Aracena-Fuenteheridos

Ruta realizada con Asociación Geográfica de Badajoz. Muy recomendable.
Comenzaremos en un polígono industrial situado al noroeste de Aracena, apoyado en la carretera Sevilla-Lisboa (N-433), en frente de la gasolinera. En la rotonda, viniendo de Sevilla, tomaremos la segunda salida, que nos llevará, al final del polígono y al inicio del sendero. Tras la inevitable corona urbana, nos adentramos en un soto de castaños, por un camino que tiene ese estilo tradicional que le confieren los muros de piedra laterales. No es de extrañar porque se trata de un camino histórico: la vereda o cordel de Sevilla.
Veremos también olivares con signos de abandono. Un estado que, al avanzar hacia zonas más abruptas, veremos extenderse al propio camino y al caserío rural.
Avanzamos hacia el noroeste en paralelo a la carretera nacional, de la que nos separan las Cumbres de Pelete, que, a pesar del nombre, no son más que discretas colinas. Nuestra ladera tiene orientación norte —umbría— propicia para el crecimiento de plantas más exigentes respecto a la humedad, como el quejigo o el melojo, de los que veremos ejemplares entre helechos, ruscos o durillos.
Vamos dejando derivaciones de caminos a uno y otro lado que llevan a casas y fincas de los alrededores. Después de algo más de kilómetro y medio de camino bajaremos a un valle con huertas y prados, en el que dejamos a la derecha una pista que se dirige al arroyo. Avanzaremos un kilómetro más entre castañares manteniendo el rumbo, para dar con una zona casi desarbolada, aunque con llamativos ejemplares de alcornoques. Veremos algunas casas diseminadas y, algo más adelante, unas naves ganaderas, en el cortijo de Bañuelas. A unos ochocientos metros, ahora a nuestra izquierda, encontraremos otras naves, junto a las cuales cruzaremos la carretera entre Los Marines y Cortelazor.
Abandonamos el camino principal tomando a nuestra izquierda. A partir de aquí hacemos una gran curva para dirigirnos a Los Marines, que tendremos al sur. Lo haremos por un bello camino empedrado flanqueado por muros llenos de hiedra, helechos, ombligo de Venus y otras muchas especies. Toca de nuevo subir al dejar atrás el pueblo, hasta encontrar, al pie del murete de la derecha, un aljibe cubierto por una cúpula de piedra encalada. Seguiremos kilómetro y medio hasta cruzar el arroyo del Buenvino y, al poco, cruzamos un camino de mayor entidad, que tomaremos a la izquierda. En unos cientos metros llegaremos a la carretera nacional en la que termina el sendero, en la plaza de Fuenteheridos.