. Y la tercera, dividida por los muros de los corrales de pesca, tiene acceso para personas con movilidad reducida.

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Mirador

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Faro de Chipiona

Mencionado en época Romana, por Pomponio Mela y Estrabón, cuentan que el general Quinto Servilio Caepión levantó una torre que llevaría su nombre, cerca del actual emplazamiento, para evitar el peligro del bajo de Salmedina. No se han conservado ni descubierto restos de aquella construcción hasta el día de hoy. Corría el año 1863 cuando los marinos que habitualmente navegaban por el río Guadalquivir vieron atendidas sus demandas y celebraban el inicio de la construcción de un faro que los guiase a través de una zona complicada con una barra donde solían encallar los barcos, en la desembocadura del río grande de Andalucía. Cuatro años después, el faro de Chipiona lucía por primera vez, convirtiéndose en un referente para embarcaciones de todo tipo. Además con sus 72 metros de altura se convirtió en el más alto de España y uno de los diez más elevados del mundo. Ciento cincuenta años después el Faro de Chipiona sigue cumpliendo con su labor resistiéndose al empuje de las nuevas tecnologías y postulándose como un complemento aún necesario para éstas. La torre que hay que subir para llegar hasta la linterna tiene 322 escalones. Un poco de historia: La historia de la Villa de Chipiona está intensamente relacionada con su faro. De hecho el escudo de la ciudad muestra una torre sobre el Mar, la Caepionis Turris, que el cónsul romano Quintus Servilius Caepion mandó construir para guiar a los barcos que navegaban por la zona. A lo largo de la historia y ante el aumento del tráfico marítimo a través de la desembocadura del Guadalquivir se hacía más necesaria la construcción de un faro permanente. En 1855 se solventaba en parte el problema con la instalación de un faro en una de las torres del Convento de Regla. Unos años después se decidió la construcción de un edificio ex profeso para albergar el faro. En un principio el faro funcionaba con aceite de oliva, más tarde con petróleo y parafina. En 1916 el combustible pasó a ser vapor de petróleo y así estuvo funcionando hasta 1942 cuando se instaló el sistema eléctrico. En 1964 el Gobierno de Estados Unidos decidió financiar la instalación de cristales en la cúpula para aumentar su potencia y que sirviera de referencia a los barcos y aviones de la vecina base militar de Rota. Por tanto el de Chipiona se trata de un faro aeromarítimo que se caracterizan por alcanzar su haz luz la misma distancia en horizontal como en vertical. En 1999 se cambió la lámpara existente por una nueva halógena, con alcance de ochenta millas y destellos cada diez segundos.

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Playa de Regla

Desde el faro de Chipiona a lo largo de todo el paseo marítimo se extiende a lo largo de 1,1 Km. la playa de Regla. Llamada así para hacer referencia al Santuario que se encuentra en la parte central de su paseo. El alto índice de iodo de las aguas que bañan la playa, generan la creencia de las propiedades curativas de las mismas, fundándose el primer sanatorio marítimo de España, el Sanatorio de Santa Clara (finales del s. XIX, principios del s. XX). Con gran cantidad de servicios y restaurantes, amplia franja de arena seca y un fondo arenoso, es la playa más frecuentada y turística del municipio. Un buen lugar para disfrutar con la familia del baño y el sol.

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Monumento a la luz

En la Playa de Regla, entre dos puntos luminosos, el Faro de Chipiona y el Santuario de Nuestra Señora de Regla, enclavado en el centro de la Costa de la Luz, se levantó en 1973 este original monumento a la Luz, como homenaje de los pueblos blancos de la costa de su nombre. A todo este torrente de luminosidad que día tras día ilumina a los pueblos de la Andalucía occidental. La idea surgió tras conocerse por parte del entonces Alcalde de Chipiona, D. Manuel Gutiérrez Amérigo de la obra del escultor Luis Alberto Arata y ver cómo su temática giraba en torno a los diversos efectos luminosos que se producen sobre distintas superficies tratadas. El monumento se puede definir de abstracto y constructivo. Tiene una altura de ocho metros sobre el pedestal y está formado por planchas de acero que se engarzan entre sí formando como una torre.

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Cementerio Paleocristiano

En las excavaciones arqueológicas realizadas este lugar se localizó una antigua población andalusí que pudo existir entre los siglos XII o XIII justo donde actualmente está edificado el Santuario de la Virgen de Regla. Y debajo de la misma, a mayor profundidad, un Cementerio Paleocristiano datado entre los siglos IV al VII. Encontraron sepulturas individuales en orientación este – oeste, túmulos funerarios.. Incluso, sorprendió el estado de conservación de los restos óseos así como de las estructuras funerarias encontradas. Todo este hallazgo indica la relevancia que tuvo este enclave, ubicado junto al mar, para los distintos pueblos y culturas que habitaron estas tierras.

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Humilladero

Según cuenta la tradición, este templete se construyó sobre el pozo en el que se ocultó la talla de la Virgen de Regla durante la ocupación musulmana. En un primer momento y según nos cuenta la leyenda, en este lugar se colocó una cruz, que sería suplantada en 1663 por una capilla al aire libre. Con la ayuda del Duque de Medina Sidonia, el Padre Nuño mandó trasladar la higuera y levantó una media esfera de arcos abiertos sobre cuatro pilastras. Una verja de hierro y una cruz metálica completaban el conjunto. Su trayectoria se divide en tres etapas: la obra o impulso del Padre Nuño, que duró hasta la exclaustración, aunque gravemente dañada por el maremoto de 1755; la restauración de 1852, tras diecisiete años de abandono; y las tres renovaciones de los franciscanos, en 1896, en 1947 y en 1991 respectivamente. El humilladero, tras la última restauración, conserva su estructura de pilastras angulares y la cúpula primitiva, aunque las arcadas permanecen cerradas. La verja de acceso parece ser la originaria de 1633. La decoración interior es reciente: el zócalo, que cubre la mitad inferior de las paredes es de cerámica sevillana. Los paramentos, en su parte alta, están recubiertos de azulejos que representan estrellas. En la parte frontal la imagen de la titular preside la mesa del altar, sobre el hueco del aljibe del hallazgo y en el que se puede leer «lugar de la aparición». El frontal del altar lleva escudos franciscanos a los lados. En los muros laterales se representan dos momentos relevantes de la historia de Regla: la llegada de la virgen marinera al antiguo castillo y el momento en el que el canónigo regular de león se detiene a descansar debajo de la higuera y se le aparece la Virgen. La cúpula, muy deteriorada, está decorada con lacerías, flores y ángeles, que sostienen un lazo que dice «Aquí fue escondida y hallada la Virgen María Puerta del Cielo». Del centro cuelga una lámpara de cerámica.

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Santuario Nª Sª de Regla

Tiene su origen en un castillo fortaleza, propiedad de los Ponce de León, Señores de Chipiona. D. Pedro III Ponce de León, cuarto señor de Marchena y primer Conde de Arcos lo donó a los agustinos en 1399, para convertirlo en iglesia y así dar culto a la Virgen. El castillo sufrió múltiples modificaciones a lo largo de los siglos para adaptarlo a sus usos religiosos, pero manteniendo siempre su imagen de fortaleza. Para su adaptación, con los favores de los Ponce de León, señores de Rota y Chipiona y los Pérez de Guzmán, señores de Sanlúcar. Además, se ofrecieron indulgencias para aquellos que visitasen y ofreciesen limosnas al Santuario, con las que se sufragaron las nuevas obras. El monasterio se ensancha en torno a dos patios: el llamado del Real y el Conventual, este último conocido como el Patio Mudéjar y joya del Santuario, destacando el aljibe (1460) y el ajimez o ventana con parteluz, que podría ser mozárabe. El siglo XVII supuso la edad de oro del Santuario, el culto a la Virgen de Regla cruzó fronteras por tierra y mar y se construyó el Humilladero. Ya en el siglo XIX, destacan dos fechas oscuras: 1808, año en el que debido a la invasión francesa los religiosos tuvieron que abandonar el Santuario, y 1835 en el que la Exclaustración de las Órdenes Religiosas hizo que los agustinos se vieran obligados a dejar este lugar, en esta ocasión para siempre. El Santuario fue víctima de expolios y cayó en el abandono, no así la imagen de la Virgen de Regla, que fue llevada hasta la Parroquia, lugar donde permanecería durante 17 años. En 1851, los Infantes de Orleáns, que habían establecido su residencia veraniega en la vecina localidad de Sanlúcar, hicieron una visita a Chipiona donde tuvieron conocimiento de la historia de la Virgen de Regla. Una vez conocida se propusieron restaurar la antigua iglesia y devolver la imagen a su lugar, teniendo lugar este regreso el 7 de septiembre de 1852. Se nombró al Padre Castro como capellán de la iglesia, abriéndose una nueva etapa en el Santuario hasta la llegada de los franciscanos. Durante la segunda mitad del siglo XIX, la Orden de San Francisco intentaba revitalizar sus misiones y restaurar Provincias y conventos extinguidos. En 1882, el Estado cede el Santuario al Padre Lerchundi, permitiéndole el establecimiento de un colegio de misioneros para Marruecos y Tierra Santa. Desde que los franciscanos se hacen cargo, la devoción popular hacia la Virgen cobra un auge sin precedentes. El proyecto de construcción de un nuevo templo, espacioso para el auge que había experimentado el culto, era una idea que acariciaban los franciscanos desde poco después de su llegada a Regla. Pero en 1899 pasó a la voz popular, cuando en la fiesta de la Virgen el predicador lanzó desde el púlpito la idea de levantar un nuevo templo. El 17 de mayo de 1904, se aprobó el derribo de la iglesia y en el mismo año se procedió a la construcción del nuevo templo. La obra, de estilo neogótico, se realizó en sólo dos años, y se inauguró en 1906 (a falta de la torre principal que se finalizaría en 1909). De interés: El Camarín de la Virgen. El Camarín de la Virgen está decorado con pinturas neobarrocas al fresco, que aluden a los diferentes milagros que realizó la Virgen de Regla. Destaca el adamascado de sus muros, algunos jarrones japoneses y sobre todo los cuadros o exvotos alusivos a la legendaria aparición de la Virgen de Regla, pintadas por Juan Laffita en 1933. El Patio Mudéjar. Corresponde a la época dorada de los Ponce de León y puede ser fechado a mediados del siglo XV. Es de estilo gótico-mudéjar. El pavimento, de losas de Tarifa, se conserva desgastado y en el centro se ubica un aljibe fechado en 1460 sobre el que en el siglo XVII se colocó un pedazo de brocal italiano. La originaria austeridad de este claustro sintonizaba perfectamente con la ornamentación propia de un santuario fortificado como debió ser en sus primeros tiempos. Los azulejos que hoy admiramos pertenecen también a la transformación barroca del claustro. Son paños pequeños de azulejería de Triana fechados en 1640, uno conserva dicha fecha, y decorados con motivos de animales, humanos y heráldicos, destacando el escudo de armas de los Ponce de León, patrocinadores de esta obra en esa fecha. El otro elemento más antiguo conservado es una elegante ventana geminada practicada en el muro que comunica este patio con la antesala capitular. Es un bello ajimez compuesto de doble arco de herradura apuntada.

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Mercado de Abastos

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Pozo Romero

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Carril Bici con barreras protectoras

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Pinar

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Pinar de la Villa

El origen de la actual fiesta del Pinar se encuentra, en una pequeña fiesta campera, allá por los años cincuenta, que se organizaba bajo la dirección del hacendado en tierras chipioneras. Luís Caballero, Un Señor conocido y querido por muchos, por la ayuda que prestó a la gente del campo en los tiempos difíciles que, en aquella época, muchos debieron vivir. Luís Caballero, sentía predilección por las personas necesitadas y por la devoción que procesaba a nuestra Patrona, la Virgen de Regla. Luis Caballero, padre de los actuales Caballeros de Chipiona dueños de la conocida empresa de vinos, organizaba en el mes de septiembre una fiesta, para conmemorar el final de la Campaña y antes de comenzar el nuevo curso escolar, en la capilla escuela que era de su propiedad. Esta capilla se utilizaba para dar clases a los niños del campo, fuera cual fuera su edad, donde además se oficiaba una misa todos los domingos. A raíz de esta fiesta campera, el grupo de alumnos de las clases nocturnas, animados por el padre Emilio María Alonso de Prado (director de la escuela), deciden constituir una Hermandad. Pero para que podamos entender una historia de otros tiempos, también es necesario conocer cómo vivían, por aquel entonces, los agricultores de esta tierra. Todos los datos que conocemos nos muestran, en esta época, la solidaridad, familiaridad y colaboración que existía entre todos los agricultores, que ya comenzaban a vislumbrar los signos de la modernización en sus campos, como el regadío. Para todos ellos era muy importante perpetuar la celebración de esta fiesta de campo, a la que tenían un especial cariño. En aquellos años, la figura de la Iglesia jugaba también m papel muy importante, Los sacerdotes recorrían las casas del campo, creando entre ellos y los agricultores, un enorme cariño y respeto, que aún perdura. Comparando la situación en la que nació esta Hermandad con la actual. Nace en una época totalmente diferente, en lo referente a lo social y a lo económico. De una fiesta rural, tomada por gente del campo guiadas por un sacerdote, dentro de un marco de propiedades privadas, ha pasado a ser una Hermandad en la que la mayoría de sus componentes son gente del pueblo, con una pérdida en cuanto a la idea original: de una fiesta estrictamente para gente del campo, poco a poco con ganas y empeño, se ha transformado en algo más. El progreso que se ha conseguido es asombroso, de una pequeña fiesta campera ahora pasamos a una Romería con altos presupuestos, cargada de casetas.

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Ermita de Nuestra Señora de Regla del Pinar

La capilla escuela, propiedad de los Caballero, se fundó el 12 de octubre de 1948. A partir de ese día, la gente del campo pudo disfrutar de las clases, de las misas de diferentes actos culturales, de reuniones... Uno de los primeros padres y maestros que pasaron por esta capilla fueron el padre Peñuelas y el padre Emilio con el que, más tarde, comenzarla la vida de la Hermandad. Los primeros maestros de esta escuela, por su parte, fueron María Luisa Ensizo y Carmen Polo García. Son mujeres y sacerdotes que dieron lo mejor de sí mismos por el campo, por la gente del campo. La actual imagen de la Virgen de Regla del Pinar es obra del padre franciscano Fr. Francisco Fernández y data del año 1977. Así como la actual capilla fue inaugurada el día 9 de noviembre de 1980, siendo hermano mayor D. Lucas Pereira. En el año 2012 se cumplieron los 50 años de la fundación de la Hermandad, hecho que se vivió de manera extraordinaria con la venida de la Virgen a la Parroquia de Ntra. Señora de la O, y no al Santuario de Ntra. Señora de Regla como es habitual, desde donde comenzó la romería. En noviembre del año 2016, con motivo del cierre del Año Jubilar de la Misericordia, la Virgen de Regla del Pinar fue trasladada desde su Ermita en el Pinar de la Villa, hasta el Santuario de Nuestra Señora de Regla Coronada, donde pernoctó durante tres días y coincidió con la Imagen del Santísimo Cristo de las Misericordias, que también fue trasladado por tal efemride.

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Vía Verde Entre Ríos

Siguiendo el "Tren de la Costa": Este Camino Natural aprovecha el antiguo trazado de la vía férrea que unía El Puerto de Santa María con Sanlúcar de Barrameda, el llamado “Tren de la Costa”, construido fundamentalmente para el transporte del vino jerezano hacia puerto para su posterior exportación hacia Inglaterra por mar. Las poblaciones de partida y final del “Tren de la Costa” se corresponden con las desembocaduras de los ríos Guadalete (en el Puerto de Santa María) y Guadalquivir (en Sanlúcar de Barrameda) a los que hace referencia el nombre de este itinerario “entre ríos”. Durante el recorrido se puede observar el paisaje agrícola tradicional de la zona, con diferentes grados de intensidad. A lo largo de los casi 9 km del camino en Chipiona desde el límite con Rota hasta el límite con Sanlúcar de Barrameda se atraviesa un paisaje eminentemente agrícola, con numerosos invernaderos hortícolas y de flor cortada de gran importancia en la economía local, así como otros cultivos menos intensificados. Este Camino Natural permite disfrutar también del ecosistema de los pinares costeros, que contribuyen a fijar las dunas móviles y a aumentar y mantener los recursos hídricos tan escasos en estos territorios. Al punto de partida del Camino Natural se llega tomando un pequeño desvío a la altura del kilómetro 4 de la A-491, justo enfrente de la urbanización Costa Ballena, donde enlaza con el Camino Natural Vía Verde de Rota. Desde el inicio, el sendero discurre por un firme de gravilla perfectamente acondicionado para la circulación a pie o en bicicleta y delimitado con pivotes en todos sus cruces para impedir el paso de vehículos. El primer tramo del Camino transita entre extensos cultivos herbáceos de regadío y pequeños viñedos, ofreciendo una imagen característica de uno de los paisajes agrícolas predominantes en la zona, donde no es difícil avistar especies como la abubilla (Upupa epops), el jilguero (Carduelis carduelis), la tarabilla común (Saxicola torquatus) o el cernícalo vulgar (Falco tinnunculus). Tras un primer cruce con la carretera que va a la Venta del Montalbán, debidamente señalizado como el resto de las numerosas intersecciones que salen al paso del visitante, a la derecha en el sentido de la marcha aparece una línea de chumberas (Opuntia maxima) y cañaverales (Arundo donax) que evidencia el paso del Arroyo de los Majadales. El camino continúa de nuevo entre cultivos y una zona de matorral bajo con numerosos palmitos (Chamaerops humilis) y chumberas que destacan sobre el tapiz de hierbas silvestres, cuya floración en primavera proporciona un bonito colorido al paisaje. Bajo la sombra que proporcionan los árboles que aparecen flanqueando el camino, se deja a un lado el vivero municipal, donde se encuentra la Escuela Taller El Pinar. Poco a poco aparecen dispersos bonitos ejemplares de pino piñonero (Pinus pinea) como prolegómeno del más que reseñable Pinar de Peritanda, que unos metros más adelante el viajero puede contemplar en toda su plenitud. Al llegar al cruce con la Colada de Chapitel, en el puente sobre el Arroyo del Barrancón, merece la pena desviarse unos metros del recorrido para disfrutar de este bonito paraje, en el que una masa arbolada de pino piñonero, prácticamente monoespecífica, es acompañada de un rico sotobosque con multitud de especies típicas del monte mediterráneo, como acebuche (Olea europaea var. sylvestris), coscoja (Quercus coccifera), mirto (Myrtus communis), palmito, lentisco (Pistacia lentiscus), romero (Rosmarinus officinalis), cantueso (Lavandula stoechas) o retama blanca (Retama monosperma), además de contar con un estrato herbáceo con multitud de especies anuales como el gamón (Asphodelus sp.), cuya floración llena de color este rico ecosistema. Este entorno acoge también una variada fauna, con presencia entre otros de conejo (Oryctolagus cuniculus), y lirón careto (Eliomys quercinus), además de una numerosa avifauna con especies como la curruca capirotada (Sylvia atricapilla), la cabecinegra (Sylvia melanocephala), el pinzón vulgar (Fringilla coelebs), el verderón común (Carduelis chloris), el petirrojo (Erithacus rubecula), el milano negro (Milvus migrans) o el autillo (Otus scops). Varios reptiles encuentran aquí un espacio óptimo para desarrollarse, como el lagarto ocelado (Timon lepidus) y la culebra de escalera (Rhinechis scalaris), además del autóctono camaleón común (Chamaeleo Chamaeleon), especie catalogada de Interés Especial, cuyas características se explican con detalle en el Centro de Interpretación de la Naturaleza y el litoral “El Camaleón”, ubicado en la zona litoral del Plan Parcial de La Laguna de Chipiona. En este pinar se encuentra la Ermita de la Virgen de Regla, en torno a la cual se festeja el primer domingo de junio la popular Romería del Pinar, que data de 1948, en la que una carreta tirada por bueyes acompañada de carrozas, caballistas y romeros, devuelve la imagen de la Virgen de Regla del Pinar desde el Santuario de Chipiona, donde ha sido trasladada en peregrinación tres días antes. Numerosos bancos y zonas de recreo invitan a descansar en este bonito rincón antes de continuar nuestra ruta por el Camino Natural, que se adentra ahora en una zona bastante antropizada, con numerosas viviendas flanqueando el camino. Tras un nuevo cruce, el paisaje vuelve a cambiar apareciendo, a ambos lados del camino, numerosos cultivos intensivos e invernaderos; en poco más de 1 kilómetro, tras cruzar la Colada de Puerto Romero y después de una larga recta, los hitos kilométricos de la antigua vía férrea que se han mantenido junto al camino trasladan al visitante por un momento a los tiempos en los que por este mismo trazado circulaban numerosos trenes cargados de vino jerezano, dulce sangre de esta tierra que tanta riqueza ha generado, cuyo destino principal era la exportación hacia tierras inglesas. No en vano, Chipiona cuenta con el Museo del Moscatel que permite al visitante conocer la historia y la cultura milenaria de estos caldos, además de celebrar las Fiestas del Moscatel a finales de julio y primeros de agosto. Enfilando una larga recta entre campos de cultivos, interrumpida tan solo por otro cruce señalizado, se alcanza la avenida de la Estación donde existe un panel explicativo de Chipiona y de las obras de acondicionamiento realizadas para esta Camino Natural. Sobrepasada la carretera, el recorrido se adentra por el casco urbano de Chipiona y, sorteada una rotonda por un paso de peatones, en el kilómetro 14 el camino alcanza la vieja Estación de Chipiona, uno de los últimos vestigios de la antigua vía férrea, y que resiste al paso del tiempo convertida en vivienda particular. Tras recorrer unos 300 metros, el viajero se encuentra con la avenida de Granada, debiendo desviarse para cruzarla con precaución por el paso de peatones situado unos metros a la derecha; en esta rotonda, se puede contemplar una reproducción de la imagen de la virgen Nuestra Señora de Regla, patrona de los hombres de la mar, a la que se tiene una gran veneración en el municipio. Una vez cruzada la carretera, el recorrido continúa por la plataforma ferroviaria entre invernaderos, viviendas particulares y pequeñas huertas hasta que en unos 400 metros se alcanza un pequeño tramo de carril bici que se solapa con el Camino Natural, para cruzar por otro paso de peatones la calle que viene desde el puerto y que desemboca en el camino de Granadillos. Desde aquí es posible divisar la Costa de la Grajuela y al fondo la Punta del Guapo y el puerto deportivo, junto al cual se encuentra uno de los famosos y tradicionales Corrales de Pesca; cerramientos artificiales realizados con piedra ostionera sobre la zona rocosa intermareal, que funcionan como gigantescas trampas para la pesca aprovechando la acción de las mareas. Dejando a la derecha el camino de Granadillos, el viajero debe seguir recto por el camino delimitado ahora por una barandilla de madera. Tras recorrer unos 250 metros, a la altura de la puerta de entrada de la finca San José y en la intersección con el camino que va al paraje del Ventisquero, comienza un pequeño tramo asfaltado de unos 50 metros en el que hay que extremar la precaución al compartirse con vehículos motorizados. Una vez superado este punto, el itinerario prosigue entre huertas, viñedos, algún frutal, cultivos herbáceos de regadío (patatas, zanahorias, cebollas…), invernaderos de hortícolas y alguno de flor cortada, principalmente de clavel, sector que tuvo una gran importancia en la economía local, siendo Chipiona uno de los principales exportadores hacia centro Europa. Actualmente se mantienen en uso sólo parte de los invernaderos que funcionaban en los años de máxima actividad, siendo ya prácticamente inexistente la exportación, aunque continúe siendo el mayor productor nacional de flor cultivada. Inmediatamente antes del siguiente cruce, a 1,2 kilómetros del final del trayecto, coincide con el final de los tramos delimitados con barandilla. En estos últimos kilómetros, el camino transcurre entre viviendas particulares, eriales y algún invernadero abandonado hasta desembocar en el camino de la Reyerta, marcado con el pK 18, punto final de este tramo del Camino Natural de Entre Ríos.

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Antigua Estación de tren de Chipiona

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Monumento a la Virgen de Regla

Bajo la imagen de la Virgen se sitúa el escudo de Chipiona y la nomenclatura "Chipiona a Nuestra Señora de Regla". Además, la parte central cuenta con cuatro caras elaboradas en alto relieve y mosaico. Cada una de ellas está dedicada a una seña de identidad de la localidad, al turismo y el medio ambiente, la pesca, la agricultura y el arte, y, todo presidido por la patrona de Chipiona, ofreciendo así un símbolo completo de la identidad de nuestro pueblo que podrán ver todas aquellas personas que accedan al municipio. Además la glorieta cuenta con una zona ajardinada, un sistema de luces de colores nocturnas que se alternan y combinan con riego de pulverización.

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Playa Micaela

La playa Micaela, de 500 metros, es una pequeña cala comprendida entre el Puerto Deportivo y la playa de Montijo.. El color de la arena es dorada y su composición es principalmente de arena. Es una zona de aguas tranquilas. Con las mareas, el espacio de arena útil varía mucho. En ella hay un búnker del siglo XX, construido por prisioneros de la Guerra Civil Española a principios de los años cuarenta, siguiendo las directrices de la Alemania de Hitler, que regenta sus orillas marcando en sus muros el vaivén de la marea. Durante las mareas vivas, las calas más pequeñas que la rodean, desaparecen y el agua golpea directamente con el talud de baja altura que respalda la playa. La protección de las escolleras de ambos lados, hace que las aguas sean tranquilas y crean una zona muy agradable para el baño.

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