Brañas Pedroso y la Fontellada (Palacios del Sil)
near Palacios del Sil, Castilla y León (España)
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Trail photos
Itinerary description
Punto de partida: Palacios del Sil.
Espacio protegido: Espacio Natural Alto Sil.
Época recomendada: Todo el año.
Elementos de interés: Valle de Pedroso, vistas panorámicas y las brañas de Pedroso y la Fontellada.
Tipo de camino: Pista que no tiene señalización alguna pero se sigue sin ninguna dificultad.
Servicios: Palacios del Sil cuenta con alojamientos turísticos así como servicios de restauración y bares. Villablino completa una mayor oferta.
Descripción del itinerario.
El valle Pedroso es un enorme robledal de casi 10 kilómetros de longitud bañado por el río Pedroso sobre el que se asientan las brañas de Pedroso y la Fontellada en su cabecera. Uno de los valles más puros, hogar del oso pardo y el urogallo es motivo para conocerlo.
El inicio lo encontramos al final de la localidad de Palacios del Sil, justo en frente del centro de interpretación (figura 1). Tomaremos la calle que asciende dejando atrás un bonito hórreo para dar entrada a un bosque de castaños de gran porte (figuras 2 y 3). Tras haber pasado el repecho inicial, tendremos una preciosa vista de los montes colindantes del Alto Sil y la vega de dicho río (figura 4).
Durante el descenso nos sorprendió un corzo que se adueñó durante unos instantes del camino (figura 5). Pensaba que sería el preludio a encontrarme con el oso pero no hubo rastro.
Tras recorrer los primeros 3 kilómetros por el camino de la Solana, cambiaremos de orilla cruzando un puente que salva las aguas del río Pedroso, afluente del Sil (figuras 6 y 7). Justo antes de llegar al puente podremos elegir por donde queremos avanzar: el de la izquierda será el del Abeseo, el más transitado por donde suben también los vehículos a las brañas. El de la derecha será una continuación del de la Solana, que discurre por el fondo de la vega del río y muere en la braña de Pedroso.
El camino del Abeseo a pesar de su anchura y algún encontronazo con algún vehículo es una locura. Iremos ascendiendo muy poco a poco por un bosque mixto poblado mayoritariamente por robles pero donde también hace su aparición los serbales, fresnos, abedules, arces y acebos entre otros. Parece literalmente la selva (figuras 8, 9, 10 y 11).
El primer desvío, hacia la braña de Pedroso, será aproximadamente en el kilómetro 5,5. Un pequeño descenso hacia la derecha nos llevará hacia las primeras cabañas cuyo uso originario permitía el aprovechamiento de los pastos de altura en verano (figuras 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18 y 19).
Volveremos al camino del Abeseo. Desde esta braña hasta el final de la ida del recorrido, o lo que es lo mismo, hacia la braña de la Fontellada, nos separan unos 2,5 kilómetros. A partir de ahora vendrá lo más chulo de la ruta, pues al ir poco a poco ascendiendo, el valle se encajona cada vez más y las vistas desde más arriba serán más impresionantes.
Tras pasar una valla y una edificación que no entiendo muy bien su utilidad (figuras 20 y 21), la espesura del valle sólo será cortada por canchales. Pero principalmente uno de ellos sobresale por encima de otros. Impresiona verlo pues sus dimensiones son considerables, más aún entre una vegetación tan densa (figuras 22, 23, 24, 25 y 26).
A más de 1300 metros de altitud la niebla empezaba a hacer su aparición venida desde el norte asturiano, concretamente con el limítrofe valle de Degaña. Cualquier claro a lo largo del recorrido es merecedor de un buen parón para disfrutar de la naturaleza en estado puro (figuras 27, 28 y 29).
Casi al final del recorrido, salvaremos nuevamente el río (esta vez sin puente) haciendo uso del equilibrio eligiendo las mejores piedras para llegar, por fin, a la cabecera del valle Pedroso donde se asienta la braña de la Fontellada (figuras 30, 31 y 32).
La braña de la Fontellada es una de las más bonitas del Alto Sil si no la que más. Atesora un buen conjunto de cabañas, algunas de ellas recientemente restauradas, muy genuinas de la estructura en esta zona. Beber agua en el manadero debería ser obligatorio.
Las cabañas guardaban hierba, aperos y ganado. Además de dar cobijo al 'brañeiro', pueden distinguirse aún en muchas de ellas detalles tradicionales como los “testeros escalonados” que hacían función de cortafuegos cuando el “teito” era vegetal (figuras 33, 34, 35, 36, 37 y 38).
Impresiones.
Una ruta 10/10. Aúna todo lo que para mi ha de tener un recorrido TOP: agua, bosques, montañas, vistas y construcciones antrópicas sin que sobresalgan del paisaje. Sin duda, el valle de Pedroso representa lo que es el Alto Sil, uno de los espacios que, bajo mi punto de vista, no goza del reconocimiento que se merece. Su enorme robledal está a la altura de los de Sajambre y Valdeón a los que no tiene nada que envidiar. El hogar del oso pardo no te defraudará.
Espacio protegido: Espacio Natural Alto Sil.
Época recomendada: Todo el año.
Elementos de interés: Valle de Pedroso, vistas panorámicas y las brañas de Pedroso y la Fontellada.
Tipo de camino: Pista que no tiene señalización alguna pero se sigue sin ninguna dificultad.
Servicios: Palacios del Sil cuenta con alojamientos turísticos así como servicios de restauración y bares. Villablino completa una mayor oferta.
Descripción del itinerario.
El valle Pedroso es un enorme robledal de casi 10 kilómetros de longitud bañado por el río Pedroso sobre el que se asientan las brañas de Pedroso y la Fontellada en su cabecera. Uno de los valles más puros, hogar del oso pardo y el urogallo es motivo para conocerlo.
El inicio lo encontramos al final de la localidad de Palacios del Sil, justo en frente del centro de interpretación (figura 1). Tomaremos la calle que asciende dejando atrás un bonito hórreo para dar entrada a un bosque de castaños de gran porte (figuras 2 y 3). Tras haber pasado el repecho inicial, tendremos una preciosa vista de los montes colindantes del Alto Sil y la vega de dicho río (figura 4).
Durante el descenso nos sorprendió un corzo que se adueñó durante unos instantes del camino (figura 5). Pensaba que sería el preludio a encontrarme con el oso pero no hubo rastro.
Tras recorrer los primeros 3 kilómetros por el camino de la Solana, cambiaremos de orilla cruzando un puente que salva las aguas del río Pedroso, afluente del Sil (figuras 6 y 7). Justo antes de llegar al puente podremos elegir por donde queremos avanzar: el de la izquierda será el del Abeseo, el más transitado por donde suben también los vehículos a las brañas. El de la derecha será una continuación del de la Solana, que discurre por el fondo de la vega del río y muere en la braña de Pedroso.
El camino del Abeseo a pesar de su anchura y algún encontronazo con algún vehículo es una locura. Iremos ascendiendo muy poco a poco por un bosque mixto poblado mayoritariamente por robles pero donde también hace su aparición los serbales, fresnos, abedules, arces y acebos entre otros. Parece literalmente la selva (figuras 8, 9, 10 y 11).
El primer desvío, hacia la braña de Pedroso, será aproximadamente en el kilómetro 5,5. Un pequeño descenso hacia la derecha nos llevará hacia las primeras cabañas cuyo uso originario permitía el aprovechamiento de los pastos de altura en verano (figuras 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18 y 19).
Volveremos al camino del Abeseo. Desde esta braña hasta el final de la ida del recorrido, o lo que es lo mismo, hacia la braña de la Fontellada, nos separan unos 2,5 kilómetros. A partir de ahora vendrá lo más chulo de la ruta, pues al ir poco a poco ascendiendo, el valle se encajona cada vez más y las vistas desde más arriba serán más impresionantes.
Tras pasar una valla y una edificación que no entiendo muy bien su utilidad (figuras 20 y 21), la espesura del valle sólo será cortada por canchales. Pero principalmente uno de ellos sobresale por encima de otros. Impresiona verlo pues sus dimensiones son considerables, más aún entre una vegetación tan densa (figuras 22, 23, 24, 25 y 26).
A más de 1300 metros de altitud la niebla empezaba a hacer su aparición venida desde el norte asturiano, concretamente con el limítrofe valle de Degaña. Cualquier claro a lo largo del recorrido es merecedor de un buen parón para disfrutar de la naturaleza en estado puro (figuras 27, 28 y 29).
Casi al final del recorrido, salvaremos nuevamente el río (esta vez sin puente) haciendo uso del equilibrio eligiendo las mejores piedras para llegar, por fin, a la cabecera del valle Pedroso donde se asienta la braña de la Fontellada (figuras 30, 31 y 32).
La braña de la Fontellada es una de las más bonitas del Alto Sil si no la que más. Atesora un buen conjunto de cabañas, algunas de ellas recientemente restauradas, muy genuinas de la estructura en esta zona. Beber agua en el manadero debería ser obligatorio.
Las cabañas guardaban hierba, aperos y ganado. Además de dar cobijo al 'brañeiro', pueden distinguirse aún en muchas de ellas detalles tradicionales como los “testeros escalonados” que hacían función de cortafuegos cuando el “teito” era vegetal (figuras 33, 34, 35, 36, 37 y 38).
Impresiones.
Una ruta 10/10. Aúna todo lo que para mi ha de tener un recorrido TOP: agua, bosques, montañas, vistas y construcciones antrópicas sin que sobresalgan del paisaje. Sin duda, el valle de Pedroso representa lo que es el Alto Sil, uno de los espacios que, bajo mi punto de vista, no goza del reconocimiento que se merece. Su enorme robledal está a la altura de los de Sajambre y Valdeón a los que no tiene nada que envidiar. El hogar del oso pardo no te defraudará.
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