Castelo do Neiva: Castro, Río y Palheiros De Sargaço
near Sendim de Cima, Viana do Castelo (Portugal)
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Itinerary description
En esta ocasión le toca de nuevo al Río Neiva ser protagonista de una ruta que se realizamos uniendo el PR 13 y PR14 VCT.
La iniciamos al pie del edificio de La Junta de Freguesia de Castelo de Neiva, Portugal, en donde ya encontramos un panel con las dos rutas.
Tras unos pasos urbanos en donde no falta un camino empedrado y vistas al mar, llegamos a La Iglesia de Santiago. No nos estrañe el nombre porque la zona es lugar de paso del Camino de Santiago cuyas marcas encontramos en numerosas partes de este recorrido.
Callejeando nos acercamos a la Capilla de Guadalupe y psteriormente a una senda boscosa que nos lleva al llamado Castro de Moldes.
Muy cerca, el Monte Guilheta en donde encontramos La Capilla de La Senhora dos Emigrantes Y una estatua dedicada precisamente a las personas que tienen que dejar su tierra natal y marchar por el mundo adelante para ganarse la vida.
También un área de esparcimiento con una cruz y el monumento al “Santo Condestável”, guerrero y beato, fundador de la casa de Braganza.
Ahí en ese mismo lugar no os perdáis las fantásticas vistas que, en días despejados, claro, se ofrecen a quien por allí se acerca. Animaros también a subir un poquito más hasta el enclave en donde con la compañía de un cruceiro y un vértice geodésico tendréis una visión de 360º.
Descendemos y allá que nos vamos a la búsqueda del Río Neiva. Por el camino nos sosrprendió “O Penedo das Chaves”, con una forma curiosa y que resulta ser un lagar excavado en la roca y que data del final del Imperio Romano.
Y algo más adelante ya sí tenemos una primera toma de contacto con las aguas del Neiva. En un entorno salvaje con la enredaderas, las verdes hiedras cubriendo las paredes de a antigua aceña Da Carvalha y un destruido postillón.
A continuación, las aceñas van surgiendo aquí y allá acompañando al rugir del río.
Un momento que nos gustó especialmente es cuando avistamos La Aceña Branca con su pontillón. Ya habíamos estado allí hace unos años pero en la orilla opuesta, y ya entonces sentimos la fuerza mágica del río.
Dejamos el río y después de una zona urbana, nuestros pasos nos llevan sobre una senda segura, cómoda, con el cielo azul sobre nosotros y el estallido de la primavera a nuestro alrededor.
No os perdáis el momento de reencuentro con El Neiva. Estamos en La Foz do Neiva donde las aguas dulces van a unirse a las saladas del Océano Atlántico.
¡Sí, El Atlántico allí, turbulento, al alcance de la mano! ¡Deteneos unos minutos a contemplarlo!
Pero debe el viajero, raudo y veloz, continuar su periplo Y lo hace por un sendero al borde del mar en donde no faltan las playas ni los bancos que invitan a la contemplación del espectáculo de las olas.
Llegamos así al puerto, que cruzamos calmamente bajo la atenta mirada de los barcos pesqueros en su día de descanso.
Serpeamos con la senda, por momentos tapizada con motivos primaverales. Avistando dunas y también campos cultivados. Para llegar a conocer estos otros elementos destacados de la ruta: Son los llamados “Palheiros de Sargaço”.
Están hechos con algas recogidas y puestas así a secar, en estos montones característicos para poder usar luego como abono.
Como veis una ruta fácil, completita con olor a río, a aceña, arena, salitre y y marejada.
La iniciamos al pie del edificio de La Junta de Freguesia de Castelo de Neiva, Portugal, en donde ya encontramos un panel con las dos rutas.
Tras unos pasos urbanos en donde no falta un camino empedrado y vistas al mar, llegamos a La Iglesia de Santiago. No nos estrañe el nombre porque la zona es lugar de paso del Camino de Santiago cuyas marcas encontramos en numerosas partes de este recorrido.
Callejeando nos acercamos a la Capilla de Guadalupe y psteriormente a una senda boscosa que nos lleva al llamado Castro de Moldes.
Muy cerca, el Monte Guilheta en donde encontramos La Capilla de La Senhora dos Emigrantes Y una estatua dedicada precisamente a las personas que tienen que dejar su tierra natal y marchar por el mundo adelante para ganarse la vida.
También un área de esparcimiento con una cruz y el monumento al “Santo Condestável”, guerrero y beato, fundador de la casa de Braganza.
Ahí en ese mismo lugar no os perdáis las fantásticas vistas que, en días despejados, claro, se ofrecen a quien por allí se acerca. Animaros también a subir un poquito más hasta el enclave en donde con la compañía de un cruceiro y un vértice geodésico tendréis una visión de 360º.
Descendemos y allá que nos vamos a la búsqueda del Río Neiva. Por el camino nos sosrprendió “O Penedo das Chaves”, con una forma curiosa y que resulta ser un lagar excavado en la roca y que data del final del Imperio Romano.
Y algo más adelante ya sí tenemos una primera toma de contacto con las aguas del Neiva. En un entorno salvaje con la enredaderas, las verdes hiedras cubriendo las paredes de a antigua aceña Da Carvalha y un destruido postillón.
A continuación, las aceñas van surgiendo aquí y allá acompañando al rugir del río.
Un momento que nos gustó especialmente es cuando avistamos La Aceña Branca con su pontillón. Ya habíamos estado allí hace unos años pero en la orilla opuesta, y ya entonces sentimos la fuerza mágica del río.
Dejamos el río y después de una zona urbana, nuestros pasos nos llevan sobre una senda segura, cómoda, con el cielo azul sobre nosotros y el estallido de la primavera a nuestro alrededor.
No os perdáis el momento de reencuentro con El Neiva. Estamos en La Foz do Neiva donde las aguas dulces van a unirse a las saladas del Océano Atlántico.
¡Sí, El Atlántico allí, turbulento, al alcance de la mano! ¡Deteneos unos minutos a contemplarlo!
Pero debe el viajero, raudo y veloz, continuar su periplo Y lo hace por un sendero al borde del mar en donde no faltan las playas ni los bancos que invitan a la contemplación del espectáculo de las olas.
Llegamos así al puerto, que cruzamos calmamente bajo la atenta mirada de los barcos pesqueros en su día de descanso.
Serpeamos con la senda, por momentos tapizada con motivos primaverales. Avistando dunas y también campos cultivados. Para llegar a conocer estos otros elementos destacados de la ruta: Son los llamados “Palheiros de Sargaço”.
Están hechos con algas recogidas y puestas así a secar, en estos montones característicos para poder usar luego como abono.
Como veis una ruta fácil, completita con olor a río, a aceña, arena, salitre y y marejada.
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Portugal79
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