AIGUILLE DU GOLÉON 3427 (Hautes Alpes - Ecrins)

Ruta realizada el 27/08/2014
Tras un día inclemente en el que no ha parado de llover, amanece una jornada esplendorosa con un sol radiante en los Alpes franceses para animarnos a retomar nuestras rutas por el magnífico parque nacional de los Ecrins.
Hoy hemos elegido el ascenso a la Aiguille Du Goléon de 3427m de altitud, con lo que superaríamos nuestra máxima cota del Aneto, hace menos de un mes. Para ello nos llegamos hasta el parking de Valfroide, donde termina la pista que sale del pueblo de Les Hières, al norte de La Grave. El camino nos llevará por la orilla izquierda del río Le Maurian por una explanada sin demasiado desnivel hasta la enorme pared de casi 500m de desnivel que nos llevará hasta el lago. La postal del mismo con el fondo del macizo de La Meije es absolutamente fantástica, con la salvedad que el agua del lago no está muy cristaliza debido a las enormes lluvias de ayer, que hace que los arroyos que lo alimentan bajen turbios.
Continuamos por el Replat d’Amont, una enorme planicie donde el río forma preciosos meandros y ramificaciones por todo el valle. Tras superar los más de dos kilómetros de planicie, comenzamos a ascender en serio por un barranco lleno de cascadas y arroyos formados por el deshielo, hasta llegar al cuello donde comienza el glaciar. Aquí nos ponemos ya los crampones y comenzamos a ascender hasta el final del mismo para coger el menos desnivel posible, y lo atravesaremos hacia la izquierda para alcanzar el collado donde comienza la cresta que nos llevará en un largo ascenso con algunas trepadas sin dificultas hasta la Aiguille Du Goléon.
Ya en la cima la vista es asombrosa. Al sur podemos casi tocar el macizo de la Meije con sus impresionantes glaciares, al oeste vemos como sobresale Les Grandes Rousses sobre el horizonte, al este podemos ver al Grand Galibier y detrás todo el parque de Queyras. Pero lo que nos deja anonadados en la visión que tenemos al norte. Por encima de todo y sobre una alfombra blanca de nubes en el horizonte, sobresale majestuoso el macizo del Mont Blanc.
Encantados con la vista de la cima, iniciamos el descenso, bastante más rápido por el glaciar, y retomamos el camino por el que hemos subido hasta regresar al parking.