Arganda del rey la dehesa del carrascal torre telégrafo óptico casa de vilches ermita de vilches
near Arganda, Madrid (España)
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Itinerary description
Waypoints
Iglesia de San Juan Bautista
inicio de la ruta . La iglesia parroquial de San Juan Bautista es un templo católico situado en la ciudad española de Arganda del Rey, perteneciente a la comunidad autónoma de Madrid.
Picnic
La Dehesa del Carrascala es una masa forestal de la Comunidad de Madrid, en España, Se ubica en el municipio madrileño de Arganda del Rey. Su superficie, dentro de la cual se encuentra una residencia de la tercera edad, no supera los 2 km².3b En buena parte del área, cuya vegetación original correspondería al encinar, se encuentra en la actualidad pino carrasco de repoblación. Forma parte del parque regional del Sureste.
cementerio de mascotas
Entre pinares, viñedos y veredas, nos encontramos con El Último Parque, residencia definitiva de aquellos fieles amigos del hombre que por esas cosas del destino han podido encontrar un bello lugar de reposo desde el que seguirán irradiando su silenciosa fidelidad, su juguetona presencia o su imponente respeto de guardianes. Desde 1.983 está abierto al público el único cementerio de animales en la Comunidad de Madrid, ubicado en Arganda del Rey, dando cobijo alrededor de 4.000 mascotas.
torre telegrafo optico
A mediados del siglo XIX, Arganda del Rey contaba en su término municipal con una de las instalaciones de telegrafía óptica más relevantes del país, fruto de un proyecto para expandir este tipo de comunicaciones por el territorio nacional que se desarrolló durante el reinado de Isabel II y que apenas duró unos cuantos años. La telegrafía óptica nació en el periodo de la Revolución Francesa y su invención se le atribuye al abad Claude Chappe, allá por 1794. El sistema de telégrafos comenzó rápidamente a expandirse por todo el mundo, si bien a España no llegó hasta 1844, fecha en la que de hecho ya comienzan a realizarse en Estados Unidos, con éxito, las primeras transmisiones de telegrafía eléctrica que, a la postre, terminarían por sustituir a las ópticas. Arganda formó parte de este proyecto de comunicación meramente gubernamental y, por tanto, ajeno a los particulares, que tenía por finalidad crear una estructura de instalaciones para unir Madrid con las distintas capitales de provincia, la costa y las fronteras. El plan inicial, sin embargo, no pudo completarse y únicamente se desarrollaron tres líneas: Madrid-Irún, Madrid-Cádiz y Madrid-Valencia (esta última pretendía llegar a la frontera con Francia, pero únicamente llegó a operar este primer tramo). En 1849 comenzaron a funcionar estas estructuras, siete de ellas ubicadas en la Comunidad de Madrid (Real Casa de Aduana, Cerro Almodóvar, Vaciamadrid, Arganda, Perales de Tajuña, Villarejo de Salvanés y Fuentidueña de Tajo). Su vida útil fue escasa debido al avance de otro tipo de telecomunicaciones, y de hecho fueron abandonadas en 1857, siendo la última comunicación en esta línea en la primavera de 1856.
La casa Vilches
La casa Vilches fue construida a finales del siglo XVI y su imagen externa se conserva fielmente. Aún hoy puede observarse algo de su antiguo poderío, una gran extensión de terreno, un amplio patio de labor y bodegas que recorren su subsuelo. En la actualidad es de propiedad particular.
Ermita de Vilches, otra joya ‘escondida’ de Arganda
La primitiva ermita de Vilches guarda similitudes con la ermita de Valtierra. Ambas se remontan a la época mudéjar y ambas se encuentran en estado de abandono y ruinas, a pesar de la importancia arquitectónica e histórica que esconden sus paredes. Ubicada a unos 2,5 kilómetros del centro urbano de Arganda del Rey, junto a la carretera de Campo Real, se trata de una pequeña iglesia de estilo mudéjar en origen que acogió actos litúrgicos para la población de Vilches, poblado que, al igual que ocurrió con Valtierra, fue abandonado a mediados del siglo XVI por sus moradores probablemente por la incidencia de la peste negra. Estos se trasladaron a la zona del Castillo de Arganda y Vilches se vio abocado al abandono, y con él su ermita, que sin embargo se resiste al inexorable paso del tiempo manteniéndose en pie y conservando algunos de sus muros y la esencia característica de este tipo de construcciones. La ermita de Vilches aparece recogida en las Relaciones de Felipe II. En el siglo XVI, el poblado se convirtió en mayorazgo de la familia Santoyo formando un territorio independiente de Arganda, y ya en el siglo XVIII fue adquirida por el Arzobispo de Toledo hasta la desamortización de Mendizábal, cuando fue comprada por Gonzalo José Vilches. Desde entonces, es propiedad particular. Características Tal y como recoge el Archivo Histórico de Arganda, el conjunto arquitectónico de Vilches está conformado por la ermita y la casa. Se cree que la primera, levantada con posterioridad a la vivienda, pudo tener como función, además del culto litúrgico, la de servir como panteón de la familia Santoyo. Esta creencia se basa en la disposición de su cabecera como espacio centralizado con planta circular concebido como una entidad propia, a la que se han anexionado la nave y dos sacristías. Esto responde al tipo de capilla funeraria imperante en la época. La actual edificación se levantó a comienzos del siglo XVII y sustituyó a la ermita original de estilo mudéjar. Los muros son de aparejo toledano con hileras de ladrillo con mampostería, mientras que en el interior están recubiertos por estucos decorados con motivos arquitectónicos de pilastras, cajeados y gallones en la cúpula. La ermita está formada por una sola nave cubierta con bóveda rebajada y arcos torales, conservándose uno de estos arcos al final de la nave, y tiene cabecera de planta octogonal al exterior y circular en el interior cubierta con cúpula de media naranja sobre tambor circular. A los pies de la ermita se encontraba el coro mientras que a ambos lados de la cabecera se proyectaban al exterior dos espacios cuadrados que servían de sacristía, ya que, hasta 1812, se celebraron oficios litúrgicos. En la cabecera se abren las puertas que daban acceso a las dos sacristías y, a la misma altura, sobre el tambor, dos ventanas que confieren luz al espacio central. El altar estaba presidido por una imagen de la Virgen María, desaparecida como tantas otras imágenes durante la Guerra Civil. La ermita dejó de utilizarse como tal en 1812, cuando el Arzobispado decidió clausurar el recinto por el estado ruinoso en el que se encontraba tras el paso de las tropas francesas por la villa.
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