Circular río Cacín y Tajo de los Bermejales

Una vez llegamos a la presa del Embalse de los Bermejales, pasamos al otro lado y al entrar al poblado a mano izquierda tenemos una zona amplia de aparcamiento. Desde aquí subimos calle arriba hasta que nos encontramos la ermita, aquí empieza el sendero.

Una vez dejamos atrá la ermita el sendero cruza un pequeño pinar y se situa en la cornisa de los primeros tajos hasta llegar a un mirador sobre el primer tramo del cañón. Desde aquí arriba localizamos claramente el sendero que irá bajando hasta el cauce del río. A medio camino de bajada nos paramos en un saliente y descubrimos las ruinas de una casa bajo las primeras paredes.

En los próximos metros el sendero seguirá bajando, cruzando algunos pequeños barrancos, hasta que por fín alcanza la ribera del río Cacín. Unas veces el sendero se acerca al cauce por un senderillo cortado entre maleza de ribera, otras se aparta y eleva para salvar zonas de dificil acceso junto al río.

Así nos plantamos en el primero de los "equipamientos" que hacen esta ruta muy entretenida, como en nuestro caso, si se viene acompañado de niños, una escala metálica que nos servirá para salvar un escalón de 3 o 4 metros. Tran otro paseo por este espectacular sendero llegamos a otro paso habilitado en la pared de roca para salvar otro desnivel, en este caso, con la ayuda de una cuerda, la primera de otras tants que nos encontraremos a lo largo del recorrido. Todos los pasos donde se han habilitado estas cuerdas de ayuda no tienen dificultad de paso.

Ahora el cañón se encajona y obliga al sendero a subir para salvar este trecho. En el punto más alto nos encontramos un poste que nos indica un cruce. A la derecha el sendero sube hacia un cortijo situado en la zona de cultivo que delimita el cañón y que enlaza con el carril que traeremos a la vuelta. Nosotros cogeremos a la izquierda, en bajada, por varios zigzag, hasta alcanzar la mole de roca que se encuentra en el lecho del cañón, que tiene toda la pinta de ser fruto de un desprendimiento de las paredes.

Tras esta bajada, la más acusada del camino, volvemos a situarnos junto al cauce. El sendero sigue la misma tónica, se acerca y aleja del cauce, con varios pasos con cuerdas para ayudar en alguna bajada y subida, y alcanzamos la zona donde andaremos bajo las imponentes paredes del cañón.

En esta última parte tenemos dos puentes de madera y dos colgantes. El primero, más alto, en regular estado pero se sobrepasa sin problemas. El segundo está caido en el lecho del pequeño cauce y se cruza como se puede.

Pasado el último puente, unos metros más adelante, el sendero comienza su subida final para abandonar el cañón. Alcanzamos un pequeño carril ya en la zona alta del cañón y tenemos a la vista el puente de piedra que será nuestro punto de retorno para hacer la ruta circular.

Hay otra opción más corta. Camino del puente, el carril hace un giro cerrado a la izquierda, a la derecha parte otro carril junto a la vaguada. Este carril llega hasta una caseta, y desde ahí, por la linde de un olivar se puede alcanzar la pista que nos devuelve a la presa.

Nosotros seguimos por el carril hasta el puente de piedra. Ahora sí, después de las fotos de rigor en el puente, seguimos por el carril que sigue de frente. Este carril subirá girando 180º y tras leves subidas y bajadas se irá acercando hasta las primeras casas. Bajando calle abajo llegaremos al aparcamiento.

Como es una ruta corta, aunque entretenida, le hemos realizado temprano con la idea de finalizar a medio día y quedarnos a pasar la comida junto a las turquesas aguas del embalse, merece la pena la parada.

Nos vemos en las montañas.