Cerrauco, Valdelafuente, Cueva Gonzalo, San Cristóbal, Sima Orillalejo, Cerrauco

La ruta tiene como objetivo principal alcanzar la cima del monte San Cristóbal así como visitar las entradas de la cueva Gonzalo y la sima del Orilalejo. Ninguna de estas dos últimas puede visitarse, la primera porque se necesita la llave del candado que guardan en Brieva y la segunda porque se necesita material especializado para descender por sus chimeneas. No obstante, los accesos a ambas cavidades constituyen también un bonito aliciente para completar una mañana por las alturas de esta sierra camerana. Un reseña de esta ruta quedaría incompleta sin mencionar que en Cueva Gonzalo se encontró en 1994 un craneo de un oso cavernario, testimonio de la fauna carnívora que pobló estos valles hace miles de años.

La ruta para alcanzar estos tres hitos de la geografía riojana se inicia en las praderas de Cerrauco, aunque antes hay que llegar a este punto en coche a través de una pista forestal en buen estado (para circular por ella se necesita un permiso del Ayuntamiento de El Rasillo). Desde Cerrauco se sigue un camino entre un pinar que finaliza en un arroyín, punto desde donde empieza una empinada ascensión entre el bosque que sigue las trazas de un camino abierto por máquinas forestales. El objetivo es alcanzar el cordal a la altura del término conocido como Horquiza, a 1.668 metros de altitud. Desde él y con buenas vistas ya sobre todo nuestro entorno nos dirigimos hacia el oeste siguiendo la línea de cumbres. Primero acendemos el alto de Valdelafuente para luego caer unos metros antes de arribar a la cima de San Cristóbal (1.761 metros). Un poco antes de llegar, en el lado norte de la cima, mirando hacia el valle del Río Roñas, se encuentra la entrada a Cueva Gonzalo, de unos 34 metros de profundidad, aunque no se puede visitar al tratarse de un yacimiento paleontológico que lleva años cerrado. Tras una parada en la entrada de la cueva, remontamos a la cumbre, desde donde se divisa una excelente panorámica de la montaña riojana, especialmente de la Demanda, Urbión, Cebollera y todos los Cameros. Algo más abajo, hacia el sur, brillan a lo lejos las aguas del embalse González Lacasa.

Culminada esta primera etapa iniciamos el descenso deslizándonos por las laderas de San Cristóbal con dirección a la entrada de la sima del Orillalejo. Entre brezos, enebros, bojs y algún pino vamos perdiendo altura en busca de la cavidad. Encontrarla resulta algo trabajoso aunque finalmente aparece bajo un roquedo. Se trata de una grieta bien definida, aunque de difícil acceso. El inicio de la sima está en el extremo superior, donde se abre un agujero con una caída vertical de unos 30 metros, a los que siguen otros 30 tras un descansillo. En total, 64 metros de desnivel, según el estudio que realizó en su día el Grupo Espeleológico Cameros. La sima resulta impracticable si no se lleva material especializado.

Completada la visita al Orillalejo, seguimos descendiendo por la ladera de roca suelta poblada de arbustos con dirección al pinar, que volvemos a atravesar en busca del arroyo del inicio para desandar nuestra primera parte de la excursión y plantarnos en Cerrauco. Si hay tiempo y ganas, se puede buscar la cueva de Cerrauco, situada ladera abajo, a no más de 10 minutos andando. Está si se puede visitar. Tras un breve descenso se accede a un par de salas en la más completa oscuridad, suficientes para encender nuestra imaginación y despertar nuestra curiosidad sobre el mundo subterráneo. Sería nuestra última parada antes de retomar el camino a El Rasillo por la pista por donde hemos venido.