Atlas 01: de Imi Ourhlad a Azib Tamsoult
near Tagadirt Aït Ali, Marrakech-Tensift-Al Haouz (Morocco)
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Trail photos
![Photo ofAtlas 01: de Imi Ourhlad a Azib Tamsoult](https://s2.wklcdn.com/image_8/240685/10171191/6520172.400x300.jpg)
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Itinerary description
Primera jornada de senderismo por el Atlas Central. Partimos desde la población de Imi Ourhlad, situada en la carretera que se adentra por el valle de Imlil. Remontamos el pueblo junto al cauce del arroyo (a veces, directamente por el cauce) hasta alcanzar la parte más alta, donde la vegetación frondosa deja parte a arbustos salpicados, y seguimos una vereda bien marcada, siempre ascendente, que se dirige hacia la cabecera del valle. Justo al alcanzar el collado que venimos viendo desde bien abajo (Tizi'n'Techt), encontramos una pista forestal.
Aunque podríamos adentrarnos en el valle de Azzadene por la pista, recortamos una de las curvas siguiendo la vereda que sale del mismo collado, en dirección sur. Retomamos la pista forestal y, tras una curva del camino, ganamos unas impresionantes vistas: las aldeas que salpican el fondo del valle, rodeadas de huertos y bosquecillos de frutales, contrastan con la aridez de los montes en sus partes más elevadas, donde sólo las sabinas pueden sobrevivir a los rigores del clima. Al fondo, las cimas del Alto Atlas, con el macizo de Ouanoukrim destacando.
Proseguimos nuestro camino por la pista forestal y, en el único cruce, obviamos el ramal que baja hacia el río a la derecha y proseguimos a media ladera. Atravesamos algunas aldeas (Taddert, Tahaliouine, Aït Aissa) con bellas casas de adobe conviviendo con otras de hormigón y, tras bajar al valle y remontar un duro repecho, alcanzamos la última, Tizi Oussem. Esta bella aldea de adobe bien merece un paseo y es, además, la última opción para proveerse de suministros para el día.
Salimos de Tizi Oussem por la parte alta, desde donde podemos divisar con claridad la línea ascendente de la vereda que se dirige al corazón de las montañas, trazando una diagonal entre enormes sabinas. Tras atravesar huertas, rediles para el ganado y un gran aljibe, salimos de nuevo a la parte árida del camino.
Cuando al fin divisamos el refugio de Azib Tamsoult, nuestro destino, la vista del mismo en una vega situada al pie de montañas de más de cuatro mil metros es impresionante. Claro, que también lo son las que tenemos del valle que hemos dejado atrás, con las aldeas jalonando las laderas y los lejanos llanos de Marrakesh al fondo. Desde el mirador natural que nos ofrece esta curva, nos sentimos muy pequeños.
Finalizamos el día bajando hasta un torrente y remontando unos metros hasta la terraza del refugio, donde podremos disfrutar de un bien merecido té y una cena bereber.
Aunque podríamos adentrarnos en el valle de Azzadene por la pista, recortamos una de las curvas siguiendo la vereda que sale del mismo collado, en dirección sur. Retomamos la pista forestal y, tras una curva del camino, ganamos unas impresionantes vistas: las aldeas que salpican el fondo del valle, rodeadas de huertos y bosquecillos de frutales, contrastan con la aridez de los montes en sus partes más elevadas, donde sólo las sabinas pueden sobrevivir a los rigores del clima. Al fondo, las cimas del Alto Atlas, con el macizo de Ouanoukrim destacando.
Proseguimos nuestro camino por la pista forestal y, en el único cruce, obviamos el ramal que baja hacia el río a la derecha y proseguimos a media ladera. Atravesamos algunas aldeas (Taddert, Tahaliouine, Aït Aissa) con bellas casas de adobe conviviendo con otras de hormigón y, tras bajar al valle y remontar un duro repecho, alcanzamos la última, Tizi Oussem. Esta bella aldea de adobe bien merece un paseo y es, además, la última opción para proveerse de suministros para el día.
Salimos de Tizi Oussem por la parte alta, desde donde podemos divisar con claridad la línea ascendente de la vereda que se dirige al corazón de las montañas, trazando una diagonal entre enormes sabinas. Tras atravesar huertas, rediles para el ganado y un gran aljibe, salimos de nuevo a la parte árida del camino.
Cuando al fin divisamos el refugio de Azib Tamsoult, nuestro destino, la vista del mismo en una vega situada al pie de montañas de más de cuatro mil metros es impresionante. Claro, que también lo son las que tenemos del valle que hemos dejado atrás, con las aldeas jalonando las laderas y los lejanos llanos de Marrakesh al fondo. Desde el mirador natural que nos ofrece esta curva, nos sentimos muy pequeños.
Finalizamos el día bajando hasta un torrente y remontando unos metros hasta la terraza del refugio, donde podremos disfrutar de un bien merecido té y una cena bereber.
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