Aliaga. Castillo. Sendero Fluvial. Santuario de la Virgen de la Zarza
near Aliaga, Aragón (España)
Viewed 5865 times, downloaded 221 times
Trail photos
Itinerary description
En el término de Aliaga hay muchas cosas interesantes para ver, y no solo de índole geológica, así que esta excursión corta ha sido diseñada para ver algunas de ellas.
Por su proximidad, la primera que consideraremos es el Castillo, edificado por los árabes para proteger la frontera este de la antigua Taifa de Albarracín, fue conquistado en 1118 por Alfonso I, aunque luego volvió a pasar a los árabes, hasta que Alfonso II lo recupera definitivamente y lo cede a la orden de San Juan del Hospital en 1163, pasando a ser una encomienda de la que dependía un amplio territorio (incluyendo Pitarque, Fortanete, Villarroya o Sollavientos); en ese tiempo el castillo debió ser muy grande (más de 4000 m2), con tres recintos, de los que el central (pegado a la gran roca que aún se ve, y a cuya cima se puede subir por una escalera metálica) debía albergar la Torre del Homenaje, cuyos restos se entremezclan con la pared rocosa; la zona intermedia, un patio de armas con toda probabilidad, está muy destruída, mientras el recinto inferior tenía una torre vigía cuadrada y estaba cerrado por una muralla de mampostería con una docena de torreones y un foso. Fue reformado por los carlistas, y sitiado por las tropas de O'Donnell, que destruyeron buena parte de su estructura. Durante la Guerra Civil fue cuartel general de las tropas republicanas, pasando a ser ocupado por las tropas nacionales en 1938.
La subida al Castillo se inicia desde detrás del Hotel La Parra, por una pista que asciende en dirección al Vía Crucis, de la que pronto sale por la izquierda un sendero, que asciende resueltamente hacia el núcleo central del antiguo Castillo, pegado al Peñón sobre el que han colocado una gran cruz, perfectamente visible desde el pueblo. Pronto alcanzamos los primeros lienzos de muralla, en estado de avanzada ruina, y probablemente condenados a desaparecer muy pronto si no se hace alguna intervención de rescate. Algo más adelante encontramos los restos de lo que debió ser la Torre del Homenaje, apoyada sobre el peñón, en cuya pared se aprecian paredes de ladrillo superpuestas, y el comienzo de algunos muros, como único resto de lo que debió ser una magnífica Torre, por su tamaño y posición, si los grabados conservados le hacen justicia. Pocas cosas quedan del segundo recinto, las ruinas de algunos muros y un aljibe pegado a la Torre, si acaso. Continuando el camino vemos una escalera metálica que asciende por la falda del peñón rocoso, hasta la cima, donde hay un espléndido mirador sobre Aliaga y su entorno. Tras las fotos de rigor iniciamos el descenso acercándonos al tercer recinto, inferior o exterior, en el que las torres de la muralla están bastante mejor conservadas en el lado oeste, con la mejor vista desde la carretera a Santa Bárbara, una vez completado el descenso (este es el lugar más apropiado para reimaginar los restos actuales a la luz del grabado de época que reproduzco en una de las fotos).
Cuando llegamos abajo seguimos por un rato por el arcén de la carretera a Santa Bárbara, en un paseo con pocos alicientes aquí, pero al encontrar un sendero por la izquierda que baja al río de La Val (casi enfrente de una pista en la que hay una señal de prohibido el paso) nos desviamos hacia el, para seguir su curso de vuelta por lo que se conoce como el Sendero Fluvial de Aliaga. A poca distancia encontraremos un puente, y detrás de el otro llamativo peñón: La Porra, una gran masa de roca caliza y margas, con numerosos fósiles de moluscos, erizos de mar y corales, formada durante el Cretácico Inferior en una plataforma continental poco profunda, con clima cálido, y que quedó en su posición actual durante el Cenozoico, tras un plegamiento que le hizo asumir una posición vertical; posteriormente la erosión causada por el río de La Val por un lado, y las lluvias y el viento por otro, le dieron su llamativa forma actual.
Seguimos adelante, para encontrar después una carretera que gira a la derecha, a cuyo lado viene un crecido Río Guadalupe, que recibirá las aguas del río de La Val muy cerca de aquí. Esta carretera, que forma parte del sendero de Aliaga a Miravete, es el eje de un conjunto de excursiones cortas por lugares interesantes, de naturaleza y urbanos, entre Aliaga y Villarroya de los Pinares, que presentamos en otra ruta. Nos introducimos por ella y seguimos hasta alcanzar una construcción totalmente rehabilitada, que debe ser un Hotel y Restaurante, de aspecto muy atractivo, en una vega al lado del río y actualmente cerrado; aquí se separan la carretera y el sendero que sigue hacia Miravete, con el comienzo del Barranco del Hocino a corta distancia; nos han avisado de que para entrar en el Barranco hay que vadear el río, y de que no es aconsejable hacerlo actualmente porque el río baja con bastante agua, así que decidimos dar la vuelta sin intentar llegar al Barranco.
Vueltos al Sendero Fluvial, seguimos avanzando por el hasta llegar a un lugar donde vemos un camino que cruza el río en una zona de vado, donde las aguas del Guadalupe bajan a buen nivel y el cruce parece peligroso para casi cualquier vehículo. Pocos metros más adelante encontraremos el puente que da acceso al bonito Santuario de la Virgen de la Zarza; este es un puente de base románica, que tenía 5 arcos, de los que se conservan los dos laterales, habiendo sido destruidos los centrales por una riada en el siglo XIX. La recuperación de la zona central del puente se ha hecho colocando una calzada de hormigón, supongo que sobre una estructura metálica, con lo que permite el paso de vehículos como alternativa al vecino vado para los momentos en que el río dificulta el paso. A la derecha del puente hay un lavadero que parece antiguo, y enfrente, al lado del muro del Santuario hay una fuente con abrevadero, y agua potable (las fuentes en Aliaga y otros pueblos de la zona están conectadas a la red de abastecimiento, lo que se hace notar con anuncios al lado de esas fuentes).
El Santuario es una bonita construcción del siglo XVII, en estilo barroco, con un interior decorado según el gusto de la época, que supongo retocado en fechas no muy lejanas, y abierto a las visitas. En las afueras, hay una zona de césped con un llamativo cartel que dice: Prohibido jugar en el pradico. No deben hacerle mucho caso los naturales, porque casi al lado hay unas mesas donde un grupo de personas, con algunos niños, están comiendo; en cualquier caso es un bonito lugar, tranquilo y relajante.
Cuando salimos del Santuario, cruzamos el puente y tomamos el camino de enfrente (es difícil considerarlo una calle, pero así se le denomina) para alcanzar la plaza de la Iglesia, luego pasar por la calle de las Escuelas, y volver hacia el aparcamiento por las calles del centro de Aliaga.
En conjunto, una ruta fácil, corta, con escasa pendiente y varios puntos de interés, apropiada para casi todo el mundo, complemento ideal tras una mañana con una ruta larga, aunque también puede ser una buena elección para las personas que deseen un paseo tranquilo por las inmediaciones de Aliaga. No es un desafío deportivo a ningún nivel, pero si es una ruta muy bella, donde es posible aprender muchas cosas y disfrutar de ese Teruel que no sólo existe, sino que también tiene zonas tan merecedoras de una visita como el Parque Geológico de Aliaga o los Estrechos del Guadalope,
Por su proximidad, la primera que consideraremos es el Castillo, edificado por los árabes para proteger la frontera este de la antigua Taifa de Albarracín, fue conquistado en 1118 por Alfonso I, aunque luego volvió a pasar a los árabes, hasta que Alfonso II lo recupera definitivamente y lo cede a la orden de San Juan del Hospital en 1163, pasando a ser una encomienda de la que dependía un amplio territorio (incluyendo Pitarque, Fortanete, Villarroya o Sollavientos); en ese tiempo el castillo debió ser muy grande (más de 4000 m2), con tres recintos, de los que el central (pegado a la gran roca que aún se ve, y a cuya cima se puede subir por una escalera metálica) debía albergar la Torre del Homenaje, cuyos restos se entremezclan con la pared rocosa; la zona intermedia, un patio de armas con toda probabilidad, está muy destruída, mientras el recinto inferior tenía una torre vigía cuadrada y estaba cerrado por una muralla de mampostería con una docena de torreones y un foso. Fue reformado por los carlistas, y sitiado por las tropas de O'Donnell, que destruyeron buena parte de su estructura. Durante la Guerra Civil fue cuartel general de las tropas republicanas, pasando a ser ocupado por las tropas nacionales en 1938.
La subida al Castillo se inicia desde detrás del Hotel La Parra, por una pista que asciende en dirección al Vía Crucis, de la que pronto sale por la izquierda un sendero, que asciende resueltamente hacia el núcleo central del antiguo Castillo, pegado al Peñón sobre el que han colocado una gran cruz, perfectamente visible desde el pueblo. Pronto alcanzamos los primeros lienzos de muralla, en estado de avanzada ruina, y probablemente condenados a desaparecer muy pronto si no se hace alguna intervención de rescate. Algo más adelante encontramos los restos de lo que debió ser la Torre del Homenaje, apoyada sobre el peñón, en cuya pared se aprecian paredes de ladrillo superpuestas, y el comienzo de algunos muros, como único resto de lo que debió ser una magnífica Torre, por su tamaño y posición, si los grabados conservados le hacen justicia. Pocas cosas quedan del segundo recinto, las ruinas de algunos muros y un aljibe pegado a la Torre, si acaso. Continuando el camino vemos una escalera metálica que asciende por la falda del peñón rocoso, hasta la cima, donde hay un espléndido mirador sobre Aliaga y su entorno. Tras las fotos de rigor iniciamos el descenso acercándonos al tercer recinto, inferior o exterior, en el que las torres de la muralla están bastante mejor conservadas en el lado oeste, con la mejor vista desde la carretera a Santa Bárbara, una vez completado el descenso (este es el lugar más apropiado para reimaginar los restos actuales a la luz del grabado de época que reproduzco en una de las fotos).
Cuando llegamos abajo seguimos por un rato por el arcén de la carretera a Santa Bárbara, en un paseo con pocos alicientes aquí, pero al encontrar un sendero por la izquierda que baja al río de La Val (casi enfrente de una pista en la que hay una señal de prohibido el paso) nos desviamos hacia el, para seguir su curso de vuelta por lo que se conoce como el Sendero Fluvial de Aliaga. A poca distancia encontraremos un puente, y detrás de el otro llamativo peñón: La Porra, una gran masa de roca caliza y margas, con numerosos fósiles de moluscos, erizos de mar y corales, formada durante el Cretácico Inferior en una plataforma continental poco profunda, con clima cálido, y que quedó en su posición actual durante el Cenozoico, tras un plegamiento que le hizo asumir una posición vertical; posteriormente la erosión causada por el río de La Val por un lado, y las lluvias y el viento por otro, le dieron su llamativa forma actual.
Seguimos adelante, para encontrar después una carretera que gira a la derecha, a cuyo lado viene un crecido Río Guadalupe, que recibirá las aguas del río de La Val muy cerca de aquí. Esta carretera, que forma parte del sendero de Aliaga a Miravete, es el eje de un conjunto de excursiones cortas por lugares interesantes, de naturaleza y urbanos, entre Aliaga y Villarroya de los Pinares, que presentamos en otra ruta. Nos introducimos por ella y seguimos hasta alcanzar una construcción totalmente rehabilitada, que debe ser un Hotel y Restaurante, de aspecto muy atractivo, en una vega al lado del río y actualmente cerrado; aquí se separan la carretera y el sendero que sigue hacia Miravete, con el comienzo del Barranco del Hocino a corta distancia; nos han avisado de que para entrar en el Barranco hay que vadear el río, y de que no es aconsejable hacerlo actualmente porque el río baja con bastante agua, así que decidimos dar la vuelta sin intentar llegar al Barranco.
Vueltos al Sendero Fluvial, seguimos avanzando por el hasta llegar a un lugar donde vemos un camino que cruza el río en una zona de vado, donde las aguas del Guadalupe bajan a buen nivel y el cruce parece peligroso para casi cualquier vehículo. Pocos metros más adelante encontraremos el puente que da acceso al bonito Santuario de la Virgen de la Zarza; este es un puente de base románica, que tenía 5 arcos, de los que se conservan los dos laterales, habiendo sido destruidos los centrales por una riada en el siglo XIX. La recuperación de la zona central del puente se ha hecho colocando una calzada de hormigón, supongo que sobre una estructura metálica, con lo que permite el paso de vehículos como alternativa al vecino vado para los momentos en que el río dificulta el paso. A la derecha del puente hay un lavadero que parece antiguo, y enfrente, al lado del muro del Santuario hay una fuente con abrevadero, y agua potable (las fuentes en Aliaga y otros pueblos de la zona están conectadas a la red de abastecimiento, lo que se hace notar con anuncios al lado de esas fuentes).
El Santuario es una bonita construcción del siglo XVII, en estilo barroco, con un interior decorado según el gusto de la época, que supongo retocado en fechas no muy lejanas, y abierto a las visitas. En las afueras, hay una zona de césped con un llamativo cartel que dice: Prohibido jugar en el pradico. No deben hacerle mucho caso los naturales, porque casi al lado hay unas mesas donde un grupo de personas, con algunos niños, están comiendo; en cualquier caso es un bonito lugar, tranquilo y relajante.
Cuando salimos del Santuario, cruzamos el puente y tomamos el camino de enfrente (es difícil considerarlo una calle, pero así se le denomina) para alcanzar la plaza de la Iglesia, luego pasar por la calle de las Escuelas, y volver hacia el aparcamiento por las calles del centro de Aliaga.
En conjunto, una ruta fácil, corta, con escasa pendiente y varios puntos de interés, apropiada para casi todo el mundo, complemento ideal tras una mañana con una ruta larga, aunque también puede ser una buena elección para las personas que deseen un paseo tranquilo por las inmediaciones de Aliaga. No es un desafío deportivo a ningún nivel, pero si es una ruta muy bella, donde es posible aprender muchas cosas y disfrutar de ese Teruel que no sólo existe, sino que también tiene zonas tan merecedoras de una visita como el Parque Geológico de Aliaga o los Estrechos del Guadalope,
Waypoints
Comments (5)
You can add a comment or review this trail
Muy bonita. Si volveis me apunto, seguro.
I have followed this trail View more
Information
Easy to follow
Scenery
Easy
Complemento histórico, una vez que estás en Aliaga, fácil e instructiva
I have followed this trail View more
Information
Easy to follow
Scenery
Easy
Ruta tranquila, con sitios muy bellos.
I have followed this trail verified View more
Information
Easy to follow
Scenery
Easy
Bonita ruta para conocer Aliaga y su entorno.
Es una zona de enorme interés geológico y bellísima. Gracias por tu valoración.