247. Cascada Fuente Grande desde Rábanos
near Rábanos, Castilla y León (España)
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Trail photos
Itinerary description
📸 FOTOS:
▶ Las fotografías se ordenan según el itinerario (asociadas a cada 'waypoint').
📝 TEXTO (5 secciones):
▶ Índice IBP de la ruta,
▶ Preámbulo: antecedentes y motivos,
▶ La Ruta: recorrido y dificultades,
▶ Destacado: rasgos sobresalientes, y
▶ Anécdota: hechos curiosos.
INDICE IBP de Dificultad de la Ruta
Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/
El resultado del análisis IBP es de 62 (para Senderismo): dificultad 'Media' para una preparación física 'Media'.
El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 511 metros (superior al que estima Wikiloc).
NOTA PREVIA
Entre los km 8,7 y 11,2, la señal GPS se hizo muy débil y en algún momento se perdió. Wikiloc siguió grabando sin que lo notáramos. No fue posible fijar ‘waypoints’.
Dado el interés de ese tramo, he reconstruido fielmente la ruta sobre la original, a fin de incluir esos puntos de interés y una muestra suficiente de fotografías.
En la versión reconstruida que publico, la longitud y el desnivel acumulado son prácticamente idénticos a los de la original. El trazado es igualmente fiable.
PREÁMBULO
¡Qué obsesión! …Qué dulce pasión…. Con el otoño.
Lo teníamos en frente, refulgente. A diario, a lo largo del río, se nos desplegaba la hilera ribereña. Los chopos, los álamos, los zalces…, y algunos arces, fresnos, acacias, tilos….
Todos cambiaban su tornasol a cámara lenta. Alegraban la melancolía del cielo (y la social…).
Mas eso no era suficiente. Esa belleza ya nos era conocida. Necesitábamos descubrir novedades. Y que nos entrasen por los poros y se grabasen en la carne, dinámicas; no sólo por los ojos y en la retina, lánguidas.
Este otoño insistía con su agua. Llovía…, llovía…. Si no lo hacía ahora, era porque lo acababa de hacer. Y, si no, es que estaba a punto de hacerlo. Generalmente, suave o modosa; la lluvia ‘buena’.
Ya se sabe, sin embargo, que ‘nunca llueve a gusto de todos’. Era difícil encontrar una fisura por donde colarse unas horas en el monte, sin mojarse por arriba o por abajo; desde el cielo o desde el suelo.
No es que nos importara calarnos o embarrarnos (un poco…). Más importante era la necesidad de luz para apreciar los tintes en la vegetación.
Y el otoño no esperaba…. Las hojas se las lleva el viento; y lo estaba haciendo. Así que de fábulas metafóricas, nada; era puro realismo.
Esta era la tonadilla (auto)repetida durante las cuatro últimas semanas. Y no se vislumbraba un final próximo. Rebajando las expectativas de buen tiempo, aceptaríamos lo que fuera.
Conocíamos una zona con grandes hayas en los Montes de Oca. Hacía tres meses y pico que habíamos estado por allí. [1] Aún era verano. Se nos quedó grabada: --“Esto en otoño debe estar para ‘comérselo’…”.
[1] https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/montes-de-oca-entre-rabanos-y-villamudria-142075268
Confiábamos en llegar aún a tiempo para empaparnos (no de agua sino) de colores. (Aunque hubiera barro; …y aunque hubiera caza…). Podían ser los últimos estertores del ave fénix otoñal.
LA RUTA
Como se observa en el trazado, esta es una ruta ‘rara’, muy revirada, con forma de ocho. La visita a su variedad de ambientes conlleva ese peaje. Se puede hacer más lineal, pero a costa de hacerla más igual.
Desde el pueblo de Rábanos, ascendemos enseguida a un altiplano. Por él nos moveremos en leve declive hasta el km 7,2. Generalmente, vamos por caminos o sendas (ahora con algunos charcos y barro a trechos).
En esa primera parte de la ruta, la ida, a lo largo del altiplano, iremos cruzando ecosistemas diversos: semi-páramo frondoso, dehesa, bosque, praderas…; intercalándose y en fluido cambio.
En ese punto (km 7,2) iniciamos un descenso algo más acentuado. Menos de lo que parece en el perfil. Nos deposita en el barranco del arroyo de Aguas Puras y su cascada de Fuente Grande (km 8,2).
Tras dejar la cascada, iniciando el regreso, un sendero (casi invisible) faldea y nos lleva al fondo del Barranco del Valle (km 8,6). Por él culebreamos en ligero ascenso hasta el km 10,9 por el camino de Puras de Villafranca a Rábanos.
Lo dejamos y al poco se inicia una marcha austera entre pinares (hasta el km 13,7). Llegamos de nuevo a los hayedos. Allí, nuestra atención, ávida de primicias después de la monotonía pinarera, crepita otra vez con sus colores.
Hacia el km 16, empiezan a aparecer los robles, compartiendo espacio con las hayas. Ese amancebamiento termina en la calvera a la que salimos en el km 16,6. Después de un corto robledal, ya estamos frente a Rábanos, concluyendo.
Posibles Dificultades:
No aconsejo esta ruta a todo el personal. No conlleva grandes dificultades, pero sí algunas incomodidades y unas cuantas incertidumbres. En esas aguas (nosotros) nos movemos a gusto.
Diseñé la ruta sobre mapa, para unir dos puntos, Rábanos y la cascada de Fuente Grande. La finalidad era contemplar la vegetación otoñal en su apogeo, con extensas zonas de hayedos.
Era, pues, una ruta para explorar libremente. No hay señalización, pero el suelo sigue ahí, firme y transitable. Sólo hay que espolear un poco a la intuición; a veces.
No es una ruta dura físicamente, considerando su longitud y desnivel. No obstante, tiene varios tramos con maleza (‘nada del otro mundo’).
En cambio, sí comporta cierta complejidad en orientación: senderos cubiertos de vegetación, numerosos caminos que salen (o llegan) y se entrecruzan, revueltas, opciones múltiples….
La cascada puede ser algo complicada de encontrar llegando desde arriba. Sólo un pequeño letrero, justo en la misma boca de acceso entre la fronda (km 8), te indica su ubicación.
El pinar entre los km 11,3 y 13,7 se hace largo y monótono (y durante casi 2 km nos vigila un tendido eléctrico; “no mires”). Una alternativa, rodeándolo, implicaría alargar la ruta.
DESTACADO
Estamos en los Montes de Oca. Una caja de sorpresas. Con gran variedad de espacios.
Nuestros principales objetivos eran las hayas otoñales y la cascada de Fuente Grande. Esos montes nos los ofrecieron en exquisitas dosis; en bandeja dorada, en un día luminoso.
Y también nos regalaron mucho más:
Las zonas abiertas de pastizal, con helechos, brezo, escobas, retama, etc…, y acebos, se combinan con inmensos bosques de estirados pinos, absolutamente envolventes.
A ello se unen amplias franjas y reductos de hayedos, y también de robledales. Por todos estos espacios pasamos, eligiendo la ración de cada vianda a voluntad.
No hay tiempo para aburrirse o saciarse en cinco horas. (Y eso a pesar de que este día las cumbres de la Sierra de la Demanda estaban algo embrumadas. ¡Que si no…!).
(1) La Magia Otoñal Hayas:
No sé si allí habrá algún punto en la evolución cromática de las hayas mejor que éste. Quedamos plenamente satisfechos con lo que vimos. El cielo lustroso ayudó en esa empresa: la de resaltar los colores.
Hay en esos bosques y dehesas abundancia de hayas maduras y vetustas. En ellas, las hojas parecen aguantar mejor las embestidas de la lluvia, el frío y el viento, comparadas con las hayas más jóvenes.
Además, la gama de colores que desarrollan las hayas viejas es mayor; como lo es su intensidad: desde el amarillo pálido al vivo cobrizo. Por añadidura, están los relieves, protuberancias y curvas en sus formas.
Y luego están las hayas ‘cautivas’; dentro de los pinares. Solitarias; rodeadas. Se las ve desde el sendero como detrás de unos barrotes: los oscuros y largos troncos de los pinos; los ‘carceleros’.
Ellas, las hayas, parecen pedir auxilio: extendiendo sus brazos y con su encendido de amarillos. “Mi tesóoorooo…”, dirán los pinos (como Gollum). O, no sé, a lo mejor las están protegiendo….
Sea cual sea la interpretación de esas escenas, son un espectáculo de vitalidad. No hace falta tener mucha imaginación.
Únicamente echamos de menos a las hayas ‘pata de elefante’ y ‘las comadres’. Las habíamos visto en verano, más discretas de color. ¡Cómo debían estar ahora con sus trajes de fantasía! No las localizamos (habrá más otoños…).
En fin, un lugar para no perdérselo en otoño. Para dejarse ir.
(2) La Cascada de Fuente Grande:
Habíamos pasado cerca de la cascada hacía tiempo. Pero no imaginábamos que aquel paraje guardaría ese caudal. Entonces nos pasó desapercibida.
La cascada se halla en un lugar algo difícil de localizar, tapada por una cortina de exuberante vegetación, bajando desde el monte. Subiendo desde Puras de Villafranca, por el camino, probablemente sea más fácil.
He visto fotos de ella con más volumen de agua, comparadas con la visión directa que tuvimos allí. No negaré que, a posteriori, me impresionaron más las primeras. Pero me hechizó la versión que nos mostró ahora in situ.
Tiene cuatro saltos. Quizá no sean ‘muchos’ metros en total, pero así, escalonada, lo parecen. Recubierta de musgo y toba, con finas plantas colgantes, con oscuras oquedades a los lados. Es un refugio, un rincón encantador.
Y está ese barranco en el que la cascada se encubre. Áspero en sus paredes, su fondo rebosaba de todos los colores, incluidos los rojos y naranjas. Cuando lo ves desde arriba, acercándote, no te queda sino postrarte maravillado.
ANÉCDOTA
A menudo las rutas son obsequiosas con las anécdotas. Hoy, al colorido día de otoño le correspondió sólo una y más bien monocroma. Sí, pero novedosa por inusual (2 o 3 en 250 rutas), y no exenta de emoción y repercusiones prácticas.
Entre los km 8 y 12, la señal de cobertura telefónica era muy débil. Llegado un momento, desapareció (del 8,7 al 11,2). Los nuevos ‘waypoints’ no se cargaban y el trazado a seguir no aparecía en la pantalla.
Sin embargo, Wikiloc siguió grabando; oculto. Para nosotros, como si no, porque no lo veíamos. Misterio. (Supongo que para la ignorancia todo lo es).
Fuimos, pues, ‘a tientas’ durante varios km. ¡Y aún faltaban 9 para llegar al final! Y el trayecto era enrevesado; con terreno boscoso, no siempre practicable; y con múltiples cambios de curso.
--“¿Qué hacemos? ¿Nos perderemos?”.
--“¡No vamos a desandar lo andado (para, de ese modo, ir seguros por lo conocido)! ¡Ni locos! ¡Cabe la derrota, pero no la rendición!”. (Y bravuconadas por el estilo).
…Y además teníamos que estar de vuelta en casa a una hora no tardía (por razones ajenas). No disponíamos, pues, de todo el día, ya muy acortado estacionalmente, como para vagar perdidos.
En otro teléfono disponíamos de un mapa sin conexión de la zona. Entre eso, nuestra ‘perspicacia andariega’, y un montón de suerte, dimos con los pasos correctos. Así hasta que la señal volvió para socorrernos.
Pero eso fue casi una hora después. Mientras tanto, ‘como en los viejos tiempos’ (cuando íbamos con un mapa): “¿Será por aquí? ¿Será por allí?”. …‘Pobres pardillos’….
Mas ahora el resultado fue muy distinto de los de antaño. Ahora, para orientarnos, ‘sabíamos más por viejos que…’. ‘¡Lo que da la experiencia rutera acumulada!’.
…O fue tal vez ‘el ángel…’; una vez más (otra de tantas…). Sí, nos atrasamos un poco, enlenteciendo la marcha, pero no nos extraviamos.
Llegamos a casa a tiempo para una despedida. Eso sí, el almuerzo (de mediodía) llegó ya a la hora de la merienda.
▶ Las fotografías se ordenan según el itinerario (asociadas a cada 'waypoint').
📝 TEXTO (5 secciones):
▶ Índice IBP de la ruta,
▶ Preámbulo: antecedentes y motivos,
▶ La Ruta: recorrido y dificultades,
▶ Destacado: rasgos sobresalientes, y
▶ Anécdota: hechos curiosos.
INDICE IBP de Dificultad de la Ruta
Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/
El resultado del análisis IBP es de 62 (para Senderismo): dificultad 'Media' para una preparación física 'Media'.
El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 511 metros (superior al que estima Wikiloc).
NOTA PREVIA
Entre los km 8,7 y 11,2, la señal GPS se hizo muy débil y en algún momento se perdió. Wikiloc siguió grabando sin que lo notáramos. No fue posible fijar ‘waypoints’.
Dado el interés de ese tramo, he reconstruido fielmente la ruta sobre la original, a fin de incluir esos puntos de interés y una muestra suficiente de fotografías.
En la versión reconstruida que publico, la longitud y el desnivel acumulado son prácticamente idénticos a los de la original. El trazado es igualmente fiable.
PREÁMBULO
¡Qué obsesión! …Qué dulce pasión…. Con el otoño.
Lo teníamos en frente, refulgente. A diario, a lo largo del río, se nos desplegaba la hilera ribereña. Los chopos, los álamos, los zalces…, y algunos arces, fresnos, acacias, tilos….
Todos cambiaban su tornasol a cámara lenta. Alegraban la melancolía del cielo (y la social…).
Mas eso no era suficiente. Esa belleza ya nos era conocida. Necesitábamos descubrir novedades. Y que nos entrasen por los poros y se grabasen en la carne, dinámicas; no sólo por los ojos y en la retina, lánguidas.
Este otoño insistía con su agua. Llovía…, llovía…. Si no lo hacía ahora, era porque lo acababa de hacer. Y, si no, es que estaba a punto de hacerlo. Generalmente, suave o modosa; la lluvia ‘buena’.
Ya se sabe, sin embargo, que ‘nunca llueve a gusto de todos’. Era difícil encontrar una fisura por donde colarse unas horas en el monte, sin mojarse por arriba o por abajo; desde el cielo o desde el suelo.
No es que nos importara calarnos o embarrarnos (un poco…). Más importante era la necesidad de luz para apreciar los tintes en la vegetación.
Y el otoño no esperaba…. Las hojas se las lleva el viento; y lo estaba haciendo. Así que de fábulas metafóricas, nada; era puro realismo.
Esta era la tonadilla (auto)repetida durante las cuatro últimas semanas. Y no se vislumbraba un final próximo. Rebajando las expectativas de buen tiempo, aceptaríamos lo que fuera.
Conocíamos una zona con grandes hayas en los Montes de Oca. Hacía tres meses y pico que habíamos estado por allí. [1] Aún era verano. Se nos quedó grabada: --“Esto en otoño debe estar para ‘comérselo’…”.
[1] https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/montes-de-oca-entre-rabanos-y-villamudria-142075268
Confiábamos en llegar aún a tiempo para empaparnos (no de agua sino) de colores. (Aunque hubiera barro; …y aunque hubiera caza…). Podían ser los últimos estertores del ave fénix otoñal.
LA RUTA
Como se observa en el trazado, esta es una ruta ‘rara’, muy revirada, con forma de ocho. La visita a su variedad de ambientes conlleva ese peaje. Se puede hacer más lineal, pero a costa de hacerla más igual.
Desde el pueblo de Rábanos, ascendemos enseguida a un altiplano. Por él nos moveremos en leve declive hasta el km 7,2. Generalmente, vamos por caminos o sendas (ahora con algunos charcos y barro a trechos).
En esa primera parte de la ruta, la ida, a lo largo del altiplano, iremos cruzando ecosistemas diversos: semi-páramo frondoso, dehesa, bosque, praderas…; intercalándose y en fluido cambio.
En ese punto (km 7,2) iniciamos un descenso algo más acentuado. Menos de lo que parece en el perfil. Nos deposita en el barranco del arroyo de Aguas Puras y su cascada de Fuente Grande (km 8,2).
Tras dejar la cascada, iniciando el regreso, un sendero (casi invisible) faldea y nos lleva al fondo del Barranco del Valle (km 8,6). Por él culebreamos en ligero ascenso hasta el km 10,9 por el camino de Puras de Villafranca a Rábanos.
Lo dejamos y al poco se inicia una marcha austera entre pinares (hasta el km 13,7). Llegamos de nuevo a los hayedos. Allí, nuestra atención, ávida de primicias después de la monotonía pinarera, crepita otra vez con sus colores.
Hacia el km 16, empiezan a aparecer los robles, compartiendo espacio con las hayas. Ese amancebamiento termina en la calvera a la que salimos en el km 16,6. Después de un corto robledal, ya estamos frente a Rábanos, concluyendo.
Posibles Dificultades:
No aconsejo esta ruta a todo el personal. No conlleva grandes dificultades, pero sí algunas incomodidades y unas cuantas incertidumbres. En esas aguas (nosotros) nos movemos a gusto.
Diseñé la ruta sobre mapa, para unir dos puntos, Rábanos y la cascada de Fuente Grande. La finalidad era contemplar la vegetación otoñal en su apogeo, con extensas zonas de hayedos.
Era, pues, una ruta para explorar libremente. No hay señalización, pero el suelo sigue ahí, firme y transitable. Sólo hay que espolear un poco a la intuición; a veces.
No es una ruta dura físicamente, considerando su longitud y desnivel. No obstante, tiene varios tramos con maleza (‘nada del otro mundo’).
En cambio, sí comporta cierta complejidad en orientación: senderos cubiertos de vegetación, numerosos caminos que salen (o llegan) y se entrecruzan, revueltas, opciones múltiples….
La cascada puede ser algo complicada de encontrar llegando desde arriba. Sólo un pequeño letrero, justo en la misma boca de acceso entre la fronda (km 8), te indica su ubicación.
El pinar entre los km 11,3 y 13,7 se hace largo y monótono (y durante casi 2 km nos vigila un tendido eléctrico; “no mires”). Una alternativa, rodeándolo, implicaría alargar la ruta.
DESTACADO
Estamos en los Montes de Oca. Una caja de sorpresas. Con gran variedad de espacios.
Nuestros principales objetivos eran las hayas otoñales y la cascada de Fuente Grande. Esos montes nos los ofrecieron en exquisitas dosis; en bandeja dorada, en un día luminoso.
Y también nos regalaron mucho más:
Las zonas abiertas de pastizal, con helechos, brezo, escobas, retama, etc…, y acebos, se combinan con inmensos bosques de estirados pinos, absolutamente envolventes.
A ello se unen amplias franjas y reductos de hayedos, y también de robledales. Por todos estos espacios pasamos, eligiendo la ración de cada vianda a voluntad.
No hay tiempo para aburrirse o saciarse en cinco horas. (Y eso a pesar de que este día las cumbres de la Sierra de la Demanda estaban algo embrumadas. ¡Que si no…!).
(1) La Magia Otoñal Hayas:
No sé si allí habrá algún punto en la evolución cromática de las hayas mejor que éste. Quedamos plenamente satisfechos con lo que vimos. El cielo lustroso ayudó en esa empresa: la de resaltar los colores.
Hay en esos bosques y dehesas abundancia de hayas maduras y vetustas. En ellas, las hojas parecen aguantar mejor las embestidas de la lluvia, el frío y el viento, comparadas con las hayas más jóvenes.
Además, la gama de colores que desarrollan las hayas viejas es mayor; como lo es su intensidad: desde el amarillo pálido al vivo cobrizo. Por añadidura, están los relieves, protuberancias y curvas en sus formas.
Y luego están las hayas ‘cautivas’; dentro de los pinares. Solitarias; rodeadas. Se las ve desde el sendero como detrás de unos barrotes: los oscuros y largos troncos de los pinos; los ‘carceleros’.
Ellas, las hayas, parecen pedir auxilio: extendiendo sus brazos y con su encendido de amarillos. “Mi tesóoorooo…”, dirán los pinos (como Gollum). O, no sé, a lo mejor las están protegiendo….
Sea cual sea la interpretación de esas escenas, son un espectáculo de vitalidad. No hace falta tener mucha imaginación.
Únicamente echamos de menos a las hayas ‘pata de elefante’ y ‘las comadres’. Las habíamos visto en verano, más discretas de color. ¡Cómo debían estar ahora con sus trajes de fantasía! No las localizamos (habrá más otoños…).
En fin, un lugar para no perdérselo en otoño. Para dejarse ir.
(2) La Cascada de Fuente Grande:
Habíamos pasado cerca de la cascada hacía tiempo. Pero no imaginábamos que aquel paraje guardaría ese caudal. Entonces nos pasó desapercibida.
La cascada se halla en un lugar algo difícil de localizar, tapada por una cortina de exuberante vegetación, bajando desde el monte. Subiendo desde Puras de Villafranca, por el camino, probablemente sea más fácil.
He visto fotos de ella con más volumen de agua, comparadas con la visión directa que tuvimos allí. No negaré que, a posteriori, me impresionaron más las primeras. Pero me hechizó la versión que nos mostró ahora in situ.
Tiene cuatro saltos. Quizá no sean ‘muchos’ metros en total, pero así, escalonada, lo parecen. Recubierta de musgo y toba, con finas plantas colgantes, con oscuras oquedades a los lados. Es un refugio, un rincón encantador.
Y está ese barranco en el que la cascada se encubre. Áspero en sus paredes, su fondo rebosaba de todos los colores, incluidos los rojos y naranjas. Cuando lo ves desde arriba, acercándote, no te queda sino postrarte maravillado.
ANÉCDOTA
A menudo las rutas son obsequiosas con las anécdotas. Hoy, al colorido día de otoño le correspondió sólo una y más bien monocroma. Sí, pero novedosa por inusual (2 o 3 en 250 rutas), y no exenta de emoción y repercusiones prácticas.
Entre los km 8 y 12, la señal de cobertura telefónica era muy débil. Llegado un momento, desapareció (del 8,7 al 11,2). Los nuevos ‘waypoints’ no se cargaban y el trazado a seguir no aparecía en la pantalla.
Sin embargo, Wikiloc siguió grabando; oculto. Para nosotros, como si no, porque no lo veíamos. Misterio. (Supongo que para la ignorancia todo lo es).
Fuimos, pues, ‘a tientas’ durante varios km. ¡Y aún faltaban 9 para llegar al final! Y el trayecto era enrevesado; con terreno boscoso, no siempre practicable; y con múltiples cambios de curso.
--“¿Qué hacemos? ¿Nos perderemos?”.
--“¡No vamos a desandar lo andado (para, de ese modo, ir seguros por lo conocido)! ¡Ni locos! ¡Cabe la derrota, pero no la rendición!”. (Y bravuconadas por el estilo).
…Y además teníamos que estar de vuelta en casa a una hora no tardía (por razones ajenas). No disponíamos, pues, de todo el día, ya muy acortado estacionalmente, como para vagar perdidos.
En otro teléfono disponíamos de un mapa sin conexión de la zona. Entre eso, nuestra ‘perspicacia andariega’, y un montón de suerte, dimos con los pasos correctos. Así hasta que la señal volvió para socorrernos.
Pero eso fue casi una hora después. Mientras tanto, ‘como en los viejos tiempos’ (cuando íbamos con un mapa): “¿Será por aquí? ¿Será por allí?”. …‘Pobres pardillos’….
Mas ahora el resultado fue muy distinto de los de antaño. Ahora, para orientarnos, ‘sabíamos más por viejos que…’. ‘¡Lo que da la experiencia rutera acumulada!’.
…O fue tal vez ‘el ángel…’; una vez más (otra de tantas…). Sí, nos atrasamos un poco, enlenteciendo la marcha, pero no nos extraviamos.
Llegamos a casa a tiempo para una despedida. Eso sí, el almuerzo (de mediodía) llegó ya a la hora de la merienda.
Waypoints
Waypoint
3,868 ft
9
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