Artxueta y San Miguel de Aralar, desde Iribas, por el valle de Ata y vuelta por Baráibar

Bonita y distinta ascensión a San Miguel, desde Iribas, por los frondosos bosques de la zona sur de Aralar.
Interesante y curiosa también al inicio, por el transcurso inicial del río Larraun.
Partimos de Iribas y saliendo carretera abajo, enseguida vemos señalizaciones. Fuerte descenso siguiendo la ruta de Basakaitz. Iremos paralelos al río, curso arriba hasta el manantial. Este tramo del río es un auténtico 'Guadiana', con sus apariciones e inmersiones. El terreno, margoso a veces y calizo otras, juega con el agua. Hay sumideros, como Lezegalde o una curiosa isla rodeada del lecho del río, que pareciera que este diera vueltas a su alrededor erosionándola, cuando en una de sus curvas está el sumidero. Sólo se observa esto cuando hay caudal abundante. Todas estas situaciones están explicadas en paneles informativos.
Por un bonito camino llegamos bajo la gran pared rocosa en la que se abre la gruta en donde nace el río aquí llamado Ertzilla. A sus pies, las ruinas de un antiguo molino. El nacedero se llama Aitzarreta.

Volviendo al camino, seguimos las marcas blancas y amarillas por bosques llamativamente silenciosos.

Vamos ascendiendo hasta que llegamos a un collado en donde empieza la bajada al valle de Ata, pequeño y recoleto, alejado a la vista de cualquier carretera.
De aquí vemos ya las antenas de Artxueta y subiremos por sendero bien marcado entre el bosque.
De la cima Artxueta, buenas vistas al Santuario, San Donato, Sakana, , Malloak, valle de Larraun, Txurregi y al fondo, detrás, Pamplona.

Bajamos al santuario, románico,
del S. XI, sobre uno prerrománico del IX. Tuvo varias reformas, la última en el S. XX en el crucero. Es de 3 naves, con un patio anterior.
El elemento decorativo más singular del templo es el retablo del siglo XII, de 2 x 1,40 mts. elaborado en dorados y esmalte de la escuela de Limoges (Francia). En octubre de 1979 (la noche del 25 al 26) fue objeto de sustracción por el famoso atracador europeo de obras de arte "Erik el belga". A partir de 1981 investigaciones policiales a nivel europeo fueron recuperando la mayor parte de los esmaltes. Aún falta algún medallón.
Volvió a su lugar de origen en 1991.

La leyenda dice que fue construido por Teodosio de Goñi, en agradecimiento a San Miguel por salvarle del dragón que le salió de la sima sobre la que se encuentra ubicado y romperle las cadenas que llevaba en penitencia por su pecado. Este lo cometió cuando volviendo a su casa un día, le salió al encuentro el Diablo, que le dijo que su mujer yacía en su propia casa con un amante. Al llegar a su cuarto, vio 2 cuerpos en la cama conyugal y lleno de ira los mató. Luego comprobó con horror que eran sus padres, a los que su mujer había invitado a casa. En penitencia, le ordenaron errar por la sierra con unas cadenas.

La bajada es por la PR 82, en medio de un silencioso hayedo, cruzando la carretera en una ocasión y llegando a una pista que nos conduce a Baráibar. De este municipio llegamos por un camino llano a Iribas.