Barranco del río Dulce y Cascada de Gollorio.

Esta es una ruta familiar que se puede realizar fácilmente en una mañana visitando el espectacular barranco del río Dulce, la cascada del Gollorio y finalizando con un paseo del pueblo de Pelegrina y las ruinas de su castillo.
Comenzamos la ruta en el mismo pueblo de Pelegrina. Aparcamos a la entrada del pueblo, ya que llegamos pronto y no había muchos visitantes. Para días concurridos, la localidad ha habilitado un aparcamiento antes de llegar al pueblo con un camino que permite acceder a la ruta casi paralelo a la carretera.
Desde la entrada del pueblo de Pelegrina cogimos el camino señalizado que lleva al barranco con dos rutas posibles: las hoces y la de la cascada de Gollorio y el ramal de las pozas, ésta segunda un poco más larga.
Al principio es una pista que poco a poco se transforma en un camino al introducirse en el barranco. Son espectacurales sus paredes de piedra y las formaciones calizas en forma de pináculos que nos encontramos, algunas incluso con oquedades en forma de ventana. Seguimos el curso del río y llegamos hasta una bifurcación que nos permitía, o bien subir hasta la cascada, o bien tomar el ramal de las pozas. Optamos por la segunda y nos fuimos hasta las pozas sabiendo que a la vuelta subiríamos hasta la cascada. La zona de las pozas es interesante, una pequeña zona en la que el río Dulce hace pequeños remansos que seguramente han sido buenos lugares para el baño en verano.
Volvimos por nuestros pasos hasta la bifurcación y comenzamos el ascenso hasta la zona de las cretas rocosas y poco más adelante nos encontramos con la cascada. Lástima que no tenía casi agua. Aún así la zona es espectacular e imaginársela con un buen chorro cayendo por la pared vertical es emocionante.
Seguimos el camino por la zona superior hasta llegar a un lugar de con una antigua cabaña de pastores. Por aquí el camino marcado por el Parque Natural desciende pero nosotros continuamos de vuelta por las crestas teniendo unas estupendas vistas del barranco, de Pelegrina y de su castillo.
Seguimos un camino de descenso marcado con un hito de piedra que desciende de nuevo al valle del río que cruzamos en la base del cerro sobre el que se sitúa el castillo de Pelegrina.
Finalizamos nuestra ruta con una visita al castillo.
La ruta es sencilla y discurre casi en todo momento por caminos bien señalizados. Es fácil de hacer para toda la familia ya que no tiene grandes desniveles y las vistas son espectaculares, tanto al principio con la vistas del barranco como al final con la panorámica del pueblo de Pelegrina y su castillo dominando el paisaje.