Contrebia Leucade

Pocos lugares hay como Contrebia Leucade. Habitada en la Edad del Hierro (existió un poblado, apenas excavado, en el cerro occidental), fue el lugar escogido para establecer una de las mayores ciudades de Celtiberia, cuyos restos son un impresionante testimonio de su conocimiento y organización social. Posteriormente los romanos dejaron una enorme huella en el lugar, para ser luego sustituidos por asentamientos visigóticos y, más tarde, por pobladores musulmanes y cristianos durante el Medievo. Ciudad muerta durante varios siglos, los arqueólogos han sabido restaurar su memoria, ahora estimulante y a la vez aleccionadora. Tal vez ninguna otra ciudad muerta en España tiene tanta historia y tan impresionantes restos para recordarla.
Los restos de presencia humana más antiguos se remontan a los alrededores del año 1.000 a.C, a finales de la Edad del Bronce, y el poblado más antiguo fue construido hacia el año 700 a.C. en el cerro occidental, durante la Primera Edad del Hierro, estando protegido por una muralla de más de 2 metros de grosor, levantada con dos paramentos verticales de piedras, de gran tamaño en el muro exterior. En el siglo III a.C. la ciudad se desarrolla y aumenta sus defensas en respuesta a los cambios sociales y a la posterior llegada de los romanos. Hacia 188 a.C. los celtíberos son derrotados por los romanos en las proximidades de Calahorra (la Calagurris romana), pero es en el 181 a.C. cuando Tiberio Sempronio Graco conquista un buen número de ciudades celtíberas y funda Graccurris junto a la desembocadura del río Alhama; los relatos de esas campañas indican que esa parte de La Rioja estaba bastante poblada y que sus habitantes tenían una gran capacidad bélica y organizativa. Tras volver a ser independiente, los romanos vuelven a conquistar Contrebia en el año 142 a.C, y de nuevo lo hacen durante las guerras de Sertorio en el año 77 a.C, tras un asedio que se prolongó durante 44 días según Tito Livio. A partir de ese momento los romanos construyen una nueva ciudad sobre las edificaciones celtibéricas previas, de la que quedan abundantes restos, destacando la muralla Norte, de la época imperial. Los últimos siglos de dominación romana fueron una etapa de decadencia, pero a partir del siglo VII la ciudad vuelve a crecer (destacando por su magnitud el gran número de enterramientos de la época visigótica), prolongándose la actividad constructora hasta el siglo IX. La etapa musulmana se caracteriza por los intentos de evadirse al poder central de Córdoba y la modificación del urbanismo, que se acelera posteriormente, eliminando las paredes celtibéricas de mampostería para crear superficies planas sobre las que levantar nuevas paredes, y que son ocupadas por un alto número de individuos, que transforman muy notablemente la arquitectura del lugar, aunque siguen siendo evidentes los restos de épocas pasadas. Más tarde, la progresiva decadencia de la ciudad la convierte en un despoblado, del que existen limitadas noticias hasta el siglo XX, cuando Juan Manuel Zapatero publicó un libro sobre el lugar e invita a Blas Taracena a visitar el lugar. A partir de 1924, y singularmente con las excavaciones de 1934 y 1935, Taracena dirige la recuperación inicial del lugar, que será ampliada con nuevas campañas de excavaciones que comienzan en 1977, 1989 y 2000, y se prolongan hasta la actualidad.
La ruta seguida tiene como base el recorrido de la visita guiada (en nuestro caso por una guía con gran conocimiento del lugar y excelente capacidad para transmitirlo; es una visita que claramente es muy recomendable), ampliado con una subida desde la puerta Sur hacia la cima dominante, siguiendo la muralla romana y el foso, así como por una subida desde la misma puerta Sur hacia el lugar del antiguo poblado prehistórico, y por un corto recorrido exterior por el valle del río Alhama para ver las obras de abastecimiento de aguas y las paredes rocosas que hacían innecesarias defensas adicionales contra posibles invasores en esa zona.
Una ruta corta, fácil (salvo en las subidas al foso y al asentamiento de la Edad del Hierro, que son más complicadas y no deberían ser intentadas por niños o personas con problemas de movilidad), de enorme belleza y significación histórica. Muy, muy, muy recomendable. Vaya con guía y después pase por el Centro de Interpretación en Aguilar del Río Alhama y disfrute de la información suplementaria, realmente merece la pena.