COLLADO DE LA PIEDRA SAN MARTÍN-COLLADO Y PICO DE ARLAS-COLLADO PESCAMOU-PICO MURLONG-FUENTE LA CONTIENDA-PIRINEO NAVARRO

Marcha realizada el jueves 13 de julio de 2017
AVISO: Se entiende, que todo aquel que quiera realizar esta misma ruta, asume la responsabilidad que conlleva una actividad no exenta de posibles riesgos o incidentes, en un entorno en el que el sentido común y las circunstancias pueden marcar la diferencia entre pasar un buen día o todo lo contrario.
Casi sin querer, hemos coincidido con la festividad que recuerda y conmemora los seiscientos años de la ofrenda de las tres vacas, que cada año en esta fecha, se celebra en la mismísima Piedra de San Martín. Ya la policía foral, que regulaba el tráfico en la carretera, nos dijo que dicho ritual no debería alargarse más allá de las doce y media, por lo que tras hacer un poco de tiempo, asomándonos al collado del Soum de Leche (para los franceses) o Pico Leja, para ver la parte francesa, que por cierto estaba totalmente cubierta de nubes bajas, volvimos cuando la misa (oficiada en francés y español) se encontraba ya en plena eucaristía y a punto de acabar. Después el acto de firmas y discursos por parte de las autoridades francesas y españolas, para pasar a la selección de las tres vacas en una especie de corral improvisado con vallas. Y para acabar una especie de paseíllo, primero andando y luego trotando, que hacían los mozos navarros, con unos grandes cencerros sujetos a los riñones.

Acabada la ceremonia, según nos habían dicho, empezamos la marcha prevista con tiempo más que de sobra. Desde la Piedra San Martín, subimos un fuerte repecho, de poco más de cincuenta metros de desnivel, para acabar enlazando con el sendero que utilizamos desde la zona de la carretera en la que nos mandó aparcar el policía. Un nuevo ascenso, esta vez más tendido que el anterior para enlazar con el GR o camino que aquí se utiliza para subir hasta la cumbre más alta de este sector de los pirineos, que para los franceses es el pico de Anie mientras que para los vacos y navarros se trata del Auñamendi. Ochocientos metros después nos encontramos en un colladito entre la cumbre del Mombiela y la base del pico Arlas. La verdad es que desde abajo impresiona la pirámide que constituye este macizo del Arlas, al que para subir en la ida, se recomienda continuar con la misma dirección este, para acabar rodeándolo por la parte izquierda, hasta llegar a una serie de zetas que permiten su ascensión sin dificultad alguna y casi sin darse cuenta. Desde arriba, podemos ver que la parte francesa sigue totalmente tapada por las nubes, salvo la estación de esquí francesa de Arette la Pierre St. Martin. En la cumbre nos hemos encontrado con un grupo de montaña de jóvenes franceses, y con una pareja encantadora de Eibar, pero como toca bajar elegimos para ello la ladera sur, que aunque algo más aérea que la norte, por la que subimos, sin embargo está tan bien trazada que no conlleva dificultad alguna. Otro grupo de franceses, en este caso de adolescentes en el collado de Pescamou, en el que nosotros paramos para reponer las fuerzas. Tras dar buena cuenta de las viandas que traemos, reanudamos la marcha con el mismo rumbo sureste, pues queremos subir hasta el Murlong. Justo en la bifurcación en la que de frente vemos un par de grupos que vienen desde el pico Anie - Auñamendi, y que por la izquierda se continuaría por el GR para llegar hasta el refugio de l’Aberouat y a la población de Lescun, ambos ya en zona francesa; nosotros cogemos por la derecha, salvando una corta trepada por roca caliza, para en menos de diez minutos plantarnos en un Murlong, mucho menos espectacular y vistoso que el anterior Arlas. Desde aquí decidimos volver, ahora con rumbo noroeste, por la misma cuerda del Murlong durante algo más de medio kilómetro, para acabar saliendo a un sendero que por la parte baja y paralelo al camino que llevamos en la ida, nos acabará sacando a la fuente de la Contienda (con agua fresquísima) y poco después al collado de Arlas, desde el cual se atacaba por la mañana la cumbre del mismo. Desde aquí, la vuelta la hacemos prácticamente por las pisadas de la ida, pero observando cómo las nubes bajas han ido entrando por los valles y se acercan, rozándonos de vez en cuando con la fresca bruma que arrastran.