Brañarronda y los tejos de Rioscuro

Punto de partida: Kilómetro 52 de la LE-493.
Espacio protegido: Reserva de la Biosfera Laciana.
Época recomendada: Todo el año evitando el invierno, pues hay tramos de senda en los que es fácil dar un traspiés.
Elementos de interés: Bosque mixto, tejos, cascada, piedra labrada, las brañas de Brañarronda y las Murias y las panorámicas que ofrece el recorrido.
Tipo de camino: Pista de tierra y senda en los tramos más cercanos al arroyo.
Servicios: Los establecimientos más cercanos se encuentran en Villablino.

Descripción del itinerario.

Una de las rutas más bonitas que se pueden realizar por Laciana es la que se va a presentar a continuación. El bosque de tejos de Rioscuro y las dos brañas del valle de Brañarronda es uno de los grandes atractivos de esta comarca.

El inicio lo encontramos en el kilómetro 52 de la LE-493. Hay un pequeño hueco donde caben no más de tres coches. Deberemos ir pendientes de no pasarlo pues es muy fácil continuar hasta Rioscuro (figuras 1 y 2).

Los primeros metros les realizaremos por una ancha pista forestal en descenso donde podremos apreciar la extensión del bosque de Brañarronda, uno de los mejores conservados de Laciana (figura 3). Seguidamente cruzaremos el río Bayo (figura 4) para comenzar a ascender entre abedules (figura 5) hasta la primera braña, no sin antes pasar por una fuente donde podemos llenar la cantimplora (figura 6).

Las primeras cabañas pertenecen a Brañarronda, que es una de las brañas de Rioscuro. Una vez pasemos la primera (figura 7) tendremos un cruce de caminos bien indicado. Utilizaremos el camino de la derecha, dejando el de la izquierda para la vuelta (figura 8). Unos metros más adelante elegiremos el de la izquierda (figuras 9, 10 y 11).

Poco a poco y sin darnos cuenta, entraremos en el bosque mixto de Brañarronda, una auténtica selva donde hacen su aparición los: álamos, olmos, robles carballos y rebollos, arces, tilos, acebos, serbales, manzanos, cerezos, tejos, sauces y por supuesto los abedules, el árbol predominante de esta comarca (figuras 12, 13, 14, 15 y 16).

En pleno bosque, encontramos dos desvíos muy cercanos el uno del otro. El primero es para ver un bonito salto de agua, dividido en dos tramos del arroyo Brañarronda, opción más que recomendable (figuras 17 y 18). Y si la cascada está bien, el desvío hacia la peña labrada, o para algunos petroglifo, será aún mejor. Y no por la piedra si no por el tejo que lo cobija, de enormes dimensiones (figuras 19 y 20).

A continuación la ruta gana en atractivo, más aún si cabe, porque encontraremos unos diez ejemplares de tejos que superan, sin duda, el millar de años (figuras 21, 22 y 23). Tras disfrutar de este tramo de recorrido, siendo siempre en ascenso, la senda atraviesa el arroyo (figura 24), para encaminarse hacia una pequeña campa donde aparecen los restos de las cabañas de "Las Murias" en un paraje espectacular donde podremos disfrutar de unas sensacionales vistas desde casi la cabecera del valle (figuras 25, 26, 27 y 28).

El recorrido prosigue ganando algo más de altura tratando de buscar otras tres cabañas que poco se parecen a las vistas anteriormente, pues podría decirse que las siguientes que veamos están "a estrenar" (figuras 29, 30, 31, 32 y 34).

A casi 1500 metros de altura, en la cabecera del valle de Brañarronda, damos por finalizado la ida del recorrido, cruzando por un pequeño puente el arroyo para entrar en la pista que nos llevará de vuelta a nuestro punto de inicio (figuras 33 y 35).

El descenso por el camino de vuelta será mucho más cómodo sin ninguna pérdida, pues por aquí suben los 4x4 hasta las cabañas vistas anteriormente. En el descenso por la pista veremos una cancilla (figura 36), una fuente (figura 37) y un último desvío en el que tomaremos el camino de la derecha que nos llevará de nuevo a Brañarronda (figuras 38, 39, 40, 41 y 42).

Impresiones.

El valle de Brañarronda, enclavado entre las poblaciones de El Villar de Santiago y Rioscuro, es una de las mejores opciones para conocer un auténtico bosque mixto perfectamente conservado, cuyo interior cobija una mancha de una decena de tejos milenarios que ya sólo por eso merecerá la pena recorrer los entresijos de este bosque.