Azofra - Santo Domingo de la Calzada
near Azofra, La Rioja (España)
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Azofra - Santo Domingo de la Calzada
La octava jornada del camino francés sale de Nájera hacia Azofra, pero también es posible tomar desde Nájera una variante que se desvía hacia los monasterios de Suso y Yuso en San Millán de la Cogolla. Estos monasterios, aunque son ajenos a la peregrinación jacobea, tuvieron un enorme peso en la España cristiana medieval.
La ruta propuesta reduce el recorrido de la etapa puesto que se inicia en la población de Azofra. Un kilómetro después de disfrutar de la impresionante vista del Rollo de Justicia de Azofra comienza una cuesta de 1300 m, que es la principal dificultad que se encuentra hasta Santo Domingo de la Calzada, villa que surgió asociada al tránsito de peregrinos en la Edad Media.
En esta suave etapa, de kilometraje asequible y desniveles moderados (el máximo es de 255 metros), el caminante se adentrará principalmente por pistas agrarias, escoltadas de campos de cereales que desplazan ya a las vides. La imposibilidad de protegerse a la sombra será en verano el único problema de esta jornada.
Azofra, noble villa riojana de orígenes árabes, enclavada en el valle del río Tuerto y cuyo devenir y edificación se debe en gran parte al propio Camino. Su nombre es de origen árabe y significa la obligación de los vasallos de trabajar las tierras del señor a cambio de una pequeña cantidad. En el siglo XI ya se nombraba Azofra en documentos de heredades reales. Por la ayuda en la guerra contra su hermano, Pedro I cedió la villa a Ortiz de Zúñiga, navarro y señor de Cidamón y Montalvo. Desde entonces hasta el siglo XIX perteneció a los condes de Hervías y Montalvo. Azofra es una población del Camino de Santiago.
Es un claro ejemplo de pueblo-calle, núcleo en el que las casas se levantaron a lo largo de la travesía jacobea. Aún hoy, es en la calle Mayor (que coincide con la propia ruta) donde los caminantes hallarán todos los servicios necesarios para su recorrido. Hasta el siglo XIX aún funcionaba en el enclave el antiguo hospital para peregrinos levantado en el siglo XII y del que no quedan restos. Tampoco se conserva el cementerio construido para los caminantes que fallecían en su rumbo hacia Santiago.
Tras avituallarse de forma conveniente -hasta la próxima parada aún restan casi 10 kilómetros- y visitar en un promontorio la iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles (siglos XVII y XVIII), con una talla del Santiago Peregrino, la ruta se despide de Azofra y desemboca en un pequeño parque. Será desde este punto donde todos aquellos caminantes interesados en visitar San Millán de la Cogolla, cuna de la lengua castellana y cuyos célebres e impresionantes monasterios de Suso y Yuso fueron declarados patrimonio de la humanidad por la Unesco, deban desviarse del Camino para proseguir carretera (por la LR-206) en dirección hacia Alesanco. Después de 18 kilómetros llegarán al destino.
Para quien prefiera continuar Camino y no desplazarse hasta este conjunto monumental, la ruta continúa por la carretera de Alesanco, pero hacia el lado opuesto, hacia la derecha.
Llega entonces a la pequeña y semiescondida fuente de los Romeros. Acto seguido, el trazado continúa hacia la izquierda por una pista, en ocasiones asfaltada y en la mayor parte de sus tramos de tierra, que conduce hasta un rollo judicial del siglo XVI (12,4 kilómetros a Santo Domingo de la Calzada), próximo al cerro de los Templarios. Símbolo de justicia, este tipo de monumentos eran originarios de la Edad Media, época en la que los pequeños núcleos de población se iban transformando en enclaves urbanos de importancia y necesitaban instrumentos de justicia propios. En esta ocasión, la espada del rollo disuade al presunto delincuente de cometer una fechoría.
Poco a poco, y sobre pistas vecinales y caminos agrícolas, el caminante se despide de las tierras rojizas y otea y se rodea de campos de cereal, lo que anuncia la cercanía a Castilla. Enfila un largo sendero sin paradas destacadas durante el cual el fuerte calor de verano, y la ausencia de sombras, se convertirán en el peor enemigo. En esta ocasión, además, unos asientos que los romeros hallarán en su travesía no servirán de ayuda al no estar cubiertos.
Tras solventar un pequeño repecho de un kilómetro de extensión, y ya sobre una pista de gravilla, el caminante se acerca a lo que, a juicio de muchos expertos en la ruta milenaria es uno de los mayores atentados al Camino. El peregrino deberá bordear, a su entrada a Cirueña (6,8 kilómetros a Santo Domingo de la Calzada), un campo de golf y una urbanización que han logrado desplazar la ruta jacobea de su itinerario inicial para dirigirla hacia la vecina Ciriñuela.
Cirueña es un municipio de la comunidad autónoma de La Rioja situado al oeste, a 6 km de su cabecera de comarca, Santo Domingo de la Calzada; ambos municipios de comunican por la carretera LR-204. Hacia el sur se hallan los conjuntos monásticos de San Millán de la Cogolla y la abadía de Cañas.
Para quien prefiera continuar Camino y no desplazarse hasta este conjunto monumental, la ruta continúa por la carretera de Alesanco, pero hacia el lado opuesto, hacia la derecha.
Llega entonces a la pequeña y semiescondida fuente de los Romeros. Acto seguido, el trazado continúa hacia la izquierda por una pista, en ocasiones asfaltada y en la mayor parte de sus tramos de tierra, que conduce hasta un rollo judicial del siglo XVI (12,4 kilómetros a Santo Domingo de la Calzada), próximo al cerro de los Templarios. Símbolo de justicia, este tipo de monumentos eran originarios de la Edad Media, época en la que los pequeños núcleos de población se iban transformando en enclaves urbanos de importancia y necesitaban instrumentos de justicia propios. En esta ocasión, la espada del rollo disuade al presunto delincuente de cometer una fechoría.
Poco a poco, y sobre pistas vecinales y caminos agrícolas, el caminante se despide de las tierras rojizas y otea y se rodea de campos de cereal, lo que anuncia la cercanía a Castilla. Enfila un largo sendero sin paradas destacadas durante el cual el fuerte calor de verano, y la ausencia de sombras, se convertirán en el peor enemigo. En esta ocasión, además, unos asientos que los romeros hallarán en su travesía no servirán de ayuda al no estar cubiertos.
Tras solventar un pequeño repecho de un kilómetro de extensión, y ya sobre una pista de gravilla, el caminante se acerca a lo que, a juicio de muchos expertos en la ruta milenaria es uno de los mayores atentados al Camino. El peregrino deberá bordear, a su entrada a Cirueña (6,8 kilómetros a Santo Domingo de la Calzada), un campo de golf y una urbanización que han logrado desplazar la ruta jacobea de su itinerario inicial para dirigirla hacia la vecina Ciriñuela.
El enclave, al que la ruta milenaria solo toca por la calle Barrio Bajero, se abandona tras dejar el albergue privado Virgen de Guadalupe a la izquierda. Tras llegar a una carretera, el trazado se dirige por un sendero próximo a una rotonda –sobre la que se levanta otro homenaje a los peregrinos- para entroncar, acto seguido, con una pista agraria que continúa recta. En el caso de que el romero decida encaminarse hacia la derecha hasta Ciriñuela también hallará en esta aldea servicios donde reponer fuerzas, como el hostal Virgen de las Candelas. Ya junto a la rotonda, y en compañía también de los caminantes que se desplazaron hasta San Millán y que enlazaron con la ruta en Cirueña, proseguirán recorrido.
Entre progresivas y leves ondulaciones y siempre escoltado por campos de cereal, el camino ya no ofrece discusión. Siempre recto hacia Santo Domingo de la Calzada, cuya silueta e imponente catedral se podrá comenzar a divisar desde una llanura regada por el río Oja. A través de un agradable paseo se llega al prólogo de la célebre localidad, a la que se accede tras atravesar un polígono con varias industrias y girar a la izquierda en un cruce con la carretera de Cirueña. En este paso, que sitúa al viajero justo enfrente del campo de fútbol municipal, se intuye la importancia del milagro jacobeo que, posteriormente, se descubrirá en la villa. El símbolo del estadio ya es un gallo... Tras girar a la izquierda y proseguir por las calles 12 de Mayo y Mayor, el caminante pisa el albergue.
El núcleo de Santo Domingo de la Calzada, fundado en el siglo XI por el santo cuyo nombre ha perpetuado, se ha consolidado con el paso de los siglos como histórico fin de etapa del Camino de Santiago, por la vocación hospitalera con la que se creó, por la riqueza arquitectónica de su núcleo monumental y por haber sido escenario del conocido milagro del gallo y la gallina, el del peregrino ahorcado, una de las leyendas jacobeas más extendidas. Este hecho posibilitó que la catedral de Santo Domingo de la Calzada sea el único templo con derecho a tener animales vivos en un gallinero. Sus distintos monumentos permitirán al caminante rememorar la historia del municipio riojano, un eremita que quiso ser monje y no le dejaron.
Tras retirarse a vivir a los bosques que ocupaban el lugar observó las dificultades que tenían los peregrinos para continuar rumbo a Santiago de Compostela por lo que trabajó desde entonces en facilitarles el recorrido con la construcción de un puente que salvara el caudaloso paso del río Oja, un hospital donde refugiarse, una calzada que uniera Nájera con Redecilla del Camino -para lo que taló diversas encinas que dificultaban el tránsito- y una pequeña iglesia, hoy desaparecida.
A la muerte de Santo Domingo (1109), y tras ser enterrado en la propia ruta trazada por él, se empezaron a asentar edificaciones en torno a su sepulcro, lo que significó el inicio de un pequeño burgo que comenzó a crecer bajo protección real. Como curiosidad destacar que Santo Domingo es el patrón de las Obras Públicas y de los ingenieros y caminos españoles. La ciudad permanece en la actualidad volcada en el Camino de Santiago, con alojamientos y servicios adecuados a sus necesidades.
Todos los peregrinos que lleguen a la localidad entre el 10 y el 15 de mayo podrán unirse a la Fiestas del Santo que, incluyen multitud de tradiciones y ritos que conmemoran el recuerdo de su obra. La jornada principal tiene lugar el día 12, cuando se conmemora la muerte del santo. Al amanecer se celebra el tradicional Almuerzo del Santo, repartido por la propia Cofrafía del Santo a los vecinos. Esta comida, en la que se incluyen garbanzos con carne y verdura, trata de recordar el carácter solidario del patrón calceatense. En un aspecto gastronómico diversas pastelerías recrean el famoso milagro del peregrino ahorcado en un dulce típico, los conocidos como ahorcaditos.
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