Arroyo de la Laguna Grande de Peñalara-Laguna de los Plumeros-Cabeza Mediana-Cerrito Sarnoso

Dejamos el coche en un pequeño parking junto a una zona de picnic, pegado al cruce del arroyo de la Laguna Grande de Peñalara con la carretera M-604. Justo aquí arranca la ruta, dejando el arroyo justo a nuestra izquierda para subir hasta la Sillada de Garcisancho, una pradera donde encontramos bastantes vacas.
Seguimos de frente y empezamos a descender por el GR-10.4 o Camino Viejo de El Paular, para encontrar a unos 350m la Charca de los Plumeros. Continúa la bajada por el bosque, que comienza a ir paralela al arroyo de la Umbría, que veremos muy cerca en la llanura de El Sestil, hasta un punto en que abandonamos el GR para girar a la derecha y cruzar el arroyo de la Umbría.
Desde aquí tenemos 1.6km hasta la zona de Matalascuevas, y justo antes de llegar a la pista forestal nos desviamos para acercarnos a una charca cuya superficie está completamente verde.
Girando a la derecha en la pista, y muy cerca del cruce, sale un sendero que nosotros no vemos, pero aún así conseguimos subir por una zona de arbustos hasta otra laguna más grande, con un pequeño prado alrededor. La bajada a la pista, intentando atajar, es bastante intuitiva, acabamos siguiendo el cauce seco del arroyo de Navalahuesa, en la zona conocida como Rincón de los Condenados.
Más adelante, encontramos una nueva laguna en el borde izquierdo de la pista, y un poco más arriba un grupo de grandes rocas, sobre las que se apoya un gran roble.
Sin abandonar la pista durante un gran trecho de subida, llegamos a una gran pradera con vacas y caballos en la que se alza Cabeza Mediana (1.692m), desde donde hay unas vistas espléndidas. A partir de aquí, sólo hay que bajar hasta llegar a la Silla o Collado de Malabarba, y subir de frente hasta Cerrito Sarnoso (también de 1.692m), desde donde vemos una gran bandada de buitres volando en círculos.
Seguimos caminando hasta llegar de nuevo a la Sillada de Garcisancho, desde donde bajamos al arroyo de la Laguna Grande de Peñalara, que cruzamos por una zona de grandes piedras para volver al punto de inicio por la otra orilla.