Montejurra por la senda de las cruces: 1046 m desde el Monasterio de Iratxe

Partimos del Monasterio de Iratxe en una mañana soleada, pero gélida, a -4ºC, y con mucha escarcha. Tomamos la pista y nos dirigimos, tras pasar por un túnel sobre la A-12, al inicio de la senda situada a la izquierda. Entre encinas caminamos rectos, hay que llevar track en GPS pues de lo contrario es muy fácil perderse, porque hay muchos cruces de caminos. Comenzamos el ascenso, por una pista hasta llegar a un parking, de aquí tomamos la senda de ascenso con fuerte pendiente. Vamos encontrando sucesivas cruces de piedra y hierro a lo largo de la senda, así como varios cruces de caminos. Llegamos a la última cruz y la senda termina en una pista, al fondo de la cual se puede observar la ermita de San Ciprián. Desde aquí tenemos unas maravillosas panorámicas de todo el valle de Yerri/Deierri, San Donato y los Pirineos nevados al fondo. Continuamos el ascenso y a escasos metros nos encontramos con la cripta del Cristo negro, tras detenernos unos minutos continuamos subiendo por una senda estrecha y pedregosa, hasta llegar a un pequeño collado entre rocas, en el que cogeremos una pequeña cresta rocosa a la derecha, que nos conducirá hasta la cima de Montejurra. Aquí se encuentra un pequeño monolito donde está grabada la inscripción: Montejurra 1046 m, junto a una espada y justo en frente de esta se encuentra el buzón cimero: Montejurra 1045 m-Estella-club montañero-18/11/54. Abandonamos la cima y nos dirigimos por una estrecha senda hacia el vértice geodésico. Antes de llegar a este, hay una pequeña zona de trepada, que tras salvarla coronamos el vértice. En este momento tomamos nuestro almuerzo, descansamos y retomamos la senda de descenso, que en algunos tramos está llena de charcos con el agua completamente congelada. En todo momento seguimos en dirección a Arróniz, hasta encontrarnos con unas ruinas, que no sabemos muy bien identificar. A continuación cogemos un estrecho sendero con una fuerte pendiente y mucho barro, que vamos bajando con mucha precaución, es fácil resbalar. Finalmente nos adentrarnos en un encinar, cuya senda nos conducirá al punto de partida.