Arco natural - Circular desde Cuniacha

Bonita ruta circular para hacer en una mañana... o en todo el día, dependiendo de lo que paremos. Merece la pena echar el bocata y aprovechar para comer en una de las numerosas praderas que atravesamos. Técnicamente no es difícil, solamente la subida al arco es un poco más dura, ya que pica bastante hacia arriba, pero merece la pena.
Aparcamos el coche en el parque faunístico la Cunicacha, desde donde tomamos la pista que sale a la derecha. Tras dos kilómetros de subida nos desviamos en un sendero marcado con una señal que indica "Refugio de Telera". Si siguiéramos la pista también llegaríamos, pero este atajo es más bonito. De hecho volvemos a cruzarla más adelante, siguiendo esta vez la indicación a "Ibón de Piedrafita", por un camino que remonta el río que sale de dicho ibón. Es junio y hay mucha agua y pozas en las que refrescarnos.

Un kilómetro y medio después de haber abandonado la pista llegamos al ibón. A la izquierda sale un camino que lleva hacia el arco (como indica la señal), y será la última vez que sepamos que vamos por el buen camino, ya que no hay más indicaciones y aunque el sendero es obvio, hay puntos en que hay que estar pendiente para no perderse. Atravesamos una pradera para llegar después a una pequeña pedrera, en la que encontramos un refugio de piedra de emergencia debajo de una roca. Aquí hay que mirar alrededor, ya que que hay hitos de piedras amontonadas que nos indican el camino. Vamos paralelos a la cordillera que llevamos a nuestra derecha.

Dos kilómetros después de haber abandonado el ibón el sendero sube hacia la montaña, atravesando la pradera. Es fácil de ver y seguir, y a partir de aquí la subida se hace algo más dura. De vez en cuando vemos señales azules y blancas que indican el camino. Después de medio kilómetro el sendero se mete a la derecha, en una zona boscosa y bastante empinada. Unos 300 metros después aparece el arco a nuestra izquierda, como de la nada. ¡No lo esperaba tan grande! El mismo camino que llevamos lo bordea por la derecha y nos lleva a la parte superior. Desde aquí las vistas con el embalse de Búbal al fondo son impresionantes.

Bajamos por donde hemos venido pero un kilómetro después tomamos el camino de la derecha. En este punto no está muy claro, pero el camino principal es obvio un poco más abajo y es fácil encontrarlo. Si en poco tiempo pasamos por otro pequeño refugio de piedra es que vamos bien. Después de 2 km andando en esta dirección llegamos a una zona boscosa, delimitada por una valla abierta que tenemos que cruzar. A partir de ahí nos adentramos en un hayedo espectacular, y el camino se convierte en una pista que nos llevará hasta el punto de partida a lo largo de algo más de 3 km. Aunque en el track abandonamos esa pista para investigar otros senderos, no merece la pena. El único punto en que la dejamos un momento es para asomarnos a ver el haya centenaria que aparece indicada.