Buscando el Chorro La humareda, La Belleza Santander; Septiembre de 2022

No sé por qué la sed insaciable de cascadas, este impulso inexorable al contemplar la inevitable colisión entre el agua y la tierra, como el beso más veraz en la naturaleza, pero sí sé por qué ahora camino en las selvas, sí sé qué me convence del porqué respiro hondo entre montañas de verdes, azules y ocres. Sólo quiero ajeno, que entres aquí por tu voluntad, de una buena vez y que disfrutes aquello que sueñas y me he decidido a caminar cada ápice de este monte, a pedalear para ir a él y al menos desde lejos, mostrarte la añoranza a que estés aquí, no por asqueante anhelo mío de cercanía, pues siempre estás, sin importar lo que hagas, dónde o con quién, pero sí para que vivas en el sueño que ahonda tu respirar, para hallarte feliz, vibrante, divisando los silencios que te han de llenar, siempre ajena y divagante, pero expedita, segura de a dónde vas; que me harté que solo tu energía me acompañe, que amo el fuera de foco, mientras te dibujan mis memorias y el buen tinte del presente, pero no está en mí que vengas, mas sí es alegría que digas que sueñas allí descalza caminar, entre todos estos verdes cual mirada, azules de nostalgias y ocres de alma otoñal o caminos de las flores amarillas de tu mamá.

He venido e iré a donde sea, pero jamás cual Lophorina Superb con su negro absoluto, absorbiendo hasta la luz con danza que imanta, sin ser pez globo empeñado en dispendiosos mandalas efímeros, que evoquen. ¿Coercionar la libertad y voluntad de tus sueños?, ¿atraerte?, ¿manipular? Mejor que estés donde ames y desees, donde en convicción auténtica, vayas y sepas que no estás por lo que recibas, sino por lo que seas, donde te hablen en tus pensamientos, donde te halles viva, donde no huyas de ti misma, incluso si es lejos de este punto cardinal, donde justo este extraño escribiente, esté, así como sé que tal destino dista mucho de él, aunque feliz sé que también has venido, sin llamarte, sin el chantaje de la obligatoriedad, de la reciprocidad, sin eclipsarte nada de mí; no solo lucir lo que brille o se limite a virtudes relucientemente hipócritas y te he recibido e inspiras, ebullicionas mi actuar en el verde de alegre selva, el azul infinito del mar de navegable y necesaria tristeza y el ocre de mis ojos, espectadores de todo lo que eres y como entre oscuridades, te vas. me hallo bien, pero comienzo a hartarme.