Circular al Monte Bachesango (2256 metros) desde Yésero
near Yésero, Aragón (España)
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Itinerary description
La idea era ir por la zona del Somport pero, dan tormentas a la hora de comer, así que activamos el plan B por la zona del Portalet, donde dan mejor tiempo.
Para ello, cogemos la antigua carretera de Ordesa hasta la población de Yésero (no hay que coger la carretera), donde nada más pasar el desvío, aparcamos en un apeadero en la carretera, con capacidad para tres o cuatro vehículos (medio kilómetro más adelante, hay otro).
Unos minutos más tarde, comenzamos a caminar, cruzamos la carretera para enlazar con una pista de tierra por la que empezamos a ganar desnivel, disfrutando de las vistas hacia la Peña Erata, mientras la pista va trazando largas lazadas, lo que nos permite avanzar cómodamente, pasando a la otra cara de la montaña, donde se alza frente a nosotros, la Peña Sabocos, que servirá de faro durante los siguientes kilómetros, alternando zonas de pastos con pequeñas manchas de bosque, donde se agradece la sombra, ya, que el sol comienza a calentar.
Cuando hemos recorrido algo más de un par de kilómetros, la pista da paso a un bonito sendero, encharcado en sus primeros compases, al caer sobre el las aguas del barranco de la Canal, por lo que avanzamos pisando las piedras y por las zonas de vegetación, para continuar con la ascensión, atravesando un bonito bosque de pinos y hayas, por el que accedemos a una loma herbosa, limpia de vegetación, por la que avanzamos de forma directa, pasando junto a los restos de un corral, ya con la vista puesta en el Monte Bachesango, aunque, aún nos queda un buen trozo.
Unos metros más adelante, los prados dan paso a un bosquete, por el que avanzamos buscando las zonas más despejadas de vegetación, hasta alcanzar una senda que atraviesa la montaña a media ladera, que decidimos seguir (derecha), disfrutando de las vistas hacia el cordal montañoso que va del Erata al Pelopín, donde también asoman dos emblemas del Pirineo Aragonés, como son la Peña Montañesa y el Cotiella, hasta alcanzar una fuente abrevadero, en la que nace otra senda.
Si bien pensamos, que puede llevarnos a la cima, como el tiempo apremia, ya que se está nublando, vamos a ir a lo seguro, así que continuamos por la senda, atravesando un barranco seco, donde la senda se divide en dos, optando por la que va en ligero ascenso, por la que accedemos a una loma herbosa, que remontamos de forma directa, hasta alcanzar la pala final al monte Bachesango, donde se nota la presencia del ganado.
Para llegar a la cima, no existe ningún sendero, tampoco queremos alargar mucho, así que, subimos trazando pequeñas lazadas, en el que a medida que vamos ganando desnivel, las vistas se van ampliando, apareciendo las montañas de la sierra de Guara (Tozal de Guara y Fragineto) y el Pirineo, donde hace acto de presencia el Mondarruego.
En unas tres horas, llegamos al cordal y en apenas un centenar de metros, a la cima del Monte Bachesango, un grandioso mirador, donde a las vistas ya consabidas, se le une la sierra de la Partacua, Tendenera y el Otal, entre los más destacados.
Como el día aguanta, comemos en la cima, permanecemos media hora, recogemos todo, dejamos el entorno igual que lo hemos encontrado, para descender por el cordal hacia el Puerto de Yésero, en un tramo fácil, pero con unas vistas espectaculares, con dos valles, uno a cada lado, que caen en picado.
En poco más de diez minutos, alcanzamos el Puerto de Yésero, desde el que iniciamos el descenso hacia el valle que atraviesa el barranco del Puerto, al que bajamos por una trocha que es fácil perder, aunque, no tiene pérdida. Una vez alcanzamos el fondo del valle, continuamos unos metros pegados al cauce del barranco, lo cruzamos por un punto estrecho, para seguir caminando cerca de la margen izquierda, disfrutando de un entorno solitario, roto tan solo por el correteo de los sarrios, los chillidos de las marmotas y el rugir de las aguas del barranco, que forma una espectacular chorrera a tan solo unos metros del refugio del Puerto de Yésero, al que le echamos un vistazo.
Después, vadeamos el barranco, pasamos a la margen derecha, donde por fin, cogemos un sendero definido, por el que descendemos disfrutando del curso del barranco, siempre bastante encajonado, lo que nos ofrece un sinfín de chorreras, saltos y cascadas, sin menospreciar, la espectacular silueta que ofrece desde abajo, el Toronzué, mientras al fondo, como si fuera un faro, se muestra el pico Erata.
Siguiendo el sendero, este, se interna en un magnífico bosque de hayas y pinos, por el que caminamos a la sombra, que se agradece a estas horas. Tras un giro a la izquierda, localizamos el refugio del Barranco del Puerto, que conforma un bonita postal con el Toronzué de fondo y ubicado en un lugar privilegiado, en el que echamos un vistazo y observamos que tiene hasta un somier de láminas.
Al refugio, se puede acceder por una larga pista de tres kilómetros, que, a priori, puede parecer monótona, pero, no es así, ya que atraviesa un magnífico bosque de hayas, donde varias barranqueras a tope de agua, forma espectaculares chorreras y cascadas, que aguas abajo desembocan en el barranco del Puerto.
A medida que vamos perdiendo desnivel, el bosque va clareando hasta desaparecer. Afrontamos el último kilómetro, ya con el sol calentando con gusto, hasta enlazar con la carretera, por la que caminamos con cuidado durante medio kilómetro (hay un tramo de doscientos metros, que hay que tener cuidado, ya que no hay escapatoria, aunque no hay mucho vehículo), por el que llegamos al aparcamiento, cerrando está bonita circular, a una montaña poco conocida, pero, que ofrece un recorrido muy agradable, ideal, para hacer en primavera.
P.D.: Para cualquier persona acostumbrada a caminar por el bosque sin sendero, es un recorrido técnicamente Fácil.
Para ello, cogemos la antigua carretera de Ordesa hasta la población de Yésero (no hay que coger la carretera), donde nada más pasar el desvío, aparcamos en un apeadero en la carretera, con capacidad para tres o cuatro vehículos (medio kilómetro más adelante, hay otro).
Unos minutos más tarde, comenzamos a caminar, cruzamos la carretera para enlazar con una pista de tierra por la que empezamos a ganar desnivel, disfrutando de las vistas hacia la Peña Erata, mientras la pista va trazando largas lazadas, lo que nos permite avanzar cómodamente, pasando a la otra cara de la montaña, donde se alza frente a nosotros, la Peña Sabocos, que servirá de faro durante los siguientes kilómetros, alternando zonas de pastos con pequeñas manchas de bosque, donde se agradece la sombra, ya, que el sol comienza a calentar.
Cuando hemos recorrido algo más de un par de kilómetros, la pista da paso a un bonito sendero, encharcado en sus primeros compases, al caer sobre el las aguas del barranco de la Canal, por lo que avanzamos pisando las piedras y por las zonas de vegetación, para continuar con la ascensión, atravesando un bonito bosque de pinos y hayas, por el que accedemos a una loma herbosa, limpia de vegetación, por la que avanzamos de forma directa, pasando junto a los restos de un corral, ya con la vista puesta en el Monte Bachesango, aunque, aún nos queda un buen trozo.
Unos metros más adelante, los prados dan paso a un bosquete, por el que avanzamos buscando las zonas más despejadas de vegetación, hasta alcanzar una senda que atraviesa la montaña a media ladera, que decidimos seguir (derecha), disfrutando de las vistas hacia el cordal montañoso que va del Erata al Pelopín, donde también asoman dos emblemas del Pirineo Aragonés, como son la Peña Montañesa y el Cotiella, hasta alcanzar una fuente abrevadero, en la que nace otra senda.
Si bien pensamos, que puede llevarnos a la cima, como el tiempo apremia, ya que se está nublando, vamos a ir a lo seguro, así que continuamos por la senda, atravesando un barranco seco, donde la senda se divide en dos, optando por la que va en ligero ascenso, por la que accedemos a una loma herbosa, que remontamos de forma directa, hasta alcanzar la pala final al monte Bachesango, donde se nota la presencia del ganado.
Para llegar a la cima, no existe ningún sendero, tampoco queremos alargar mucho, así que, subimos trazando pequeñas lazadas, en el que a medida que vamos ganando desnivel, las vistas se van ampliando, apareciendo las montañas de la sierra de Guara (Tozal de Guara y Fragineto) y el Pirineo, donde hace acto de presencia el Mondarruego.
En unas tres horas, llegamos al cordal y en apenas un centenar de metros, a la cima del Monte Bachesango, un grandioso mirador, donde a las vistas ya consabidas, se le une la sierra de la Partacua, Tendenera y el Otal, entre los más destacados.
Como el día aguanta, comemos en la cima, permanecemos media hora, recogemos todo, dejamos el entorno igual que lo hemos encontrado, para descender por el cordal hacia el Puerto de Yésero, en un tramo fácil, pero con unas vistas espectaculares, con dos valles, uno a cada lado, que caen en picado.
En poco más de diez minutos, alcanzamos el Puerto de Yésero, desde el que iniciamos el descenso hacia el valle que atraviesa el barranco del Puerto, al que bajamos por una trocha que es fácil perder, aunque, no tiene pérdida. Una vez alcanzamos el fondo del valle, continuamos unos metros pegados al cauce del barranco, lo cruzamos por un punto estrecho, para seguir caminando cerca de la margen izquierda, disfrutando de un entorno solitario, roto tan solo por el correteo de los sarrios, los chillidos de las marmotas y el rugir de las aguas del barranco, que forma una espectacular chorrera a tan solo unos metros del refugio del Puerto de Yésero, al que le echamos un vistazo.
Después, vadeamos el barranco, pasamos a la margen derecha, donde por fin, cogemos un sendero definido, por el que descendemos disfrutando del curso del barranco, siempre bastante encajonado, lo que nos ofrece un sinfín de chorreras, saltos y cascadas, sin menospreciar, la espectacular silueta que ofrece desde abajo, el Toronzué, mientras al fondo, como si fuera un faro, se muestra el pico Erata.
Siguiendo el sendero, este, se interna en un magnífico bosque de hayas y pinos, por el que caminamos a la sombra, que se agradece a estas horas. Tras un giro a la izquierda, localizamos el refugio del Barranco del Puerto, que conforma un bonita postal con el Toronzué de fondo y ubicado en un lugar privilegiado, en el que echamos un vistazo y observamos que tiene hasta un somier de láminas.
Al refugio, se puede acceder por una larga pista de tres kilómetros, que, a priori, puede parecer monótona, pero, no es así, ya que atraviesa un magnífico bosque de hayas, donde varias barranqueras a tope de agua, forma espectaculares chorreras y cascadas, que aguas abajo desembocan en el barranco del Puerto.
A medida que vamos perdiendo desnivel, el bosque va clareando hasta desaparecer. Afrontamos el último kilómetro, ya con el sol calentando con gusto, hasta enlazar con la carretera, por la que caminamos con cuidado durante medio kilómetro (hay un tramo de doscientos metros, que hay que tener cuidado, ya que no hay escapatoria, aunque no hay mucho vehículo), por el que llegamos al aparcamiento, cerrando está bonita circular, a una montaña poco conocida, pero, que ofrece un recorrido muy agradable, ideal, para hacer en primavera.
P.D.: Para cualquier persona acostumbrada a caminar por el bosque sin sendero, es un recorrido técnicamente Fácil.
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