Bustarviejo, ruta circular al Mondalindo

NOTA IMPORTANTE: Esta información tiene únicamente carácter orientativo, quienquiera que haga uso y seguimiento total o parcial del track y su texto adicional asume la plena responsabilidad ante los riesgos propios de la práctica de la actividad senderista.

Ruta muy atractiva por sus excelentes vistas panorámicas desde las grandes alturas que se alcanzan, con curiosidades como los restos visitables de una vieja mina de plata y alguna posible sorpresa desagradable, pues campean por la zona rebaños de cabras custodiados por fieros perros que no dudan en enfrentarse a los caminantes. Apta para realizarse en primavera u otoño, cuando no caliente el sol en exceso o el frío sea extremo.

Comienza a la salida del pueblo en dirección Miraflores, en un aparcamiento situado junto a un campo de fútbol. De ahí parte un ramal local del secular GR-10 que seguiremos inicialmente hasta llegar a la zona del manantial de la Gregoria, fácilmente visible por un gran pilón para abrevadero de ganado. Pronto abandonaremos tan cómodo y suave camino para, bien señalizada con un poste indicativo, afrontar una senda ascendente y pedregosa que nos llevará a los enclaves de una vieja mina de plata, que aquí hubo en explotación y hoy es lugar de atracción para curiosos o interesados por este tipo de industrias.

Merece la pena entretenerse un rato recorriendo las bocas, derramaderos y otras instalaciones de aquella vieja mina, e ilustrarnos con los paneles informativos que la administración local ha dispuesto por el área; nos vendrá bien, además, para recuperar el esfuerzo que ya nos habrá exigido llegar a este primer aliciente de la ruta y prepararnos para el que viene a continuación, tanto o más exigente.

Porque el camino sigue siendo incómodo y muy empinado según ascendemos hasta el Collado Abierto, donde las primeras vistas panorámicas nos compensarán la falta de aliento y nos ventilarán los aires que ya soplan a estas alturas; es posible que nos reciban también las mudas miradas del ganado bovino que deambula por sus pastos, siempre pacífico si no se le incomoda.

Un cercado de alambres de espino nos guiará ya hasta las más altas cotas del Mondalindo, con un repecho intermedio llamado la Albardilla que nos servirá, cuando menos, de excusa para detenernos a tomar resuello y deleitarnos con un entorno cada vez más dominador del bello paisaje que nos circunda. Una vez en la cima, la sensación de triunfo por el objetivo logrado se completará con las fotos de recuerdo y la contemplación de las muchas cadenas montañosas que desde aquí se abarcan.

Todo a partir de aquí será descenso, pero no sin dificultad porque el desnivel es mucho y es la zona donde encontramos los rebaños de cabras protegidos por fieros mastines. Si tal es el caso, habrá que elegir entre aventurarse por las arriesgadas paredes rocosas del canchal de la ladera sur -poco recomendable- o espantar a las fieras perrunas arrojándoles piedras sin llegar a dañarlas, bastará con que les caigan cercanas.

Superado el probable obstáculo, se irán contorneando las fuertes pendientes que bajan hacia el pueblo y volveremos finalmente a él, atravesándolo por su monumental plaza mayor y dando un pequeño rodeo hasta el ramal principal del GR-10 que nos llevará de nuevo al lugar en que iniciamos la ruta.