Caminos Guane o de Lengerke en Santander. Barichara, Guane, Villanueva, Jordán y Los Santos, Santander. Noviembre de 2023
near Barichara, Santander (Republic of Colombia)
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Trail photos
Itinerary description
Las antiguas venas de mi tierra, ya no mueven aquella vida y comercio de siglos atrás, pero resguarda aún aquellos paisajes bravíos, llenos de ocres y verdes, del azul celeste y de infinitud de montañas, su cañón del Chicamocha y su hermoso hilo de plata, reflejando la luz de la diosa Chía, y que baña sus entrañas.
Resguardado por corrales de piedra, aún se resguarda parte de este hermoso camino de los hermanos mayores Guanes y que el ingeniero y matemático Georg Ernst Heinrich Von Lengerke, desde el reino de Hannover, ha llegado siglos después y dos siglos atrás, de este presente, al Estado Soberano de Santander, a aprovecharlos para que sombreros, quinua y todo tipo de frutos de estos fértiles parajes, llegasen a la vieja Europa.
Años atrás, con mi gran amigo, el Profesor Hernando, habíamos hecho uno de los tramos más extensos y difíciles, desde Guane hasta Zapatoca y me satisfizo el hecho que faltaban los caminos más conocidos y otros más agrestes, que se deslizan por la montaña y buscaban el gran Magdalena. Ahora, un lustro después, emprendo desde la hermosa Barichara el camino hacia el antiguo poblado de Guane, por un camino sorprendentemente más conservado, en segmentos, restaurado y señalizado, pero a su vez, enmarcado en la naturaleza más atrayente y apacible, que saca brillo a la sonrisa del alma y hace mover con más ahínco el corazón.
Dichoso, bajo el canto de Toches, Mieleros y Mirlas, paso a paso me acercaba a Villanueva, por una senda más rústica e incluso devorada en intermedios por la trocha y que poco a poco, cedía su anchura a un camino más salvaje entre el verde circundante. Villanueva aparecía abajo a lo lejos y no tardamos mucho en llegar allí a descansar. Un amigo inglés, me alcanzó en el camino y mientras hablábamos de rugby o del horrendo plato, fish and fries, fuimos sorprendidos por una torre de la iglesia de Villanueva que ya delataba a campanas, su cercanía.
Desde aquí y entre campos, ya dejando atrás el viejo camino de piedra y tierra, que sucumbió, no hace mucho tiempo ante la carretera habitual, sentía en ese día, la euforia de llegar al gran cañón del Chicamocha, cuya vastedad e infinitud natural, envolvía mi pequeño ser, mucho más que aquel sol de medio día, que poco antes, había robado la vida de un pobre caminante australiano, cuyo ser cayó, pocos kilómetros antes de llegar al fondo más fresco de aquel duro descenso. El aullido de los monos, el canto del viento que refrescaba y hacía bailar los arbustos y mi alma, los cactus y su estatismo particular, los tramos que me presentaban un vacío con sabor a vértigo y el puñado de casitas a lo lejos, a donde debería llegar, han marcado este nuevo día de caminar y de gozar.
Me esperaba mi amigo Hernando, en el viejo Jordán, pero he llegado tan tarde y tan derrumbado, que decido allí pasar la noche y con el consuelo de tan solo haberle saludado; me quedo meditabundo y frustrado, por no poder ascender con él, a las tierras altas de su nuevo hogar en Los Santos, en la cima de la pared norte del cañón. Me curo insolaciones y cansancios sumergido en una piscina hasta la media noche, mientras la música hace bailar a los presentes y allí en esa casita donde fui invitado, me he dejado alcanzar por la noche y el sueño al son de una hamaca, para al día siguiente, reencontrarme con lo que fue el verdadero camino, que reaparece a estas alturas y que de nuevo me saluda, apenas cruzando el puente del Chicamocha bravo y rugiente, emprendiendo el último y durísimo ascenso hacia Los Santos, como destino final de este periplo, que no vuelve a su punto de partida.
Las casetas a la vera del camino, bellamente tapizado en piedras y flores, me brindaban la tregua de la vital sombra que me escondía de los rayos del meridiano y al compás de aquella misma y refrescante, se abría a la vista a todo lo recorrido, desde aquella pared del cañón, que me faltaba conquistar. Las viejas ruinas de la casa de los arrieros me hablaron de mi bisabuelo y sus viajes al sur por sal y así poco a poco llegaba a la cima, con el cuerpo destrozado y a la vez animado por el pronto descansar.
Gracias al camino y al pasado por sus historias, vistas y naturaleza, gracias a la vida por este hermoso andar.
Resguardado por corrales de piedra, aún se resguarda parte de este hermoso camino de los hermanos mayores Guanes y que el ingeniero y matemático Georg Ernst Heinrich Von Lengerke, desde el reino de Hannover, ha llegado siglos después y dos siglos atrás, de este presente, al Estado Soberano de Santander, a aprovecharlos para que sombreros, quinua y todo tipo de frutos de estos fértiles parajes, llegasen a la vieja Europa.
Años atrás, con mi gran amigo, el Profesor Hernando, habíamos hecho uno de los tramos más extensos y difíciles, desde Guane hasta Zapatoca y me satisfizo el hecho que faltaban los caminos más conocidos y otros más agrestes, que se deslizan por la montaña y buscaban el gran Magdalena. Ahora, un lustro después, emprendo desde la hermosa Barichara el camino hacia el antiguo poblado de Guane, por un camino sorprendentemente más conservado, en segmentos, restaurado y señalizado, pero a su vez, enmarcado en la naturaleza más atrayente y apacible, que saca brillo a la sonrisa del alma y hace mover con más ahínco el corazón.
Dichoso, bajo el canto de Toches, Mieleros y Mirlas, paso a paso me acercaba a Villanueva, por una senda más rústica e incluso devorada en intermedios por la trocha y que poco a poco, cedía su anchura a un camino más salvaje entre el verde circundante. Villanueva aparecía abajo a lo lejos y no tardamos mucho en llegar allí a descansar. Un amigo inglés, me alcanzó en el camino y mientras hablábamos de rugby o del horrendo plato, fish and fries, fuimos sorprendidos por una torre de la iglesia de Villanueva que ya delataba a campanas, su cercanía.
Desde aquí y entre campos, ya dejando atrás el viejo camino de piedra y tierra, que sucumbió, no hace mucho tiempo ante la carretera habitual, sentía en ese día, la euforia de llegar al gran cañón del Chicamocha, cuya vastedad e infinitud natural, envolvía mi pequeño ser, mucho más que aquel sol de medio día, que poco antes, había robado la vida de un pobre caminante australiano, cuyo ser cayó, pocos kilómetros antes de llegar al fondo más fresco de aquel duro descenso. El aullido de los monos, el canto del viento que refrescaba y hacía bailar los arbustos y mi alma, los cactus y su estatismo particular, los tramos que me presentaban un vacío con sabor a vértigo y el puñado de casitas a lo lejos, a donde debería llegar, han marcado este nuevo día de caminar y de gozar.
Me esperaba mi amigo Hernando, en el viejo Jordán, pero he llegado tan tarde y tan derrumbado, que decido allí pasar la noche y con el consuelo de tan solo haberle saludado; me quedo meditabundo y frustrado, por no poder ascender con él, a las tierras altas de su nuevo hogar en Los Santos, en la cima de la pared norte del cañón. Me curo insolaciones y cansancios sumergido en una piscina hasta la media noche, mientras la música hace bailar a los presentes y allí en esa casita donde fui invitado, me he dejado alcanzar por la noche y el sueño al son de una hamaca, para al día siguiente, reencontrarme con lo que fue el verdadero camino, que reaparece a estas alturas y que de nuevo me saluda, apenas cruzando el puente del Chicamocha bravo y rugiente, emprendiendo el último y durísimo ascenso hacia Los Santos, como destino final de este periplo, que no vuelve a su punto de partida.
Las casetas a la vera del camino, bellamente tapizado en piedras y flores, me brindaban la tregua de la vital sombra que me escondía de los rayos del meridiano y al compás de aquella misma y refrescante, se abría a la vista a todo lo recorrido, desde aquella pared del cañón, que me faltaba conquistar. Las viejas ruinas de la casa de los arrieros me hablaron de mi bisabuelo y sus viajes al sur por sal y así poco a poco llegaba a la cima, con el cuerpo destrozado y a la vez animado por el pronto descansar.
Gracias al camino y al pasado por sus historias, vistas y naturaleza, gracias a la vida por este hermoso andar.
Waypoints
Panorama
4,249 ft
Panorámica
Comments (10)
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EXCELENTE DESCRIPCIÓN TAN ESCASA EN LA MAYORÍA DE TRACKS.
DA GUSTO RECORRER CON
LA IMAGINACIÓN ESOS SENDEROS EN SU COMPAÑÏA, CAMINOS QUE OTRORA CONOCIMOS.
QUE ESTA NARRACIÓN SIRVA DE MODELO PARA OTROS SENDERISTAS.
Altamente agradecido por su apreciación. La narrativa intenta copiar incluso más fielmente, aquel caminar y experiencias, que el mismo mapa o imágenes tomadas. Me alegra mucho que el comentario venga de alguien que ya conoce estos hermosos caminos
سلام
این چالش رو با دوچرخه انجام دادی یا پیاده روی کردی خیلی زیاد طول کشیده چقدر استراحت داشتی؟؟؟
بی نظیر
خیلی پیاده روی کردم (سه روز متوالی) 🙏🏼 من از آن لذت بردم
Una ruta sencillamente espectacular, ese camino de Barichara a Guane, lo quise hacer cuando visite Barichara, pero me quede con las ganas, ese camino realmente es bellísimo y la forma de conectarlo con el de Villanueva y el Jordán, me parece increíble, muy agradable tu crónica Marius y mejor aún ese buen registro fotográfico, felicitaciones mi hermano, por compartirnos esta maravilla de ruta cargada de historia que nos hace retroceder en el tiempo para recordar a los ancestros.
Apreciar estas fabulosas tierras desde lo alto es todo un premio para el alma, se renueva el espíritu y se recarga el cuerpo con buenas energías, al final se siente una paz consigo mismo y con una satisfacción muy grande por haber completado el recorrido con éxito, pues conociendo las altas temperaturas de la zona sé que el recorrido no es para nada fácil.
Un Fuerte Abrazo compañero, que Dios te llene de salud y te mantenga siempre con buena energía para que sigas compartiendo estas fabulosas rutas.
Gracias mi apreciado Óscar por los buenos deseos y por sus apreciaciones. Tiene razón, es una ruta difícil pero por ello mismo es satisfactoria. Me da tristeza el amigo australiano de carrera de montaña que al infartarse faltando poco ha fallecido al instante, bajando la primera pared. Es tranquilidad para el alma por los paisajes y los animales que se ven y oyen a lo lejos, como los urutau y los monos aulladores.
Espero pueda hacer ese recorrido. Antes el camino todo era empedrado pero entre más adelante de Guane y poco antes de Villanueva se ha perdido el camino por la carretera y es una lástima.
Me queda el recorrido de Socorro a Barichara, pasando por Cabrera y el de la Hacienda de Lengerke hacia el Magdalena, pasando por San Vicente.
Un gran día le deseo Óscar, muy amable.
Tremenda ruta ancestral.
Es cierto, es un lugar lleno de historia. Espero pueda disfrutarlo también.
Hola, se ve súper interesante la ruta. Qué tal es hacerla desde Los Santos hacia Barichara?