Camino Portugués Costa (5/6): Pontevedra - Rajay
near Pontevedra, Galicia (España)
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Paseando la tarde anterior la vimos y es un espectáculo. Lo llamativo es ver al niño bebiendo y la niña mirandole
Iglesia de la Santa Peregrina
Bien de interés cultural Consiste en una capilla de planta en forma de vieira que está situada al pie del Camino de Santiago Portugués. Se empezó a construir en 1778 y se trata de una de las edificaciones más simbólicas y relevantes de la Ciudad de Pontevedra. Está dedicada a la Virgen que, según la tradición, guiaba a los peregrinos desde Bayona hasta Santiago. La iglesia acoge la imagen de la Virxe da Peregrina (siglo XIX), patrona de la provincia de Pontevedra y, a su vez, del Camino Portugués. Declarada monumento histórico-artístico en 1982, mezcla un barroco tardío con formas neoclásicas, como su retablo mayor, erigido en 1789. La forma de su planta está inspirada en una concha de vieira, símbolo por antonomasia de los peregrinos, con finalización en cruz. Esta forma circular se asocia a la tipología imperante en los templos portugueses de la época.Fue declarada Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento el 13 El origen de la capilla hay que buscarlo en una imagen de la Virgen así vestida y que unos peregrinos franceses trajeron hasta Pontevedra. En la ciudad llamó tanto la atención que se fundó una Cofradía para rendirle culto. El germen de la Capilla se remonta pues al año 1753, año en el que se fundó una congregación dedicada al culto de la Virgen del Camino (Camino de Santiago Portugués), que posteriormente dio lugar en la Congregación de nuestra Señora del Refugio la Divina Peregrina. En 1757 se elaboró un altar para la imagen de la Virgen Peregrina en la ya existente Capilla de Nuestra Señora la Virgen del Camino, lo que con el paso del tiempo se tradujo en la aparición de problemas propios de tener dos imágenes con diferente tutela (recogida de limosnas, repique de campanas...) entre la Cofradía de la Peregrina y la de la Virgen del Camino, propietaria del templo. La justicia y el gobierno municipal, por estos y otros motivos, ordenó sacar la imagen y el retablo del templo, que se trasladaron a una nueva capilla de madera en un solar extramuros, junto a la Puerta de Trabancas. Dos años más tarde, al abrirse una cantera en un monte propiedad de uno de los miembros de la congregación en San Amaro de Moldes se puso la primera piedra del santuario el 18 de junio de 1778, siendo costeada por la Cofradía de Nuestra Señora del Refugio y Divina Peregrina. Los planos fueron trazados por el maestro de obras Antonio Souto que era también sargento de milicias. Su construcción finalizó en 1792, año en el que se colocaron las campanas, la puerta, las vidrieras y más tarde el atrio, consagrado dos años más tarde. El 2 de agosto de 1794 tras dieciséis años de obras fue bendecida por el párroco de San Bartolomé. Hacia 1795, debido a una gran tormenta que causó graves daños al templo, se derrumbó parte de su torre norte, y no fue arreglada hasta 80 años después (1873), momento en el que se instalaron también dos pararrayos. No sólo la Capilla sufrió cambios. El entorno en el que en un inicio se ubicó la capilla también ha cambiado hasta nuestros días. La ciudad sufrió una importante remodelación urbanística desde mediados del siglo XIX, y el atrio se sustituyó por una gran escalinata. El almirante Casto Méndez Núñez donó una concha de Tridacna de gran tamaño que trajo del Pacífico de uno de sus múltiples travesías que actúa como pila de agua bendita y que está situada en la entrada de la capilla. El reloj de la torre norte, fue instalado el año 1896, procedente del Hospital de San Juan de Dios que había sido demolido. También se instalaron en la Capilla las campanas del Hospital. En 1981 se llevó a cabo la primera restauración del Santuario para reparar daños estructurales importantes (había grandes grietas en el edificio producidas por un desplazamiento de los cimientos). Fue llevada a cabo por César Portela y José Bar Boo. Su segunda restauración más importante se llevó a cabo el año 2008, restaurando vidrieras, muros, pintura o el reloj de la torre entre otros elementos. El templo está administrado por la Cofradía de la Peregrina quien costeó su construcción y continúa conservándolo y manteniendo el culto.
Plaza de ferreraría
La gran plaza de la Ferrería (también llamada plaza de la Herrería), rodeada de terrazas, la plaza de la Estrella y los jardines de Casto San Pedro. Es de los mejores lugares de Pontevedra para compartir un buen rato en alguna de las terrazas donde se puede disfrutar un buen café con sus pobladores y en un lugar con gran realce histórico de Galicia, ejemplo de ello son el convento de San Francisco y la iglesia de la peregrina que se destacan en esta antigua plaza de los Pontevedreses. En la Edad Media esta plaza es conocida como plaza de Trabancas, adoptando el nombre de Ferrería hacia 1820, en honor a los antiguos artesanos instalados en ella. Allí se producían y comercializaban todo tipo de armas e instrumentos que se forjaban en hierro. En 1854 nuevamente fue cambiado su nombre como plaza de la Constitución, pero durante el siglo XX nuevamente se recuperó su nombre anterior. La plaza de la Ferrería ha presentado en sus años diferentes reformas, de las más recordadas ha sido la movilización de la "Fuente de la Ferrería" que data del siglo XVI, la cual se trasladó del centro de la plaza hacia uno de los laterales de la misma, siendo de los principales atractivos y punto de referencia del lugar. Actualmente contamos con una plaza con muchas semejanzas a su historial, solo tenemos algo más de jardinería y un poco de comercio moderno.
Plaza de Curros Enríquez
Las primeras referencias documentadas de la existencia de esta plaza son del año 1399. Y continúan unos años más tarde, ya que el 16 de julio de 1439, la acaudalada dama pontevedresa Teresa Pérez Fiota dispone en su testamento la donación de sus bienes para la fundación de un hospital para pobres que se denominaría del "Corpo de Deus", que incluiría la creación de una capilla, y que estaría ubicado en el entorno de esta plaza, en concreto en los terrenos que actualmente ocupa el edificio del Casino Mercantil e Industrial. Este hospital pasaría posteriormente a denominarse del "Corpus Christi", y quedaría a cargo de los Hermanos de San Juan de Dios hasta el siglo XIX. Mediante Real Orden de 2 de octubre de 1836 el hospital pasó a depender de la Junta de Beneficencia, y algunos años después, el 20 de junio de 1849, pasa finalmente a manos municipales. Pero ya su situación era muy precaria, y el paulatino deterioro de la edificación hace necesaria la construcción de un nuevo hospital, que comenzaría en 1893 y resultaría en la inauguración del actual Hospital Provincial el 15 de diciembre de 1897 (gestionado por la Diputación desde 1928). Como resultado se procedió al derribo del viejo centro sanitario, del cual previamente se habían retirado el reloj que presidía su fachada y las campanas de la capilla, elementos que fueron reubicados en las torres de la iglesia de la Peregrina. Actualmente sólo queda como recuerdo del antiguo hospital la pequeña capilla de las Ánimas, reconstruida poco después de su demolición ante la presión vecinal. Tras el derribo del hospital, Saturno Varela levantó en la parcela un nuevo edificio de estilo ecléctico en cuyos bajos abrió una ferretería que permanecería ahí casi un siglo, llegando a conocerse popularmente esta plaza como plaza de Saturno. En esta primera imagen vemos dicho edificio recién construido. La denominación oficial de plaza de Curros Enríquez se adoptó en 1908, ya que anteriormente era conocida como plaza de San Román, de ahí la diferente nomenclatura de estas dos primeras postales. Otro edificio emblemático situado en esta plaza es el que albergó durante muchos años los Almacenes Olmedo, y del que pueden apreciarse en la siguiente comparativa las importantes reformas que ha sufrido exteriormente. A mediados del siglo XX el casco histórico sufrió la invasión automovilística de una forma mucho más agresiva que el resto de la ciudad, dada la estrechez de las calles y la inexistencia de aceras en muchas de ellas. Una de las imágenes que más me impactan a día de hoy es la de esta plaza atestada de coches estacionados, hasta en triple fila, frente a los almacenes de Olmedo. En apenas treinta años se ha sustituido la invasión automovilística por la humana, permitiendo nuevamente el disfrute de las calles del casco histórico.
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