Arrieta: El Perenquén - Suerte de Los Negros - Hoya de Castro - La Pequena - La Luciana 15052024

Desde la Playa de La Garita me fui hacia la zona de El Lajero para acercarme al puente bajo la carretera LZ-1 que salva el barranco de El Vallito (Tabayesco) y continuar por la vereda que marcha al frente, en dirección a la granja de gallinas de la zona, siguiendo el cauce del barranco. A la altura de la granja dejo la vereda y continuo a mi izquierda ascendiendo, por la finca que hay en su trasera para alcanzar la zona de Trujillo. Aquí hay una pista que recorre esta zona pero yo continue en dirección a la ladera de la montaña hasta poder pasarme al camino que une Tabayesco con las inmediaciones del cementerio de Guatiza, Diseminado de Tabayesco. Por esta última llego a esa localidad hasta alcanzar la parada de guaguas y poder desviarme por la pista que se adentra en El Vallito, alcanzar las inmediaciones del depósito regulador de aguas y prepararme para afrontar la subida del Lomo de El Perenquén.
No hay vereda y por tanto es ir subiendo buscando la manera mas cómoda de hacerlo, es una lomada de pendiente suave y con muchos minibarranquillos que van descendiendo y que se pueden aprovechar para usarlos a modo de guías.
El día está fresquito y el viento tiene rachas que casi te mueve pero aún así voy avanzando, con calma, cuidando la pisada para no resbalar y ayudándome con los bastones, la única referencia son los restos de un muro de piedras que desciende de Suerte de Los Negros y que después de un rato de andadura aparece. Subo en esa dirección, hay que parar de vez en cuando para respirar y para observar. Está todo muy seco, veroles, espineras, aulagas y algún cerrajón mustio dominan el entorno, luce alguna Tabaiba verdita para romper el contraste pero poca cosa.
Llego arriba, Suerte de Los Negros, los planes me indican que tengo que buscar camino por la ladera de cara a Matos Pardos. Avanzo, con el viento moviéndome, hasta alcanzar el Lomo de La Camellita, no me entretengo mucho, alcanzo la vereda que viene de La Pequena y me voy por ella.
Sigo por la vereda de cara al Valle del Palomo hasta alcanzar la vivienda (ruinas) del lugar, hago una pausa corta y continuo. En esta ocasión no seguí la vereda sino que me fui por mi izquierda para ir avanzando hacia la degollada, marchó por la ladera del promontorio que corona esta zona sin dificultades, hay algunos muritos que solventar pero sin problemas.
Llego a la Degollada que separa La Pequena de Suerte de Los Negros y localizo la vereda que asciende hacia la meseta de La Pequena, me voy por ella. Un rato de ascenso por la ladera hasta alcanzar la meseta, dejo la vereda y me voy a la izquierda, buscando camino en dirección al Valle del Palomo.
Voy pasando por terrazas abandonadas y tropezando con alguna rofera, a modo de agujeros, que entretienen el paso y poco a poco voy aproximándome a la ladera de la Peña de La Pequena.
Me planto en una de las terrazas y avanzo por ella, casi todas tienen huellas de paso y se transita con comodidad, hay algunos pasos con derrumbes y alguna pequeña “escalada” para cambiar de terraza pero en general se marcha bien.
Marcho bajo la Pequena hacia el interior de la Hoya del Señor Castro, se trata de una ancha concha abierta colonizada por antiguas terrazas de cultivo, y como en todas las laderas similares hay zonas de paso que aprovecho para ir cambiando de escalón.
A la mitad de la hoya la mirada hacia atrás, hacia la ladera bajo la Peña de La Pequena, muestra un manto verde precioso: cerrajones y veroles principalmente; al frente, bajo la Peña de La Gallina, lo mismo, un paseo muy agradable porque aquí el viento no se nota.
Avanzo sin dificultades, bajo La Gallina aparecen bastantes bejeques preparándose para la floración, abajo, en el Valle la comitiva de “carricoches” avanza por la pista levantando todo el polvo del mundo y enturbiando el paseo.
Alcanzo el tramo anterior a El Morro de Tindás, aquí vuelve a aparecer varias vías, voy cambiando de una otra porque la idea es acercarme al pie de la Peña de La Gallina.
Llego a la peña, las terrazas son mas amplias y algunas están acogiendo a piñas de millo en su crecimiento, hasta pitallas cubren algunos de los muros de piedras. Me doy un paseo relajado por la zona hasta alcanzar la pista por la que me voy hacia la otra peña, la de La Pequena.
Recorro la zona por la pista hasta alcanzar el pasillo entre la Peña de la Pequena y la del Tajosé. Aquí dejo la pista, que continua un poco mas, para irme a la izquierda para rodear por ese lado la Peña del Tajosé. Aquí los cerrajones colorean de amarillo el paseo, antiguas terrazas, hoy sin uso, parcelan la zona y el paso hay que currárselo para pasar de una a otra. Después de esta zona sigo descendiendo por una ladera caliza con muchos barranquillos que me conducen hasta la vivienda del lugar (ruinas) donde hago una paradita para engullir un plátano.
La ruta la continuo por la cabecera del barranco La Luciana hasta alcanzar las inmediaciones de la degollada (no llegue a subir) y empecé a descender por el barranco.
Aquí no hay vereda ni nada que se le parezca, todo son terrazas y muchos derrumbes, y se avanza descendiendo con cuidado aprovechando los huecos entre las terrazas, sean naturales o de derrumbes, y con mucha paciencia. Hay algunos tramos mas complicados pero en general no debe suponer problemas el avanzar aunque sea poco a poco. El aspecto del barranco en esta ocasión cambia mucho desde la última vez, las lluvias pasadas (ver el video) arrastraron piedras y tierras y ahora parece mas “derruido” pero en cambio la vegetación, sobre todo el cerrajón de risco, está por todas partes iluminando el paso.
Tarde una hora en descender zigzagueando por la ladera derecha del barranco, la mayor parte del tiempo decidiendo por donde hacerlo, pero llegué entero y eufórico.
Alcancé la zona de La Peña y me fui ladera abajo, por la derecha de la misma (sentido de marcha), hasta alcanzar la pista de tierra y por ella la carretera LZ-207 por la que continué hasta Arrieta.