Barranca Senda Ortiz Valpurgis Mirador de las Canchas

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Precioso día de Abril con el sol “en to lo alto” y que promete ser ideal para hacer la ruta que nos hemos planteado. Estamos en el parking de al lado del hotel La Barranca, con algunos coches ya ocupándole. Jose y Alicia deciden aparcar al lado de la rubia, así que hacemos nosotros lo propio. Nos cargamos las mochilas los hombres y comenzamos a andar por la pista en dirección a las presas de Navacerrada y del ejército del aire con La Maliciosa arriba vigilándonos. Dejamos a nuestra derecha las instalaciones de Pino a Pino y en poco más de dos curvas nos topamos con el camino de Ortiz, que sale a nuestra izquierda con dos peldaños de roca. Se trata de un camino entre sombras muy agradecido y divertido, pues está lleno de raices, piedras y algún otro arroyo que lo cruza. Cabe destacar la flora y fauna, que a esta altura (unos 1.500 metros) es de alta montaña: piornos, pino silvestre, gayuva o uva de oso(Arctostaphylos uva-ursi), helechos... Esta flora se la conoce perfectamente Nala, ya que no para de subir, bajar, volver a subir, rebozarse en barro, manchar los pantalones de una dominguera. Ella es quien se hace el recorrido varias veces incansable.
A algo menos de dos kilómetros y medio, y después de habernos cruzado con el arroyo chiquillo, llegamos al emplazamiento del antíguo Real Sanatorio del Guadarrama, conocido como hospital de tuberculosos de Valpurgis, y escenario de la conocida película de terror de 1971 La noche de Walpurgis.
Una vez llegados a este punto y después de pedir que nos hagan la fotillo de rigor a unos excursionistas y echar un traguito a nuestra cantimplora, nos encaminamos por pista hasta el mirador de las Canchas, nuestro destino inicial y que solamente nos dista un kilómetro y medio... Eso si, todo hacia arriba claro con pendientes durillas.
En este mirador de las canchas es donde nos llevamos un grata sorpresa, y es que Jose saca de la mochila como por arte de magia un paquetillo de Cabrales, un par de latas de atún y una barra de pan. A estas horas el apetito empieza ya a llamar a la puerta, así que hacemos una sentada a resguardo del viento y damos buena cuenta del botín. Es Nala quien se encarga de abrillantar la lata de atún y los demás de recoger los desperdicios del frugal avituallamiento.
Otra foto en el mirador para que quede constancia de tan precioso entorno, con vistas de la Bola del Mundo, Maliciosa, etc, y tomamos pista hacia abajo para dirigirnos hasta nuestro punto de partida y saludar por el camino a Sara Escudero (monologuista y colaboradora del programa Zapeando de La Sexta) que lucía preciosa falda de pádel según las féminas.
Bueno, pues continuamos pista hacia abajo y tomamos el desvío del PR M17 a nuestra derecha en vez de el descenso por la pista. En poco más de 15 minutos y de ver varios chapuceos de Nala en varias pozas del Navacerrada, llegamos al aparcamiento donde nos esperan nuestros vehículos (y otros 356 vehículos de domingueros más) para tomar una merecida cerveza en el restaurante el Portillón en Navacerrada.
En definitiva, una ruta chulísima, con buena compañía en un día espectacular de mediados de Abril.