Circular al calar del Rayo y al Calar de Morilla desde el Arroyo del Tejo
near Los Arroyos, Andalucía (España)
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Itinerary description
“No conquistamos las montañas, sino a nosotros mismos.” Sir Edmund Hillary
Con sus más de 200.000 has., el Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas es el espacio protegido de mayor superficie en toda España. Esta gran área de montaña situada al noreste de la provincia de Jaén constituye uno de los principales nudos hidrográficos de la geografía española, ya que en él nacen los ríos Guadalquivir y Segura que llevan sus aguas hasta el Atlántico y el Mediterráneo, respectivamente.
Extensos y frondosos bosques de pinares cubren estas sierras, que además albergan especies únicas como la violeta de Cazorla, el narciso más pequeño del mundo y una singular planta carnívora. Entre las fisuras de las rocas habita un pequeño reptil: la lagartija de Valverde, descubierta en 1958, mientas que en los cortados y roquedos de las zonas más altas se encuentra la cabra montesa. En estas tierras de agrestes relieves son incontables los espectaculares paisajes que pueden contemplarse. En la Cañada de las Fuentes, a más de 1.330 m. de altitud, nace el río Guadalquivir cuya cuenca alta constituye el corazón del Parque. El río Madera atraviesa un magnífico bosque de pino laricio, especie autóctona que se encuentra por encima de los 1.200 m. En estos y en otros ríos de montaña como el Borosa, el Aguasmulas, el Guadalimar… existe una importante riqueza piscícola: la trucha común y arco iris, barbos y bogas, son un aliciente para el aficionado al deporte de la pesca.
Además de la cabra montés, el Parque, cuenta con la presencia de otras especies cinegéticas como el ciervo y el jabalí, ambas reintroducidas tras su extinción, así como el muflón, procedente de repoblaciones. Todas estas especies pueden contemplarse en estado de semilibertad en el Parque Cinegético «Collado del Almendral». En el Jardín Botánico de la Torre del Vinagre, próximo al Centro de Recepción e Interpretación, se muestran la mayoría de las especies leñosas del Parque, agrupadas por asociaciones vegetales y distribuidas en pisos altitudinales. Aunque todavía presente en ciertas áreas como en la margen derecha del Guadalquivir, la vegetación autóctona mediterránea de encinas, jaras, lentiscos y madroños es sustituida por pinares de pino carrasco y negral. En las márgenes de los ríos aparecen fresnos, sauces, chopos, así como juncos y eneas donde se cobijan aves acuáticas y pequeños mamíferos.
El Parque Natural de Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas encierra una de las floras más ricas de toda la cuenca mediterránea. De las más de 1.300 especies catalogadas, 24 son exclusivas de este territorio. La fauna es también muy variada con especies como mamíferos depredadores como el zorro, la gineta y la garduña, aves rapaces, y una de las mayores riquezas entomológicas de la Península Ibérica. El principal recurso de estas comarcas, además de la producción de un aceite de oliva de excelente calidad, es la madera, con la que se han construido desde barcos hasta traviesas para las vías férreas. El ganado ovino tiene también gran importancia, especialmente en la comarca de la Sierra de Segura donde la raza «segureña» es la más característica.
La red hidrográfica de la Comarca cobra una importancia mayúscula debido a la gran pluviometría de los calares, del conjunto montañoso que da origen a dos de los grandes ríos del sur de España. Por un lado, el Guadalquivir, que tiene su origen oficial en el paraje de la Cañada de las Fuentes, en el término municipal de Quesada; y por otro el Río Segura, que nace en Fuente Segura y sus aguas brotan de una cueva natural inundada, a 1413 metros de altura. Dentro del parque natural el río Guadalquivir recibe la contribución de numerosos arroyos como el de Linarejos, que lo hace en forma de cascada en la Cerrada del Utrero tratándose del primer embalse de su cauce y ríos como el Borosa, que también cuenta con un embalse en Las Lagunas de Valdeazores, el Aguamulas, el Aguarrocín, el Arroyos de Espumaredas, el Canalejas, el Montero, el Arroyo Maillar y el Arroyo los Membrillos.
Por su parte, el Río Segura, durante los primeros kilómetros transcurre por un valle estrecho y profundo donde recibe afluentes de abundante caudal, como los ríos Madera, Zumeta y Tus. Otros ríos destacados del parque son el Guadalimar, que desemboca en el Guadalquivir en el embalse de Mengíbar, y el Guadalentín que alimenta el embalse de La Bolera dentro del Parque. Cabe también destacar las numerosas Cascadas del parque natural, entre ellas, la de La Osera que, con 132 metros, es la más alta de Andalucía, Chorrogil 45 metros, Aliviadero de similar altura, Palomera, Gil Cobo, La Hoya con unos 100 metros, Arroyo Linarejos en la Cerrada del Utrero, Salto de Los Órganos, La Calavera, la Bruna con 200 metros, pero al no ser cauce fluvial, no cuenta como la más alta y un sinfín de cascadas por mencionar.
Partiendo desde la pista junto al Arroyo del Tejo se adentra un pequeño camino entre un denso bosque de pinos y helechos, para ir ascendiendo por la cara Oeste del Calar de Morillas, con preciosas vistas del Calar del Espino y el Arroyo del Tejo; el camino pasa por un precioso bosque de arces hasta llegar a un pequeño collado con un pequeño portillo en la roca, desde donde podemos contemplar bonitas vistas del puntiagudo Calar del Rayo.
Al poco el estrecho camino desaparece para ahora por la loma y siguiendo unas trochas de ganado ir ganando metros hasta situarse bajo los tajos del Calar del Rayo. Primero rodeamos la gran mole de piedra frente al collado y subiendo por detrás de ella encontramos otro collado o descansillo. Aquí decidimos atacar la subida paralelos al raspón y a media altura, primero entre un bosque tupido de arces y luego entre pinos y carrascas. Hay que pasar despacio y pisando firme, el terreno es inestable y la pendiente es importante hasta llegar a un gran pino caído donde se aprecian los recalzos de lo que en su día sería un buen camino de subida. Nada más pasar este escollo encontramos la parte más complicada de la subida, una zona muy inclinada con piedras sueltas, muy resbaladiza, libre de vegetación y por lo tanto más expuesta a la que hay que dedicarle especial cuidado. No llega a 5 metros y una vez lo pasas el sendero se adivina hasta llegar a los recalzos del camino cerca del portillo de entrada a la otra vertiente por donde el camino te acerca a la caseta. Alcanzamos un antiguo y corto sendero de mampostería para cruzar de vertiente por un bonito portillo y llegar a la caseta del Rayo (1611), las vistas desde este punto son impresionantes.
Se desciende hasta el pequeño portillo de roca y por la cara Este de la cima del Rayo se va bordeando para intentar alcanzar su cima (1618), se pasa junto a un enorme tejo; los tajos no dejan un ascenso fácil por lo que habrá que ir hasta su parte más al Sur y por ahí subir a la cima, las vistas son preciosas; desde la cima se desciende siguiendo la cresta hasta alcanzar de nuevo el anterior portillo entre la cima y la caseta del Rayo.
Ahora comenzaremos a descender por el mismo itinerario de ascenso hasta alcanzar el collado entre el Calar del Rayo y de Morillas, justo en el punto donde se encuentra el portillo de roca, tras pasar éste hay que abandonar el camino hacia la izquierda para comenzar una fuerte y dura subida por terreno suelto hasta que se puede distinguir una trocha de ganado por donde resulta más cómodo andar, la senda pasa por un bonito aceral hasta alcanzar la plataforma superior del Calar de Morillas, las vistas son espectaculares hacia el Calar de la Sima.
La plataforma del Calar se puede recorrer siguiendo los tajos para poder contemplar las bonitas vistas que ofrece en todas direcciones, hasta alcanzar en su parte Suroeste la cima del Calar (1642).
El descenso se realiza buscando los mejores pasos y siguiendo pequeñas trochas de ganado, hasta alcanzar una mucho más pisada que desciende por una pequeña lomilla, hasta llegar a una zona de espesa vegetación que tras cruzarla llegaremos al camino de inicio y punto de partida de la ruta.
Y recuerda: “A veces nos perdemos, pero siempre llegamos”
Con sus más de 200.000 has., el Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y las Villas es el espacio protegido de mayor superficie en toda España. Esta gran área de montaña situada al noreste de la provincia de Jaén constituye uno de los principales nudos hidrográficos de la geografía española, ya que en él nacen los ríos Guadalquivir y Segura que llevan sus aguas hasta el Atlántico y el Mediterráneo, respectivamente.
Extensos y frondosos bosques de pinares cubren estas sierras, que además albergan especies únicas como la violeta de Cazorla, el narciso más pequeño del mundo y una singular planta carnívora. Entre las fisuras de las rocas habita un pequeño reptil: la lagartija de Valverde, descubierta en 1958, mientas que en los cortados y roquedos de las zonas más altas se encuentra la cabra montesa. En estas tierras de agrestes relieves son incontables los espectaculares paisajes que pueden contemplarse. En la Cañada de las Fuentes, a más de 1.330 m. de altitud, nace el río Guadalquivir cuya cuenca alta constituye el corazón del Parque. El río Madera atraviesa un magnífico bosque de pino laricio, especie autóctona que se encuentra por encima de los 1.200 m. En estos y en otros ríos de montaña como el Borosa, el Aguasmulas, el Guadalimar… existe una importante riqueza piscícola: la trucha común y arco iris, barbos y bogas, son un aliciente para el aficionado al deporte de la pesca.
Además de la cabra montés, el Parque, cuenta con la presencia de otras especies cinegéticas como el ciervo y el jabalí, ambas reintroducidas tras su extinción, así como el muflón, procedente de repoblaciones. Todas estas especies pueden contemplarse en estado de semilibertad en el Parque Cinegético «Collado del Almendral». En el Jardín Botánico de la Torre del Vinagre, próximo al Centro de Recepción e Interpretación, se muestran la mayoría de las especies leñosas del Parque, agrupadas por asociaciones vegetales y distribuidas en pisos altitudinales. Aunque todavía presente en ciertas áreas como en la margen derecha del Guadalquivir, la vegetación autóctona mediterránea de encinas, jaras, lentiscos y madroños es sustituida por pinares de pino carrasco y negral. En las márgenes de los ríos aparecen fresnos, sauces, chopos, así como juncos y eneas donde se cobijan aves acuáticas y pequeños mamíferos.
El Parque Natural de Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas encierra una de las floras más ricas de toda la cuenca mediterránea. De las más de 1.300 especies catalogadas, 24 son exclusivas de este territorio. La fauna es también muy variada con especies como mamíferos depredadores como el zorro, la gineta y la garduña, aves rapaces, y una de las mayores riquezas entomológicas de la Península Ibérica. El principal recurso de estas comarcas, además de la producción de un aceite de oliva de excelente calidad, es la madera, con la que se han construido desde barcos hasta traviesas para las vías férreas. El ganado ovino tiene también gran importancia, especialmente en la comarca de la Sierra de Segura donde la raza «segureña» es la más característica.
La red hidrográfica de la Comarca cobra una importancia mayúscula debido a la gran pluviometría de los calares, del conjunto montañoso que da origen a dos de los grandes ríos del sur de España. Por un lado, el Guadalquivir, que tiene su origen oficial en el paraje de la Cañada de las Fuentes, en el término municipal de Quesada; y por otro el Río Segura, que nace en Fuente Segura y sus aguas brotan de una cueva natural inundada, a 1413 metros de altura. Dentro del parque natural el río Guadalquivir recibe la contribución de numerosos arroyos como el de Linarejos, que lo hace en forma de cascada en la Cerrada del Utrero tratándose del primer embalse de su cauce y ríos como el Borosa, que también cuenta con un embalse en Las Lagunas de Valdeazores, el Aguamulas, el Aguarrocín, el Arroyos de Espumaredas, el Canalejas, el Montero, el Arroyo Maillar y el Arroyo los Membrillos.
Por su parte, el Río Segura, durante los primeros kilómetros transcurre por un valle estrecho y profundo donde recibe afluentes de abundante caudal, como los ríos Madera, Zumeta y Tus. Otros ríos destacados del parque son el Guadalimar, que desemboca en el Guadalquivir en el embalse de Mengíbar, y el Guadalentín que alimenta el embalse de La Bolera dentro del Parque. Cabe también destacar las numerosas Cascadas del parque natural, entre ellas, la de La Osera que, con 132 metros, es la más alta de Andalucía, Chorrogil 45 metros, Aliviadero de similar altura, Palomera, Gil Cobo, La Hoya con unos 100 metros, Arroyo Linarejos en la Cerrada del Utrero, Salto de Los Órganos, La Calavera, la Bruna con 200 metros, pero al no ser cauce fluvial, no cuenta como la más alta y un sinfín de cascadas por mencionar.
Partiendo desde la pista junto al Arroyo del Tejo se adentra un pequeño camino entre un denso bosque de pinos y helechos, para ir ascendiendo por la cara Oeste del Calar de Morillas, con preciosas vistas del Calar del Espino y el Arroyo del Tejo; el camino pasa por un precioso bosque de arces hasta llegar a un pequeño collado con un pequeño portillo en la roca, desde donde podemos contemplar bonitas vistas del puntiagudo Calar del Rayo.
Al poco el estrecho camino desaparece para ahora por la loma y siguiendo unas trochas de ganado ir ganando metros hasta situarse bajo los tajos del Calar del Rayo. Primero rodeamos la gran mole de piedra frente al collado y subiendo por detrás de ella encontramos otro collado o descansillo. Aquí decidimos atacar la subida paralelos al raspón y a media altura, primero entre un bosque tupido de arces y luego entre pinos y carrascas. Hay que pasar despacio y pisando firme, el terreno es inestable y la pendiente es importante hasta llegar a un gran pino caído donde se aprecian los recalzos de lo que en su día sería un buen camino de subida. Nada más pasar este escollo encontramos la parte más complicada de la subida, una zona muy inclinada con piedras sueltas, muy resbaladiza, libre de vegetación y por lo tanto más expuesta a la que hay que dedicarle especial cuidado. No llega a 5 metros y una vez lo pasas el sendero se adivina hasta llegar a los recalzos del camino cerca del portillo de entrada a la otra vertiente por donde el camino te acerca a la caseta. Alcanzamos un antiguo y corto sendero de mampostería para cruzar de vertiente por un bonito portillo y llegar a la caseta del Rayo (1611), las vistas desde este punto son impresionantes.
Se desciende hasta el pequeño portillo de roca y por la cara Este de la cima del Rayo se va bordeando para intentar alcanzar su cima (1618), se pasa junto a un enorme tejo; los tajos no dejan un ascenso fácil por lo que habrá que ir hasta su parte más al Sur y por ahí subir a la cima, las vistas son preciosas; desde la cima se desciende siguiendo la cresta hasta alcanzar de nuevo el anterior portillo entre la cima y la caseta del Rayo.
Ahora comenzaremos a descender por el mismo itinerario de ascenso hasta alcanzar el collado entre el Calar del Rayo y de Morillas, justo en el punto donde se encuentra el portillo de roca, tras pasar éste hay que abandonar el camino hacia la izquierda para comenzar una fuerte y dura subida por terreno suelto hasta que se puede distinguir una trocha de ganado por donde resulta más cómodo andar, la senda pasa por un bonito aceral hasta alcanzar la plataforma superior del Calar de Morillas, las vistas son espectaculares hacia el Calar de la Sima.
La plataforma del Calar se puede recorrer siguiendo los tajos para poder contemplar las bonitas vistas que ofrece en todas direcciones, hasta alcanzar en su parte Suroeste la cima del Calar (1642).
El descenso se realiza buscando los mejores pasos y siguiendo pequeñas trochas de ganado, hasta alcanzar una mucho más pisada que desciende por una pequeña lomilla, hasta llegar a una zona de espesa vegetación que tras cruzarla llegaremos al camino de inicio y punto de partida de la ruta.
Y recuerda: “A veces nos perdemos, pero siempre llegamos”
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