ALTA.- SESMA - LODOSA

Hoy, poco hemos visto de la villa espartera. El itinerario elegido, sólo roza este pueblo tranquilo, que se recuesta en el carasol de los altos de Ayuso para engañar al cierzo invernal.
Sube rápida la pista por el barranco de Valmayor. Pronto nos alejamos por la izda. de la zona deportiva. A la dcha. las pistas conducen a los campos de secano mitad cultivados mitad llecos. No hay mucho más que ver.
El sendero-camino salta, a lomos de pequeños altos que unen el otero de Ayuso y el de Juanes uno unido al otro en el mismo cordal. Con andar cómodo, casi de paseo, llegamos al “banco” del Mirador, ciertamente nombre acertado sentados en él, dominamos una vista realmente espectacular de la Yasa de Variza, “cortada” en el horizonte por la vertical de la torre de Lerín.
Continuamos por la ruta que sigue el lomo sube-baja de Las Hoyas hasta girar a la dcha. y pasar por el corral Del Carmen, iniciando la traza perpendicular que nos desvía al camino a Lodosa.
El fondo plano del barranco de Los Ríos es surcado, “a tiralíneas” por una pista ancha de reciente construcción, que seguimos monótonamente. Trabajadores de acequias y estaciones de bombeo preparan la pronta traída del regadío a este valle de “secano”. La pista empezada en el corral Del Carmen, termina en cuesta larga y recta, de media pendiente, que topa con la otrora importante Cañada Real de Resa.
La bajada entre pinos mitad senda, mitad pista de tierra embarrada es sencilla, no hay dificultad alguna para llegar al cerro erosionado que domina el “casco urbano” de Lodosa. La senda nos dirige al empalme con la pista que acerca al aparcamiento; no existe problema.
Si la niebla no lo impide las vistas desde la crestería del Ayuso-Juanes son impresionantes. Llama la atención su “limpieza”. Sólo quedan pequeñas manchas de vegetación autóctona de tomillo, herbazales o esparto a tresbolillo que rompen la monotonía, no hay un árbol. Todo está preparado para el cultivo intensivo. No hay lugar para nada más.