CAMINO DEL BESAYA (CALZADA DE LOS BLENDIOS): Etapa 5 Reinosa - Aguilar de Campoo

Otra larga etapa hoy con desnivel moderado donde habrá que estar especialmente pendiente de la señalización, porque nos vamos a cruzar e incluso vamos a compartir tramo 3-4 veces con el Camino Olvidado. Quien haya hecho este último camino, jugará con ventaja. Dejamos Reinosa pasando delante del ayuntamiento, cruzando el puente de Carlos III y después el Parque de Cupido. Al llegar a la galletera Cuétara nos iremos a la izquierda para cruzar las vías del tren. Cambiaremos de municipio y pasaremos por el ayuntamiento de los pueblos que forman Campoo de Enmedio, en el que estamos, Matamorosa. Cruzaremos bajo la A-67, que une la meseta y el Cantábrico, será una constante en este camino, y atención porque llegamos a uno de los muchos puntos aventurilla, por decirlo de alguna manera, que tiene este camino. Eso sí, se puede evitar caminando algo más por la N-611 y volviendo a enlazar con el track, saliendo por una pista a la derecha. Si a vuestro paso no hay excesivo tráfico, lo recomiendo de todas todas. Llegamos como decíamos a la carretera N-611, que cruzamos, y atención, porque a la derecha a un nivel inferior veremos una pista bastante sucia, que deberemos tomar haciendo un giro de 180°. Abriremos una portilla y obviando a las vacas que pastan en el lugar, se trata de seguir el recorrido de la valla a la izquierda, siempre lo más cerca posible, hasta llegar al final dónde veremos un abrevadero y otra portilla por la que saldremos. La cosa se puede complicar, como fue el caso, si en ese punto encontramos un barrizal a modo de marismas. Superado este peliagudo trozo deberemos tomar luego la pista a la izquierda, en el túnel bajo la A-67 hay una flecha amarilla que indica la dirección. Pasaremos luego otra portilla y ya saldremos a la carretera que nos deja en el pueblo de Cervatos y su magnífica Colegiata famosa por sus canecillos con motivos eróticos. Justo allí, en la colegiata, coincidimos por primera vez con el Camino Olvidado. Ahora la señalización coincide entre los dos caminos, así que ningún problema, pronto veremos que la señalización del Camino Olvidado es mucho más abundante. Volvemos a pasar sobre la A-67 , seguimos una pista y acabamos embocando en un bonito bosque hasta salir a un cortafuegos. Aquí la señalización se pierde y hay más de un camino entre la maleza, hay que subir ligeramente en diagonal para volver a entrar en el bosque. Conocer el Olvidado aquí es una ventaja, porque sabemos que hay que salir otra vez del bosque y cruzar una primera vez la carretera, para luego remontar la ladera hasta volver a salir la carretera por un camino bastante tapado. Si queremos evitarnos problemas, una opción es la primera vez que llegamos a la carretera, subir por ella girando a la izquierda hasta llegar a un punto donde a la derecha veremos una especie de parada de bus y a la derecha una carretera que baja al pueblo de Hoyos. Aquí, se separan los caminos del Besaya y el Olvidado. Nosotros tenemos que descender por la carretera que indica Hoyos en bajada y que dejamos a la altura de una especie de granja con su animoso perro guardián, subiendo por una senda que sale a la derecha abriendo una portilla. Desde aquí, ante la atenta mirada de las sorprendidas vacas, tendremos que hacer algún driblaje para evitarlas, tenemos que ir a buscar otra portilla de salida que está a la derecha de una especie de cuadra o cercado. Saldremos a la carretera que seguiremos hasta el pueblo de San Martín de Hoyos, el más alto de todo el Camino del Besaya. Como apunte curioso geográfico, algo más adelante de esa especie de parada de bus que he comentado, que nos puede servir como punto de descanso, se llega al Alto del Bardal, que es el punto más bajo de paso de la Cordillera Cantábrica a la meseta. Pasado el pueblo obviamos una pista que baja a la derecha a la salida del mismo y seguimos rectos girando a la derecha a la altura del cementerio. Vale la pena acercarse a la torre medieval utilizada por lo que parece como caballeriza. Seguiremos el camino descendiendo y pasando una cancela hasta salir a una ancha pista que tomaremos a la izquierda. Esa pista baja de Olea, que es el pueblo que hay al lado, volviendo a enlazar con el camino olvidado. Aquí un apunte a tener en cuenta; como la etapa es larga, quien quiera ahorrarse un par de kilómetros, tiene la posibilidad de en el comentado desvío de la parada de bus, seguir por la carretera, es decir, el Camino Olvidado, hasta Olea, que es final de etapa de ese camino, y después volver a enlazar con el Camino del Besaya. De ese desvío a la pista de enlace son unos 4 km por el camino del Besaya, mientras que por el Camino Olvidado son poco más de 2 km. Ahí está ese ahorro de unos 2 km, allá cada uno, todo depende de lo purista que se sea o de si uno en vez de un camino concreto, lo que quiere es llegar de un punto a otro por el camino más fácil o más corto. Nosotros como hemos venido al Camino del Besaya, hasta las últimas consecuencias. Confluyen otra vez ambos caminos por apenas 700 metros hasta un segundo cruce de pistas que encontraremos. Allí, el Olvidado gira a la izquierda tal y como indica una de sus tablillas señalizadoras características, mientras que el del Besaya continua recto. Los caminos volverán a confluir 2 kilómetros más adelante otra vez. Y aquí, otro apunte a tener en cuenta. Si seguimos la señalización del Olvidado, llegaremos al punto de cruce simplemente siguiendo una pista que alarga el recorrido en unos 300 m, sin problemas, mientras que si seguimos nuestro camino, nos vamos a encontrar otro de los puntos divertidos, por llamarlo de alguna manera, de este singular camino. Seguiremos pasando por el puentecillo histórico del Argañal, que quedará a nuestra izquierda, y más adelante, cuando la pista gira de manera evidente a la derecha, ojo, porque no deberemos seguirla, esa pista se acaba perdiendo en el medio de la nada, sino que deberemos seguir recto hasta encontramos con una doble valla, de alambre de espino, y también electrificada. Aparentemente, parece que no hay lugar de paso posible, cuesta encontrar la portilla, pero aún así hay que superar el alambre electrificado, y muy electrificado. Por suerte, después de unos minutos de intentos varios y de pararme a cavilar a ver de qué manera podía pasar la mochila al otro lado y hacerlo yo a continuación, pasó un paisano por la pista con su coche y se paró a ayudarme, deselectrificándome el vallado para pasar sin sufrir daños y explicándome de qué manera debía bajar por la ladera hasta encontrar la portilla de salida. Primero hay que pasar entre la zona de árboles y los arbustos, y luego, de manera intuitiva ir descendiendo por las marcas del agua y de paso de ganado hasta llegar a la portilla de salida, que nos deja en una nueva pista. Cogiendo esa pista a la izquierda llegaremos al poco a otro cruce donde deberemos girar a la derecha. En ese punto tal y como vemos en la señalización, vuelven a coincidir ambos caminos, una vez más. Como explicado antes, allá cada uno, si vamos a lo fácil, nos vamos por el olvidado, si queremos un poco de aventura, nos vamos por el nuestro, por el del Besaya. Seguimos la pista hasta pasar por el puente histórico de Casasola y por la mencionada casa después, que es además un muy buen restaurante. Atención, porque si lo encontrásemos abierto, y este es otro de los handicaps de esta etapa, es aquí el único sitio dónde podríamos comer algo. Por lo visto es bastante complicado encontrarlo abierto, sólo abren a las horas de las comidas unos días concretos. Así que atención al tema comida. Son casi 36 km's sin posibilidad de avituallamiento prácticamente, ahí es nada. Llegamos al cruce de carreteras y ahí se vuelven a separar los caminos, ya que en este caso nosotros debemos seguir por la carretera dirección Aguilar de Campoo durante apenas 400 metros hasta que, atención, unas flechas en el suelo a la derecha nos indican que debemos salir de la misma a la derecha por la zona del talud. Hay un viejo cartel indicador de madera de un par de dólmenes, en esta zona hay unos cuantos, que son La Matorra y la Matorra II, y también una valla de alambre que hay que pasar. Nosotros debemos seguir el sendero en la misma dirección que llevábamos por la carretera. Los dólmenes, están unos pocos metros a la derecha. Vale la pena visitarlos, el Camino Olvidado aparece por el lado de los dólmenes precisamente. Aquí vamos a coincidir también con un sendero PR, marcas blancas y amarillas, que sigue más o menos el trazado de la carretera y que en algunos puntos se presenta bastante cerrado por la vegetación. El camino desemboca en la aldea de La Cuadra, donde nos recibe un vecino y sus dos animosos perros. Salimos a la derecha por la carretera yendo por ella algo más de un kilómetro para subir al pueblo de Las Quintanillas, con una magnífica casa blasonadas, la iglesia de San Facundo y San Primitivo y un encantador perro blanco, que tres años atrás durante el camino olvidado, ya había venido a recibirnos. Salimos de la población por una pista que sale entre alguna casa abandonada y que al poco se convierte en un cerrado camino entre zarzas y otra vegetación, de lo que parece una pequeña torrentera. Aquí los palos nos van a servir de buena ayuda, como en muchas otras partes del camino. Acabaremos saliendo por una portilla y a continuación, sorpresa, porque nos volvemos a encontrar con un pequeño tramo de calzada romana, ya en el pueblo de Quintana. Seguimos las señales y aprovechamos para repostar en la fuente de la población haciendo un pequeño ida y vuelta. Aquí en la Quintana vuelven a separarse una vez más camino del Besaya y Olvidado, yéndose este último en dirección a Las Henestrosas y luego Bercedo y Cuena. Nosotros salimos por una de las calles del pueblo por un camino que se adentra en otra zona de bosque donde volvemos a encontrar vegetación frondosa en algunos tramos, al final acaba en subida saliendo a un cruce de carreteras. Nosotros seguiremos por la carretera vecinal CA-134 pasando un puente y algo más adelante dejando atrás el límite provincial y autonómico entrando en la provincia de Palencia, aunque un poco después volveremos a entrar en Cantabria durante unos metros. Cuando crucemos la vía del famoso tren de La Robla, ya entraremos de manera definitiva en la provincia de Palencia dejando atrás Cantabria. Veremos una señal indicadora y una portilla que pasaremos, a partir de ahí el camino requiere tener un poco de intuición ya que vamos a ir descendiendo hasta un cruce de pistas inferior o bien por una desdibujada pista o bien, como yo hice, por los caminos de ganado, en la parte superior de la ladera, cerca del bosque y los árboles pero sin entrar en él. Al final llegaremos, como no, a otra portilla y después a una pista que tomaremos a la derecha. Es en este cruce donde ambos caminos volverán a unirse de esta manera ya definitiva hasta llegar a Aguilar de Campoo. El camino nos lleva a las inmediaciones de Nestar, población a la que no entramos, pasando por el magnífico Puente Romano de la Perdiz por la vía Pisoraca. Estamos en otro de los lugares clave de la Calzada de los Blendios. Pasado el puente tenemos un pequeño centro de información al aire libre sobre la calzada romana basado en una serie de paneles informativos. El camino seguirá cogiendo la pista a la izquierda y tomando la siguiente bifurcación a la derecha para encarar ya hacia Aguilar de Campoo. Desde allí, aún nos quedarán unos 6 km para concluir la etapa. Entre campos de cereal y la vista de curiosas rocas de caprichosas formas, no en vano relativamente cerca tenemos el espacio natural de las Tuerces de Aguilar, pasaremos aún por otra pequeña población, Grijera, podemos hacer una última pausa o coger agua. Desde allí, unos 3 km a Aguilar de Campoo, el pueblo de las galletas, al que entraremos por la avenida del Barruelo, concluyendo la etapa en la plaza de España y la Colegiata de San Miguel. La población dispone de hoteles y pensiones para pernoctar.