Aviones y Neveras en el Hornillo

En las laderas de esta loma cayeron tres aviones en la guerra civil. Uno, un "mosca" se estrelló en la Umbría de la Penilla y no sobrevivió nadie. Otro de la flotilla fletada por Andre Malraux realizó un aterrizaje forzoso en las Lomas del Collado Frío y sólo hubo un muerto fruto del combate previo. Un tercero era italiano cayó en los Planos y no sobrevivió nadie.
Cerca de la cumbre hay dos Neveras semienterradas y puede que otra enterrada totalmente.
Un aviso para caminantes, se realiza gran parte del recorrido por los prados o monte a través. Hay poca señalización, pero no es problemática la orientación en los días claros. Otra cosa es en caso de nieblas.
Salimos de la plaza de Valdelinares para tomar la calzada pasando por Fuenvallejo y el Chorrico Lucía, hasta llegar a los corrales de la Calzada. Seguimos por el borde del acantilado hasta un mirador sobre el valle del Recuenco y el Bolage de Abajo; con toda la sierra del Monegro enfrente.
Recorremos este balcón bordeando el Recuenco por encima de los cinglos hasta otro magnífico mirador.
Cruzamos los prados hacia el Masico el Cuco.
Aqui tomamos un carril que bordea una explotación de lajas de piedra hasta tomar el camino que nos lleva al Mas Blanco.
Va entre prados con ganado y antes de llegar a la Masía dejamos a la izquierda el Pilón de los Rompidos.
Tras curiosear por el maltrecho Mas remontamos los prados hacia las canteras, donde buscamos una fácil trepada para subir a los terrenos del Masico Pedro.
Tras dejar atrás el masico pasamos por un collado entre el Canto de Penilla y el Canto Sacristán para bajar por la Umbría de la Penilla.
Cruzamos el Barranco de la Penilla en el Cubo y empezamos a remontar los Cados de la Zorra hacia el Rincón del Hornillo donde deben estar las Neveras.
Vamos subiendo por un barranco con los Cinglos de la Penilla a la derecha.
Pasamos por la Fuente del Hornillo poco antes de llegar a las Neveras que se encuentran debajo del salto del barranco que atraviesa el roquedal.
Sorteamos el salto por la derecha y seguimos por una zona que sufrió un cruel subsolado en aras de una repoblación forestal cuestionable.
Vamos rodeando esta esquelética mancha de pinos hasta llegar al gran pedestal del Hornillo que lo convirtió en el segundo dos mil de Gúdar, cuando antes sólo media 1997.
Después de admirarnos de las vistas desde esta gran atalaya volveremos a Valdelinares siguiendo el sendero local.
A partir del collado Frío hay un tramo donde no encontramos marcas. Hay que seguir las terrazas hacia unos montones de piedras perfectamente apiladas, que de lejos parecen balas de paja. Aquí ya se vuelven a encontrar las señales que circulan por una calleja. Después son postes de madera en los prados que nos llevan hasta el borde de las canteras.
El sendero baja por el camino de los Corralejos pasando por la Fuen del Cañuelo y los Planos hasta el pueblo.
Esta es una ruta solitaria, sin sombras y salvo en pleno invierno con bastante ganado.