Castellones de los Mirabetes y Guillimona desde los Collados de la Sagra

Fantástica ruta la que nos preparo nuestro compañero Pepe, aunque las condiciones meteorológicas no fueron las mejores ,sobretodo a primera hora de la mañana, cuando una fina y pertinaz lluvia hizo que desistiéramos de coronar el Castellón de los Mirabetes y nos planteáramos abortar la jornada de montaña. Por suerte el día fue abriéndose poco a poco, lo que repuso nuestro ánimo para continuar , aunque sin despejarse del todo, por lo que no pudimos disfrutar plenamente de las maravillosas panorámicas que desde la Guillimona (2.065 m.s.n.m.) se obtienen.
Nos llevamos a pesar de todo un buen sabor de boca, nos gusto mucho la zona, aunque ya la conocíamos un poco de nuestras ascensiones a la popular y emblemática Sagra, por lo que teníamos ganas de conocer otros lugares cercanos a la gran montaña sagrada.
¡Prometemos volver!.

Comenzamos éste recorrido el el Cortijo del Collado de Abajo, en la carretera NE-46, lugar de inicio también para muchas ascensiones a la Sagra.
Caminamos hacia el NE por dicha carretera unos metros para tomar un carril que sale a nuestra izquierda, hacia el Norte primero ,para ir virando hacia el Oeste después. Éste carril va en todo momento acompañando a una acequia (acequia de Montilla) que viene de la Fuente de Montilla. El carril termina en una vallado, el cual pasamos por una especie de puerta y ahora seguimos por el sendero que acompaña a la acequia, hacia el Norte, hasta que éste termina el el Barranco de Montilla.
Ahora toca remontar éste precioso y espectacular barranco ,para lo que un principio campo a través ganamos altura hacia el Este hasta que llegamos a un sendero, jalonado con hitos en un principio, pero que está muy desdibujado. Éste sendero en un principio muy expuesto y volado sobre el barranco (éste paso se llama el “pollo”), termina por llegar al lecho del mismo. Seguimos por el barranco por donde nos parece más fácil, ya sin sendero hasta que salimos a los sembrados que hay a los pies de los Castellones de los Mirabetes y a un carril.
En medio de los sembrados hay un chopo solitario y unos tornajos, por donde hay que subir para tomar un camino que llega al collado entre los dos Castellones y ascender desde allí al mayor de ellos (el otro es inexpugnable sin material de escalada). Pero las condiciones meteorológicas nos hizo desistir de ascender al Castellón y nos dirigimos al cortijo de los Mirabetes, para lo que tomamos el carril hacia el Este.
En el cortijo descansamos un rato , nos protegemos del viento ,la lluvia y el frío, mientras decidimos que hacer, si seguir o abortar la ruta. El destino quiso que en ese momento se abriera una ventana entre las nubes y recobráramos un poco de nuestro bajo ánimo y decidiéramos continuar, aunque no las teníamos todas con nosotros, pues seguía lloviznado y las manos las teníamos entumecidas por el frío.
Desde el cortijo tomamos un carril hacia el NE, bueno, más que un carril unas simples rodadas, que conforme el terreno se torna más rocoso , éstas se vuelven más difusas, pero suficientes para seguir el rumbo. De seguir integramente éste carril nos llevaría sin perdida ninguna hasta el mismo vértice geodésico de la Guillimona; pero nosotros nos salimos del mismo, buscando un camino más recto, tomando un rumbo más directo a la cumbre que tenemos justo en frente, para más tarde volver a retomar el carril, pero ya mucho más cerca de la Guillimona.
La situación geográfica que tiene éste vértice geodésico la hacen un oteadero excepcional, lástima que no pudiéramos disfrutar plenamente de él ;ya tenemos una excusa para regresar. La Guillimona se encuentra muy próximo a las provincias de Jaén, Albacete y Murcia, por lo que las vistas de parte del Parque Natural de Cazorla, Segura y las Villas (sobretodo de Santiago de la Espada, el Almorchón, los Campos de Hernán Perea....), de la sierra de las Cabras (Albacete), Revolcadores (Murcia) y por su puesto de sierra Seca (Parque Natural de Castril), la Puebla de Don Fabrique y la Sagra en Granada son fantásticas.
Descendemos de la Guillimona hacia el Este, campo a través , por donde nos parece más cómodo, el terreno no tiene a penas vegetación , ni grandes obstáculos, hasta que enganchamos una vereda que nos va llevando hacia el Sur. Pasamos junto a dos tornajos y llegamos a una alta alambrada cinegética. A partir de ahora iremos durante mucho tiempo junto a ésta alambrada, por el sendero que la acompaña (aunque nosotros nos separamos de ella durante un tiempo y tuvimos que sortear un barranco con un paso delicado para retomarla, por lo que aconsejo no separarse de ella). Tras cruzar el barranco de la cueva, al otro lado de la alambrada nos acompañara un carril. Pasamos bajo el cortijo de la Canaleja (dentro de la finca que estamos rodeando) y siguiendo junto a la alambrada descendemos hasta el barranco del Agua.
Al llegar al arroyo dejamos la alambrada para seguir el cauce del mismo por una veredita. Ésta vereda se torna en carril y se va separando del cauce del arroyo para terminar saliendo a una pista.
Seguimos por la pista hacia el SO, acompañados por el impresionante Castellón de las Hoyas y sobre el barranco del Agua, para finalmente salir a la carretera NE-46, GR-9100 entre los kilómetros 9 y 10 y muy cerca del Cortijo de San José de la Montaña.
Seguimos la carretera a la derecha, hacia el NO, pasando por la bonita chopera de las Casas de Bancalejo, para en la segunda curva salirnos campo a través hacia el Oeste. Llegamos en breve a una pista, la cual seguimos hacia el SO y en una curva cuando la misma cambia de dirección nos salimos de ella ,para campo a través descender hasta el río Huéscar o Bravatas. El río va encajonado en una bonita cerrada y es un escollo que hay que sortear buscando la forma menos complicada.
Ascendemos por la ladera opuesta hacia el SO en busca de una pista que vemos más arriba. Seguimos por ella hacia el NO, pasando por la ruinas del cortijo de la Cerrada. Seguimos siempre hacia el Oeste, sobre el cauce del río Huéscar por su margen natural derecho, dejando la pista principal y tomando carriles de menor entidad, para en algo más de 3,5 km desde que pasamos por las ruinas del cortijo de la Cerrada llegar al punto de inicio de la ruta.