ARNEDILLO. Peña la Cruz (cornisa sur), Los Cabezos, Parque eólico de Cabimonteros, Antoñanzas y Barranco de Fuenterroya.

La ruta que aquí mostramos no es sencilla de realizar por cuanto presenta algunos tramos que requieren cierta práctica en la realización de remontes esforzados (subida a la Peña La Cruz por la empinada cresta-cornisa sur), así como experiencia en el manejo de mapas topográficos, imagen satélite y Gps (sobre todo en la etapa que discurre entre Antoñanzas y la carretera de Prado Cruz pasando por los barrancos de Fuenterroya y el que baja de Los Cabezos).

También incluye otros tramos mucho más sencillos, por lo que recomendamos, que si no se cuenta con suficiente dominio de los aspectos que hemos comentado, resulta preferible simplificar los objetivos, como es el de subir a Los Cabezos y el de llegar a Peña la Cruz (en este caso partiendo del parking de las caravanas).

Por tanto, de no ser que se esté habituado a manejar rutas pregrabadas y a realizar un correcto seguimiento con el Gps, aconsejamos no abordar la etapa de aproximación a Antoñanzas, ya que los parajes que rodean dicha pedanía presentan un terreno bastante agreste.

Por lo demás, la marcha proporciona unas vistas paisajísticas espectaculares que no han de dejar a nadie indiferente, sobre todo a los amantes de recorrer zonas poco transitadas y escarpadas.

Si además decidimos hacerla con climatología invernal, el itinerario puede resultar un buen ejercicio de resistencia, como así nos sucedió a nosotros. Con todo, podemos asegurar que las satisfacciones superaron con amplitud las dificultades sobrevenidas.

Para llegar a Arnedillo (La Rioja), lo más habitual será acceder por la carretera que viene de Arnedo, a la que se llega desde la N232, previo desvío por Calahorra o por El Villar de Arnedo.

La marcha se divide en varios tramos bien diferenciados. El primero de ellos tiene como objetivo llegar a Peña La Cruz desde la zona inicial de partida, con la particularidad de que lo haremos por un itinerario nada corriente, ya que hemos de realizar un empinado remonte por toda la cresta-cornisa que culmina en Peña La Cruz. Lo más indicado y menos complicado, sería acceder partiendo desde el parking de las caravanas, pero nos perderíamos algún aliciente más que tiene dicha cresta en cuanto a vistas y panorámicas. Queda a elección de cada cual empezar por donde mejor le convenga.

El segundo tramo, enlaza Peña La Cruz con dos de los picos Cabezos (en total son tres), que vienen a ser la elevación máxima de los montes cercanos a Arnedillo, con una cota máxima de 1144 metros de altura. Esta etapa es bastante intuitiva y presenta poca dificultad.

Tras haber coronado ambos picos, toca enlazar ahora con el Parque eólico de Cabimonteros (recorre la cresta que desciende del pico homónimo). Es otra etapa que resulta también bastante intuitiva, pero ya, nos hemos de ir planteando si queremos hacer ruta circular como la que mostramos aquí, o bien, si preferimos volver a Arnedillo, ya sea por la zona del camino de ida, o bien, por la carretera que baja desde la cantera que se utilizó para extraer piedra para construir la Presa de Enciso, y que se encuentra justo al lado del Cabezo menor.

En el caso de proseguir este itinerario, la siguiente etapa resulta bastante intuitiva también, ya que se trata de ir enlazando todos los aerogeneradores (molinos), hasta llegar al penúltimo de toda la línea que baja desde el Cabimonteros. Este tramo, nos recompensará con una vistas sensacionales de una buena parte de los montes que hay en el Valle del Jubera.

Desde el penúltimo de los molinos, enseguida localizaremos una senda relativamente ancha que nos acercará hasta Antoñanzas, aunque para llegar a dicha aldea abandonada, habremos de descender campo a través por una ladera no demasiado complicada.

Quizás, es a partir de la aldea de Antoñanzas, cuando ya, deberemos de extremar precauciones para no cometer errores que nos desvíen del trazado que aquí proponemos. Digamos que, a groso modo, se trata de enlazar desde Antoñanzas con la carretera que baja de la cantera, pero entre medio, existen dos barrancos (uno de ellos, el de Fuenterroya) que solo resultan factibles de vadear por puntos muy concretos como los que aquí mostraremos.

Resulta esencial y clave, localizar, viniendo ya desde Antoñanzas, el punto por el que hemos de tomar un sendero que discurre paralelo al Barranco de Fuenterroya, y que por cierto, no está marcado en el mapa topográfico oficial (una omisión poco justificable por la importancia que seguramente tuvo antaño). Después de haber descendido desde Antoñanzas en dirección al barranco, un poco antes de llegar al mismo, hemos de localizar ese punto de acceso al sendero. Es quizás la clave para que la ruta pueda completarse correctamente.

También cabría la posibilidad de remontar hacia la cabecera de ambos barrancos, pero es algo que nosotros no hemos probado todavía.

Desde la carretera, el regreso a Arnedillo no tiene ya otro secreto que el dejarse llevar por aquella.

Foto 1: La primera de las cimas que abordamos, Peña La Cruz, nos depara esta preciosa vista de Arnedillo. Al fondo, siguiendo la carretera, podemos distinguir Peroblasco. En el centro de la foto, identificamos el parking de caravanas, desde donde se puede iniciar también la ruta y llegar a esta misma peña con menos dificultad. El pico del fondo es el Nocedillo.

Foto 2: Otra de las preciosas panorámicas que podremos contemplar es la del cauce del Rio Cidacos. A la derecha, la inconfundible cima de Peña Isasa. Al fondo y en el centro, la Sierra de Yerga.

Foto 3: Y una buena recompensa que nos ofreció la ruta, fue este precioso arco iris que se introduce en el Barranco de Fuenterroya, no muy lejos de Antoñanzas.

Foto 4: Después de visitar Los Cabezos, nos encaminamos hacia el Parque eólico de Cabimonteros. La dirección a seguir no da lugar a dudas.

Foto 5: Desde la cresta donde se asienta el parque eólico, podremos contemplar una buena panorámica de los montes de Robres del Castillo y Santa Engracia de Jubera.

Foto 6: Vista de Antoñanzas, que en la actualidad, parece condenado al ostracismo y el olvido. El pueblo y su entorno nos evocan tiempos en que la actividad humana modelaba el paisaje, integrándose plenamente en el mismo.