Camiño Portugués por la Costa. Etapa 3: Esposende (Marinhas) ~ Viana de Castelo (Areosa)
near Marinhas, Braga (Portugal)
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Trail photos
Itinerary description
Una etapa que no necesita muchas aclaraciones ya que, como todas, se encuentra muy bien señalizada.
Esta jornada será la primera en que no pisaremos ninguna playa. Los puntos de mayor interés serán el paso de dos ríos, el Neiva y el Lima, la visita a la iglesia de Santiago de Castelo do Neiva, con once siglos de historia, y la bonita ciudad de Viana do Castelo.
El sendero de bajada hacia el cauce del río Neiva es uno de los tramos más bellos de este Camino Portugués de la Costa. Se atraviesa un bosque de ribera que en en estos días de verano resulta muy agradable. Lástima que sea un tramo muy breve, aunque abajo nos espera otro lugar especial: el paso del río con un entorno precioso y en cuyas aguas se puede observar una gran flecha construida en piedras que nos señala el camino. El paso del río Neiva, por lo general bastante caudaloso, se realiza por una pontella o plataforma de losas de granito, sin barandilla. Este río divide los Concellos de Esposende y Viana do Castelo y los distritos de Braga y Viana do Castelo. Nada más cruzar el río ingresamos en la región del Alto Minho.
Nuestra ruta pasa también por la iglesia de Santiago, que data del siglo IX y tal vez sea la primera dedicada al apóstol de toda la península, después del templo primitivo de Compostela. En su interior, cerca de la entrada y detrás de un retablo de lo más vulgar, podemos ver la lápida labrada donde consta la consagración de la iglesia al santo en el año 862 por parte del obispo de Coímbra.
El antiguo monasterio benedictino de São Romão data del siglo XI, si bien de éste sólo queda el recuerdo, pues fue reconstruido íntegramente en el s. XVII. De esta época se conserva la iglesia, con fachada barroca y decorada con molduras curvas, volutas, pináculos y expresivas formas vegetales. En su interior, de nave única, destaca el retablo mayor, fechado en 1665 y que fue trasladado desde otro monasterio cercano a Braga; también es interesante el claustro neoclásico, de dos pisos y en orden toscano. Al otro lado de la carretera, frente al monasterio, se encuentra una gran escalinata con vía crucis que asciende hasta la Capela da Senhora do Crasto.
Entramos en Viana cruzando el río Lima por el puente Eiffel, de 560 metros de longitud y que fue construido por el famoso ingeniero francés en 1878, diez años antes de la torre Eiffel en París. Por su tablero superior circulan coches y peatones, mientras que el inferior es para los trenes. Hasta entonces el paso del río se hacía con barcas.
En la Praça da República destacan un gran chafariz o fuente, el edificio medieval del concello y la manierista Casa das Varandas –iglesia da Misericórdia–, con una fachada ornamentada mediante curiosas figuras de atlantes y cariátides. Muy cerca podemos visitar la Sé-catedral gótica, cuyas torres almenadas le dan aspecto de fortaleza.
De camino a Viana podemos apreciar el monte de Santa Luzia, donde en lo más alto destaca la basílica del Sagrado Corazón.
Sin duda, Viana merece una reposada visita, así que los que pernocten aquí no dejen de perderse entre las calles de su casco antiguo y de saborear sus famosos pasteles.
Desde Viana do Castelo hasta Vila Praia de Âncora podemos utilizar la ruta oficial, que va por el interior y tiene buenas vistas, o bien seguir intuitivamente el litoral por playas y pasarelas, sin flechas pero sin pérdida posible. La distancia en ambas opciones resulta similar. Nosotros pretendemos llegar hasta Areosa para volver en el tren, así que elegimos la ruta oficial que pasa por bellos caminos entre antiguas quintas y muros, y que cruza el río Pego donde se puede hacer una parada para refrescar los pies antes de terminar.
Tras pasar la Quinta da Boa Viagem, una mansión reconvertida en hotel rural, abandonamos el camino unos metros para acercarnos a la estación de tren de Areosa, nuestro destino final de esta tercera etapa.
Durante la jornada pasaremos ante numerosas alminhas o capillitas a pie de calle, por lo general dentro de hornacinas, con imágenes y velas encendidas. Son una muestra, junto a la gran cantidad de iglesias y capillas, de la profunda religiosidad popular que perdura en las zonas rurales de Portugal.
Una etapa bonita, por el interior, y muy fácil de realizar.
Nuevamente cuidado con los días de intensa calor ya que tampoco tiene demasiada sombra.
Carece de dificultades técnicas por lo cual la catalogamos como fácil.
Info: Guía Gronze
Esta jornada será la primera en que no pisaremos ninguna playa. Los puntos de mayor interés serán el paso de dos ríos, el Neiva y el Lima, la visita a la iglesia de Santiago de Castelo do Neiva, con once siglos de historia, y la bonita ciudad de Viana do Castelo.
El sendero de bajada hacia el cauce del río Neiva es uno de los tramos más bellos de este Camino Portugués de la Costa. Se atraviesa un bosque de ribera que en en estos días de verano resulta muy agradable. Lástima que sea un tramo muy breve, aunque abajo nos espera otro lugar especial: el paso del río con un entorno precioso y en cuyas aguas se puede observar una gran flecha construida en piedras que nos señala el camino. El paso del río Neiva, por lo general bastante caudaloso, se realiza por una pontella o plataforma de losas de granito, sin barandilla. Este río divide los Concellos de Esposende y Viana do Castelo y los distritos de Braga y Viana do Castelo. Nada más cruzar el río ingresamos en la región del Alto Minho.
Nuestra ruta pasa también por la iglesia de Santiago, que data del siglo IX y tal vez sea la primera dedicada al apóstol de toda la península, después del templo primitivo de Compostela. En su interior, cerca de la entrada y detrás de un retablo de lo más vulgar, podemos ver la lápida labrada donde consta la consagración de la iglesia al santo en el año 862 por parte del obispo de Coímbra.
El antiguo monasterio benedictino de São Romão data del siglo XI, si bien de éste sólo queda el recuerdo, pues fue reconstruido íntegramente en el s. XVII. De esta época se conserva la iglesia, con fachada barroca y decorada con molduras curvas, volutas, pináculos y expresivas formas vegetales. En su interior, de nave única, destaca el retablo mayor, fechado en 1665 y que fue trasladado desde otro monasterio cercano a Braga; también es interesante el claustro neoclásico, de dos pisos y en orden toscano. Al otro lado de la carretera, frente al monasterio, se encuentra una gran escalinata con vía crucis que asciende hasta la Capela da Senhora do Crasto.
Entramos en Viana cruzando el río Lima por el puente Eiffel, de 560 metros de longitud y que fue construido por el famoso ingeniero francés en 1878, diez años antes de la torre Eiffel en París. Por su tablero superior circulan coches y peatones, mientras que el inferior es para los trenes. Hasta entonces el paso del río se hacía con barcas.
En la Praça da República destacan un gran chafariz o fuente, el edificio medieval del concello y la manierista Casa das Varandas –iglesia da Misericórdia–, con una fachada ornamentada mediante curiosas figuras de atlantes y cariátides. Muy cerca podemos visitar la Sé-catedral gótica, cuyas torres almenadas le dan aspecto de fortaleza.
De camino a Viana podemos apreciar el monte de Santa Luzia, donde en lo más alto destaca la basílica del Sagrado Corazón.
Sin duda, Viana merece una reposada visita, así que los que pernocten aquí no dejen de perderse entre las calles de su casco antiguo y de saborear sus famosos pasteles.
Desde Viana do Castelo hasta Vila Praia de Âncora podemos utilizar la ruta oficial, que va por el interior y tiene buenas vistas, o bien seguir intuitivamente el litoral por playas y pasarelas, sin flechas pero sin pérdida posible. La distancia en ambas opciones resulta similar. Nosotros pretendemos llegar hasta Areosa para volver en el tren, así que elegimos la ruta oficial que pasa por bellos caminos entre antiguas quintas y muros, y que cruza el río Pego donde se puede hacer una parada para refrescar los pies antes de terminar.
Tras pasar la Quinta da Boa Viagem, una mansión reconvertida en hotel rural, abandonamos el camino unos metros para acercarnos a la estación de tren de Areosa, nuestro destino final de esta tercera etapa.
Durante la jornada pasaremos ante numerosas alminhas o capillitas a pie de calle, por lo general dentro de hornacinas, con imágenes y velas encendidas. Son una muestra, junto a la gran cantidad de iglesias y capillas, de la profunda religiosidad popular que perdura en las zonas rurales de Portugal.
Una etapa bonita, por el interior, y muy fácil de realizar.
Nuevamente cuidado con los días de intensa calor ya que tampoco tiene demasiada sombra.
Carece de dificultades técnicas por lo cual la catalogamos como fácil.
Info: Guía Gronze
Waypoints
Comments (2)
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Dejamos un poco la costa y nos adentramos unos metros hacia el interior hasta llegar de nuevo a Viana do Castelo, una etapa por bonitos senderos, con tramos al lado del rio que nos cambia la perspectiva de las dos primeras etapas.
El paseo por el río Neiva y la visita a Viana do Castelo hacen que esta etapa sea de las más bonitas.
Gracias por tu comentario y valoración!