Cerrada Rio Castril, entorno y subida a castillo

Esta ruta por la Cerrada del Rio Castril resulta casi imprescindible realizarla, debido a la extraordinaria belleza del paraje. La cerrada apenas se extiende más allá de los quinientos metros, pero depara varias sorpresas. Terminada la pasarela de madera que corre pegada a la pared de roca, hay que atravesar un túnel de unos cien metros (aconsejable llevar una linterna). Casi al final del mismo, un pequeño corredor abierto a un lado del túnel nos abre un ventanal precioso que mira al rio.

Lo habitual tras terminar este corto sendero por el estrecho cañón es subir otra vez hasta el pueblo para visitar el castillo. Esto se puede hacer bien continuando el camino o bien retrocediendo hasta el punto en el que comenzaba la Cerrada y ascender una cuesta en zig zag justo en la pared rocosa sobre la que se asientan las ruinas del castillo.

Yo he decidido alargar la ruta y caminar varios kilómetros, siguiendo la dirección descendente del río hasta llegar a un punto en el que cruzarlo para cambiar de sentido y girar hacia el pueblo. El cruce se hace por un precario puente de madera. Aquí se inicia una pista cementada que sube hasta el pueblo. En un determinado punto de esa pista, giramos a la izquierda para enlazar nuevamente con el paso por la Cerrada que, tras recorrerla nuevamente en sentido inverso, nos conduce a la cuesta antes citada para subir al pueblo y al castillo.

Nos sorprendió que, al inicio de la cerrada, hubiera dispuesto un puesto de información y una chica que nos cobró dos euros y medio para poder pasar. Nos pidió otro tanto para la entrada del castillo, pero rehusé pagarle. Acerté en hacerlo, porque cuando llegamos a la puerta de entrada al castillo, esta se hallaba cerrada. No obstante, existe un paso clandestino que se inicia al final de la preciosa plaza de la iglesia colindante. Por él, entramos y salimos sin mayores impedimentos.