Barbate, ruta del enebro aislado.

Agradable ruta de 10'2 km. por el parque natural de la breña en Barbate.
Mañana con brisa de suroeste con bruma que refresca y anima al paseo. Salimos de la playa del Carmen en dirección oeste hacia el puerto, que circunbalamos por el paseo de nueva construcción llegando hasta la playa del chorro o la hierbabuena.
Nos adentramos en el parque por los aparcamientos hasta el final donde accedemos a la playa y pronto percibimos cual es el protagonista en la ruta.... La arena.
Casi todo el trazado discurre por arena suelta, arena de playa, arena que se te mete en los zapatos y aprieta el pie.... No en balde esta zona dunar fue asentada por ese pinar que hoy conocemos como parque natural de la breña.
Salimos de la playa subiendo una fuerte pendiente (de arena) que nos hace coronar el pequeño acantilado que discurre y hace como de graderío a ese corral de piedras que desprende un peculiar olor marinero, olor que se degusta (o al menos a mi me lo parece), cuanto nos pedimos un plato de ortiguillas de mar.... Mnnnn espectacular sabor, parece que estes lamiendo una roca de ese corral... Ehhhh.... Sigamos con la ruta que me voy....
Coronado el acantilado seguimos casi por su borde con continuos subibajas y penando con la arena....
Llegaremos al molino de agua, construcción de principios del S.XX y que las autoridades estan iniciando gestiones para restaurarlo y hacer un centro de interpretación del entorno... (A ver si es verdad). Cuidado con el pozo que hay en su interior, el vallado que lo protegía esta desmontado y puede ser peligroso.
A esta altura, y justo al borde del acantilado, hay un florecimiento de agua (el chorro, son varios los que hay en esta parte del litoral), de ahí el nombre de la playa del chorro. Este agua no aseguro que sea potable, aunque yo repuse botella y satisfice mi sed (desde que tengo uso de razón lo he hecho).
Continuamos, acompañados de enebros, romeros (y arena). Me llama la atención estas blancas y bellas flores que son las azucenas de mar, (pancratium maritimum) entre tanto sol, tanta arena, tanta sequedad florecen con esa plenitud y energía que ciertamente sorprenden....
Seguimos al borde del acantilado y vemos como a nuestra derecha continua ese acantilado haciéndose cada vez mas vertical e intimidando nuestro avance.... Sorteamos agrupaciones de enebros que al ir con pantalón corto, nos araña y parece no querer dejarnos avanzar.... Pronto llegamos a nuestro objetivo que no es otro que ese "árbol", que si habéis estado en la Torre del Tajo, en el mirador del acantilado, se ve abajo, a la izquierda, lejos, minúsculo, atrevido y altanero al adentrarse en el mar unos metros. Siempre me llamó la atención, hasta que decidí ir hasta él y ver que se trata de un enebro, de esto hace ya bastantes años y ahi sigue el tío... Más retorcido, más viejo, con más raíces aéreas, con más ramas resecas, pero vigoroso y sin perderle la cara al Atlántico, al viento y a los avatares de su dura vida. Seguro que él me verá más viejo, pero no tan vigoroso, llego sudando, cansado y con los pies lleno de.... Ya sabéis qué. Nos conocemos y respetamos, incluso un retoño suyo, simiente al que asomaban sus primeras hojas, acomodé entre la arena, bajo la sombra y al refresco de las gotas que condensaba y caían de la bruma, que de nuevo se hacia con el lugar, dándole un aspecto siniestro e intimidante al mar...
Descanso junto al enebro y aprovecho su asiento que nos ofrece hacia poniente, y enmarcado en sus ramas, unas vistas del acantilado espectaculares. Te acompañan las gaviotas, el rumor de la rompiente, el olor a mar, a la mar que digo yo, asi la llaman quienes la queremos ...
Bueno.... Queda despegarnos de ese embrujo y retomar la vuelta... La vuelta no la cuento, me quedo con el recuerdo del enebro....
Que la disfrutéis ...