CHARCO DE LA MACETA, SENDERO LITORAL DE LAS PUNTAS, EL CHARCO AZUL Y EL POZO DE LA SALUD, ISLA DE EL HIERRO.

RUTA REALIZADA EL 13/06/2021.
En El Hierro hay pequeñas empresas artesanas y de servicios, así como varias cooperativas ligadas a un robusto sector primario. La cabaña ganadera está constituida por cabras, ovejas y vacas, cuya leche se emplea para la elaboración de unos excelentes quesos. Los cultivos de frutales están concentrados en el Valle de El Golfo, donde se plantan piñas tropicales, papayas, aguacates, plátanos y mangos, entre otros productos. Los higos secos hace siglos que son considerados como los mejores de Canarias y se dan sobre todo en la zona del Pinar. La producción vinícola es importante y existen varias bodegas cuyos vinos han obtenido diversas distinciones nacionales e internacionales obteniendo la Denominación de Origen. La pesca está centralizada en La Restinga, al sur de la isla, y en especial, el turismo rural y la práctica de actividades como el submarinismo, el senderismo y el parapente. La cocina herreña puede definirse como sabrosa y nutritiva, y el pescado ocupa un lugar preponderante. El Hierro brinda a los caminantes la oportunidad de recorrerla a pie, de forma sencilla y segura. Para ello se han recuperado los caminos tradicionales para convertirlos en una red de senderos que están señalizados en forma de balizas con una numeración y señalización similar a cualquier otra parte de Europa. El Hierro es una de las islas más peculiares en el ámbito de la música tradicional. El complejo instrumental está formado, fundamentalmente, por grandes tambores, chácaras y pitos. A parte del baile de la Virgen de los Reyes, una de las danzas más celebradas y antiguas es el Tango, de difícil ejecución coreográfica y gran belleza. El Hierro cuenta con la mayor densidad de volcanes de Canarias, con más de 500 conos a cielo abierto y otros 300 cubiertos por coladas más recientes. Aunque las cuevas y tubos volcánicos de la isla, todavía tienen que ser investigados exhaustivamente, ya que se han podido catalogar unos 70. La única erupción documentada en la isla tuvo lugar en el año 1793, hasta la más reciente erupción de un volcán submarino, en el sur, en 2011, y cuya actividad ya ha cesado. La citada erupción submarina se produjo frente a la costa de La Restinga, en el extremo sur de la isla. A consecuencia de ella, comenzaron a observarse piroclastos humeantes flotando sobre una mancha burbujeante, a escasos dos kilómetros y medio de La Restinga. Se le ha dado el nombre de Restingolitas, esto significa piedra de La Restinga, y así se ha popularizado a través de los medios de comunicación. Son oscuras por fuera y blancas por dentro, flotan en primer momento porque son porosas, hundiéndose posteriormente al empaparse con el agua del mar. Un aspecto muy singular de El Hierro es que está desarrollando un plan innovador para convertirla en la primera isla del mundo en abastecerse totalmente de energía renovable, mediante una central hidro-eólica que la proveerá de electricidad mediante una combinación de energía eólica e hidráulica.
CÓMO LLEGAR: Desde Frontera por Las Lajas, girar a la izquierda por la HI-555 y luego a la derecha por la HI-560 y luego por la HI-561 hasta llegar a la piscina natural de La Maceta.
COMPONENTES: VICENTE Y SUSI
ITINERARIO: LA MACETA / MRADOR PUNTA DEL POZO / MIRADOR DE LOS GUSMINES / MIRADOR PUNTA ZAMORA / MIRADOR BASALTOS / MIRADOR PUNTA IZQUIERDOS / MIRADOR DE LAS PUNTAS / MIRADOR PUNTA GRANDE / CHARCO EL RÍO / REGRESO A LA MACETA.
RECORRIDO: LINEAL, IDA Y VUELTA.
AGUA POTABLE EN RUTA: NO.
DISTANCIA: 5,7 KM.
TIEMPO EN MOVIMIENTO: 02:10 HORAS.
ALTURA MÁXIMA: 45 M. /Mirador Punta Izquierdo)
ALTURA MÍNIMA: 13 M. (Charco de La Maceta)
DESNIVEL POSITIVO: 109 M.
DESNIVEL NEGATIVO: 136 M.
DIFICULTAD: BAJA
LA RUTA: Nuestro primer día y ya salimos de ruta. Vamos a movernos por lugares cercanos a la finca donde estamos alojados. Ayer antes de llegar paramos a comprar provisiones en una pequeña tienda y tras el desayuno salimos.
Nos dirigimos hacia La Maceta y el Charco de los Sargos a poca distancia de nuestro alojamiento para hacer la ruta del Sendero Litoral de las Puntas que discurre paralelo a los acantilados generando formas espectaculares provocadas por las erupciones.
Contemplamos el hermoso paisaje con los charcos de La Maceta y los Sargos, bien protegidos del oleaje por las barreras que forman las piscinas naturales abiertas al mar y donde ya hay gente preparándose para el baño.
En la punta norte vemos el final de El Golfo y a media altura de la montaña la nube casi perenne de la humedad condensada por vientos alisios. En el otro extremo y hacia donde nos dirigimos la bruma es más volátil.
Iniciamos por la derecha desde la misma plataforma donde hay una caseta de madera y un recinto protegido con barandas para sentarse. El espacio está resguardado del sol por dos altas techumbres de madera sujetas con postes.
En todos los miradores y puntos de observación han instalado estas techumbres que nos permiten observar con detalle y tranquilidad los retorcidos acantilados formados por las coladas de lava que llegaron mar.
El amplio sendero en su mayor parte de recorrido está protegido con maderos atados entre sí, lo que facilita su ondulado y sinuoso tránsito. Solo en los tramos más llanos pisamos sobre la colada que ha sido allanada.
En el contraste sobre el marrón oscuro casi negro de la colada destacan los verdes, amarillos y ocres de las diversas plantas que arraigan en ella. La vida vuelve a resurgir. Alcanzamos el primero de los miradores.
Mirador Punta del Pozo, donde vemos el Roque del Pozo, uno más de los muchos roques que se dispersan por toda la costa de el municipio de La Frontera. El paisaje que observamos está en estrecha relación con las actividades que sus habitantes practicaban en él a lo largo de la historia, testigo de dicha imbricación son los lavaderos en los que hasta no hace mucho tiempo las mujeres de El Golfo venían a lavar sus ropas o al pozo que tenemos a la derecha; manifestaciones sin duda de las estrategias de los herreños por encontrar agua para sus casas, sus cultivos…su fuente de vida. Hitos catalogados como BIC y Etnológico que tenemos la responsabilidad de proteger para dejarlo en herencia a las futuras generaciones.
Con miradas el valle de La Frontera proseguimos por el ondeante sendero que también está protegido por muretes de piedras de lava, todo un trabajo de artesanía dentro de un desbarajuste de rocas y altibajos.
El cómodo transitar sobre los maderos hace una ruta relajada, todos los sentidos están en el paisaje lunar y el mar, de un azul intenso. En las elevaciones vemos como el sendero serpentea abriéndose paso entre la lava.
Tras una zona de acantilados llegamos al Mirador de los Gusmines. Nos encontramos en uno de los lugares más característicos del valle del Golfo ya que los caprichos de la naturaleza han generado formas tan espectaculares como admirables. Paisaje salpicado por materiales que se asocian a manifestaciones eruptivas hawaianas con magmas de baja viscosidad, bajo contenido en gas y altas temperaturas; son lo spatter (depósitos de piroclastos ) y lavas pahoehoe. Aquí se combinan colores rojizos, grises y negros, que junto al azul del mar y el verdor de la vegetación que nos envuelve de magnetismo y fuerza sin igual.
Sobre uno de los altos acantilados vemos a un esforzado pescador con caña lanzando su sedal a las bravas aguas que golpean las rocas. El sendero linda con algunas casa habitadas y con árboles y cultivos en la parte llana.
El siguiente es el Mirador Punta de Zamora situado en la punta del mismo nombre, es el cuarto en el recorrido y en él se ven los extremos del sendero. Destaca en el recorrido la vegetación xerófila (adaptada a la escases de agua y elevada insolación) propias del piso basal en el que nos encontramos. Se aprecia gran diversidad de especies vegetales, algunas de ellas endémicas como el “Aeonium hiérrense”, Sanjora presentes también en las lechuga de mar (Astydamia latifolia), Verodes) (Sencio Kleina), Tabaiba dulce (Euphorbia balsamífera), Calcosa (Rumex lunaria), y otras variedades de Aeonium. De muchas de las especies vegetales la población del lugar les ha dado un uso tradicional bien como medicina o para alimentarse.
Con grandes miradas a las Puntas todavía lejanas el sendero se contornea con muros de propiedades y acantilados para llegar al Mirador de los Basaltos. La disyunción columnar se forma a partir de grietas de retracción térmica asociadas a la pérdida de volumen que experimenta el magma cuando se enfría.​ Esto genera columnas prismáticas de entre 5 y 8 lados, de mayor tamaño en la parte superior debido a su rápido enfriamiento y más pequeñas en la parte inferior porque tardan más en enfriarse; estas dos partes están separadas por un cinturón transversal de retracción que marca las diferentes temperaturas de enfriamiento. Las disyunciones columnares pueden formarse a partir de coladas de lava, láminas, diques, intrusiones superficiales e ignimbritas.​ Las coladas de basalto suelen desarrollar esbeltas columnatas, como las que se aprecian en este lugar.
El sendero sigue surcando la colada de lava y acerándonos a las Puntas para llegar al Mirador de Punta Izquierdo, mirando a la escarpada ladera que tenemos a espaldas del mar nos encontramos con el “Risco de Tebataje” catalogado como Reserva Natural Integral y Lugar de Interés Científico. En éste, concretamente en la fuga de Gorreta, se encontró una especie de lagarto de grandes dimensiones (75 cm.) endémico de la isla (Especie protegida desde 1975) cuyo nombre taxonómico es Gallotia Simoni el descubrimiento propició que las autoridades insulares creyeran en un proyecto de recuperación del Lagarto Gigante enclavado en el antigua poblado de Guinea , hoy convertido en Museo Arquitectónico y etnográfico al aire libre
Alcanzamos el Mirador las Puntas que da nombre al sendero que nos encontramos haciendo alusión a la topografía litoral del Valle del Golfo. Destaca de este entorno las actividades agropecuarias que se han venido desarrollando a lo largo de la historia, historia íntimamente relacionada con la ganadería caprina y ovina, herencia directa de los Bimbaches (antiguos pobladores de la isla) que han surcado el territorio con pequeñas “goronas” y construcciones de mampostería seca para refugiar al ganado ante las inclemencias del tiempo. Factores como la orografía, los suelos, la orientación y las condiciones atmosféricas hacen que este Valle sea una de las áreas más fértiles del Archipiélago Canario. La piña tropical es uno de los cultivos más productivos exportándose en su totalidad, así como el de la uva, que ha alcanzado tal especialización que algunos caldos tienen denominación de origen.
En el Mirador de la Playa del Río nos encontramos en el último de los miradores que discurren por este sendero litoral cargado de la magia de las formas volcánicas, del acervo cultural y etnográfico, de su singular vegetación es el regalo que la naturaleza nos ha dejado en herencia. Es la obra de la ciencia filosófica de la naturaleza el unir en las vicisitudes de los fenómenos del presente con el pasado. Humboldt 1832.
Desde esta posición, en lo alto, tenemos vistas a la boca del túnel que atraviesa la montaña en dirección a Valverde y en el litoral las Puntas están a un tiro de piedra junto a las instalaciones ahora abandonadas de la Playa del Río.
Bajamos hasta el Río, muy solitario y con las piscinas vacías, la pandemia ha causado estragos en estas zonas apartadas. Volvemos al camino y emprendemos el regreso por el mismo trazado, teniendo como referencia El Golfo y su nube.
Con algo más de luz los contrastes entre la lava, la vegetación y el mar son más evidentes y nos fijamos en pequeños detalles con los que antes no hemos reparado. El sencillo suelo de tablas de madera hace fácil el caminar para todo el mundo.
El pescador sigue afanado con su caña sobre los riscos de basalto y las suaves ondulaciones del sendero nos llevan de mirador en mirador hasta el Charco de La Maceta donde cerramos esta agradable y sencilla ruta.
De regreso fuimos a comer al restaurante Sol de España, estupenda cocina isleña en Frontera, que nos recomendó una pareja tinerfeña que nos cruzamos en el sendero. Tras un descanso en nuestro apartamento reanudamos la marcha.
Seguimos por las cercanías y nos dirigimos al Charco Azul, quizás el más famoso de ellos. Situado en El Golfo, impresionante valle de costa escarpada, este enclave virgen representa como pocos los caprichos deliciosos de los volcanes.
De fácil acceso a pie, con solárium de madera y un arco basáltico que lo corona, cuenta también con áreas ideales para que los más intrépidos se lancen como quieran. Sus cuerpos y los de cualquier visitante se refrescarán, relajarán y reactivarán en un lugar que, pese a no llevar la firma de Manrique, presume de una muchas veces mejor: la naturaleza.
El charco Azul, en El Hierro, es una de las zonas de baño más espectaculares y entrañables de la menor de las Islas Canarias. Compendio de las múltiples formas que dejó la lava, este rincón no solo le obsequiará con placenteros baños en sus aguas turquesas, sino que lo hará protegiéndole con un roquete del imponente océano, que deja su impronta con su rompiente de espuma blanca y sonido envolvente. Piscina de fácil acceso en una zona volcánica.
Después siguiendo la costa de El Golfo nos trasladamos hasta Sabinosa para bajar a el Pozo de la Salud, un manantial de costa, con aguas mineromedicinales. Desde antiguo los pastores de la zona, observaron en sus ganados síntomas que desvelaban la capacidad curativa de las aguas procedentes del manantial, así lo afirman a mitad del siglo XVIII investigadores Viera y Clavijo o Urtusaustegui “todos los que abrevan con ella, no crían sebo y se llevan a otros parajes, por muy gordo que vaya, se deshace luego”.
A partir del siglo XVIII, no solo los rebaños aprovechaban las propiedades curativas de sus aguas, sino que éstas también son objeto de consumo humano. Las características físico-químicas y las propiedades medicinales son bien conocidas por la comunidad científica hacia la mitad del siglo XIX gracias a los Drs. José González Serrano y Bartolomé Saurín de Tenerife.
En ese momento las aguas del Pozo de la Salud adquieren tanta fama que trascienden las fronteras insulares y regionales y se interesan por ellas investigadores de diversas partes del mundo: Francia (Drs. M. Orfila y O. Lehieu, 1842), Inglaterra Dr. A. Tate, 1890), New York (Dr. J. Dwghuess, 1914), Madrid (Dr. S. Chicote, 1922). Por sus beneficios fue expedida en farmacias hasta avanzada la mitad del siglo XX, siendo exportadas a diferentes Islas Canarias, Cuba, Venezuela o New York.
A la puesta del sol marchamos a Frontera buscando un pequeño restaurante para cenar mientras vemos a los parapentistas lanzarse al vacío desde casi 1.000 metros de altura en la parte alta de El Golfo y flotar en el aire hasta su descenso.