Collioure
near Collioure, Occitanie (France)
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Itinerary description
Collioure es muchas cosas para los españoles: una parte del territorio español durante varios siglos, el lugar donde está enterrado Antonio Machado (junto a su madre), el lugar donde está uno de los castillos más bonitos del Mediterráneo, un punto estratégico rodeado de fuertes defensivos y torres de observación,..., pero siempre, y para todo el mundo sea la que sea su nacionalidad, es un lugar bellisimo que merece la pena, y mucho, visitar. Para un paseo tranquilo, los senderos al borde del mar son una delicia; para el senderista más esforzado, intente visitar los fuertes de la periferia y tendrá una ruta muy interesante por las vistas, y exigente en lo físico, sobre todo si va en verano y hace calor.
Collioure fue, en la época medieval, el puerto comercial más activo del Rosellón. Tras la conquista por las tropas de Luis XI en 1463 se construyó el Castillo sobre un espolón rocoso que separa dos ensenadas en el puerto, y en el que los Reyes de Mallorca habían construido un torreón cuadrado. Posteriormente, Carlos I y Felipe II transformaron el conjunto en una ciudadela, protegida por otras construcciones defensivas más alejadas como el fuerte de St Elm o el fuerte Miradou. Posteriormente Vauban haría el resto de las varias fortificaciones de la ciudad y su entorno. Durante el último siglo las anchoas de Collioure han tenido gran fama; la crema de anchoa en tubo y las aceitunas rellenas de anchoa, se dice que fueron creadas aquí.
Nuestra ruta comienza en el centro de la población, al lado del Chateau Royal, que rodeamos por la izquierda, donde hay una especie de canal seco, por donde debe bajar agua en época de lluvias, con montones de restaurantes populares, en lo que se conoce como muelle del Almirauté. Atravesamos un pequeño puente para seguir hacia la playa de Boramar, al borde del Vieux Quartier, por detrás del cual se ve el Fuerte Miradou, y seguimos hasta la iglesia fortificada de Notre Dame des Anges (construida en el siglo XVII), cuyo campanario, con una curiosa cúpula rosa, era antiguamente el Faro del Puerto Viejo, y que contiene retablos y un tesoro de cierto interés. Desde aquí continuamos hacia la Chapelle de St-Vincent y el final del muro de cierre del puerto. Volvemos atrás, y pasamos por delante del Chateau Royal para alcanzar la ensenada de la derecha, por un sendero empedrado con preciosas vistas al mar, llegando a la playa de la ensenada, vacía a estas horas y llena a mediodía. Al final de la ensenada, un sendero empedrado rodea la punta y prosigue hasta una cala situada un poco más lejos; los restaurantes de esta zona son de gran calidad, obviamente más caros, y las vistas al atardecer son increíbles (una cena aquí será sensiblemente más cara que en el Almirauté, pero puede que la recuerde durante mucho tiempo). Antes de empezar este sendero vemos a la derecha una antigua iglesia, ahora transformada en bodega cooperativa: es el antiguo convento de los Dominicos, pero ya no hay nada que visitar.
Así que continúo la ruta por la acera de la carretera que sigue hacia Port Vendres, tomando las desviaciones que nos acercan hasta el mismo borde del mar en diferentes puntos. Algo más adelante me separo del mar para cruzar directamente el istmo que separa Collioure de Port Vendres, donde desayunaré en una Boulangerie que a las 7,30 ya estaba abierta. Sigo hacia el centro de la población, viendo señales frecuentes de carretera hacia el fuerte St. Elm, pero en lugar de seguirlas, subo por una escalera al fondo de la bahía que me lleva hacia la parte alta de Port Vendres, y en lo más alto encuentro señales de un sendero que sube hasta el fuerte, por un camino asfaltado sin tráfico. Cuando llego al fuerte me lo encuentro cerrado, y no veo carteles que digan a qué hora se abre, así que hago fotos y a continuación tomo un sendero a la derecha que baja rápidamente hacia Collioure, a donde llego en poco tiempo. Un rápido baño en la ensenada para refrescarme y llegada al lugar de inicio en pocos minutos.
Collioure es un lugar que merece ser visitado, incluso si para ello debe desplazarse una distancia considerable. Port Vendres no me parece demasiado interesante. Los fuertes son interesantes, y el de St. Elm tiene unas vistas impresionantes. La ruta, sin ser exigente, es recomendable hacerla temprano o fuera de la temporada calurosa.
Collioure fue, en la época medieval, el puerto comercial más activo del Rosellón. Tras la conquista por las tropas de Luis XI en 1463 se construyó el Castillo sobre un espolón rocoso que separa dos ensenadas en el puerto, y en el que los Reyes de Mallorca habían construido un torreón cuadrado. Posteriormente, Carlos I y Felipe II transformaron el conjunto en una ciudadela, protegida por otras construcciones defensivas más alejadas como el fuerte de St Elm o el fuerte Miradou. Posteriormente Vauban haría el resto de las varias fortificaciones de la ciudad y su entorno. Durante el último siglo las anchoas de Collioure han tenido gran fama; la crema de anchoa en tubo y las aceitunas rellenas de anchoa, se dice que fueron creadas aquí.
Nuestra ruta comienza en el centro de la población, al lado del Chateau Royal, que rodeamos por la izquierda, donde hay una especie de canal seco, por donde debe bajar agua en época de lluvias, con montones de restaurantes populares, en lo que se conoce como muelle del Almirauté. Atravesamos un pequeño puente para seguir hacia la playa de Boramar, al borde del Vieux Quartier, por detrás del cual se ve el Fuerte Miradou, y seguimos hasta la iglesia fortificada de Notre Dame des Anges (construida en el siglo XVII), cuyo campanario, con una curiosa cúpula rosa, era antiguamente el Faro del Puerto Viejo, y que contiene retablos y un tesoro de cierto interés. Desde aquí continuamos hacia la Chapelle de St-Vincent y el final del muro de cierre del puerto. Volvemos atrás, y pasamos por delante del Chateau Royal para alcanzar la ensenada de la derecha, por un sendero empedrado con preciosas vistas al mar, llegando a la playa de la ensenada, vacía a estas horas y llena a mediodía. Al final de la ensenada, un sendero empedrado rodea la punta y prosigue hasta una cala situada un poco más lejos; los restaurantes de esta zona son de gran calidad, obviamente más caros, y las vistas al atardecer son increíbles (una cena aquí será sensiblemente más cara que en el Almirauté, pero puede que la recuerde durante mucho tiempo). Antes de empezar este sendero vemos a la derecha una antigua iglesia, ahora transformada en bodega cooperativa: es el antiguo convento de los Dominicos, pero ya no hay nada que visitar.
Así que continúo la ruta por la acera de la carretera que sigue hacia Port Vendres, tomando las desviaciones que nos acercan hasta el mismo borde del mar en diferentes puntos. Algo más adelante me separo del mar para cruzar directamente el istmo que separa Collioure de Port Vendres, donde desayunaré en una Boulangerie que a las 7,30 ya estaba abierta. Sigo hacia el centro de la población, viendo señales frecuentes de carretera hacia el fuerte St. Elm, pero en lugar de seguirlas, subo por una escalera al fondo de la bahía que me lleva hacia la parte alta de Port Vendres, y en lo más alto encuentro señales de un sendero que sube hasta el fuerte, por un camino asfaltado sin tráfico. Cuando llego al fuerte me lo encuentro cerrado, y no veo carteles que digan a qué hora se abre, así que hago fotos y a continuación tomo un sendero a la derecha que baja rápidamente hacia Collioure, a donde llego en poco tiempo. Un rápido baño en la ensenada para refrescarme y llegada al lugar de inicio en pocos minutos.
Collioure es un lugar que merece ser visitado, incluso si para ello debe desplazarse una distancia considerable. Port Vendres no me parece demasiado interesante. Los fuertes son interesantes, y el de St. Elm tiene unas vistas impresionantes. La ruta, sin ser exigente, es recomendable hacerla temprano o fuera de la temporada calurosa.
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Easy to follow
Scenery
Easy
Collioure es un pueblo maravilloso, al igual que las vistas desde los fuertes.
Un precioso pueblo catalán en Francia
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Moderate
Hay que ver la tumba de Antonio Machado
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Moderate
Collioure y su entorno son un magnífico destino, de monte y de playa.
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Moderate
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