Cañón del Río Argos. Anthercas

Acceso por la Autovía RM-15 Caravaca de La Cruz Oeste Salida 61, hacemos la rotonda dirección Caravaca, en el primer cruce regulado por semáforo tomamos por la izquierda, en el siguiente cruce (no entradas o desvíos) otra vez por la izquierda, y la Carretera Vieja de Archivel bordeando la Urbanización el Carrascal, asciende un repecho y va girando en la balsa de la Hoya del Nano, para cruzar el Río Argos y aparcar justo al lado de la carretera cerca del Cortijo de la Represa.

El río Argos nace en el término municipal de Caravaca de la Cruz, recoge las aguas de la vertiente sur de las sierras del Gavilán y de Villafuerte, bordea el casco urbano de Cehegín, pasa por la localidad de Valentín (embalse) y desemboca en el río Segura, antes del Cañón de Almadenes en Calasparra.

Comenzamos por una pista estrecha, que debido a las lluvias se halla parcialmente embarrada, entre La Represa y la Loma del Teatino, avanzamos cruzando el lecho húmedo del río, entre escaramujos, parrales, zarzas y restos de algún equino.

Una gran parte del agua del Argos se canaliza y entuba más adelante, el sendero se adentra entre dos grandes rocas en un pequeño pinar, se le une la Rambla de Bejar.

La pared opuesta se halla estratificada, el cauce erosionado presenta alargados pasillos pétreos por donde fluye rápida el agua.

Vemos la incipiente formación de varias chimeneas de Hadas (Hoodoos), una chimenea de hadas es como una gran columna natural de rocas blandas, en general de origen sedimentario, cuya cima está formada por una roca de mayor resistencia que protege esta columna de la erosión.

El sendero a veces se hace más transitable, pero a menudo nos las vemos y deseamos para cruzar el Argos entre la vegetación, la cantidad de agua y el barro.

En una zona donde se ensanchan las paredes que conforman el cañón, apreciamos en los cortes de los cerros, las gredas, con sus vetas rojizas que denotan la presencia de arcilla.
Una de las moles se asemeja a la cabeza de un tiburón atravesando la pared rocosa.

Llegando a la Hospedería Molino del Río, rodeada por una finca ecológica de nogales y frutales, ya no podemos vadear el Argos para echarle un vistazo, y después de tomar la fruta damos media vuelta.

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