Aeropuerto Cesárea Évora- Sao Pedro- Ponta do Farol

Despedimos a nuestros compañeros de viaje en el aeropuerto y desde allí, a pie, vamos hasta la playa bordeando la pista de aterrizaje, que ocupa casi todo el valle entre las colinas oscuras, llenas de aristas, de las dos cadenas casi paralelas que se elevan a uno y otro lado. Seguimos la carretera adoquinada que conduce hacia Sao Andrés, pero antes de llagar, nos desviamos a la derecha y caminamos por la arena en dirección a Sao Pedro. Según nos vamos acercando al pueblo, se distinguen las barcas de pescadores varadas en la playa y tres o cuatro embarcaciones más, ancladas en el refugio que dibuja la costa. Hay niños juegan y se bañan en las aguas azul claro de la orilla, donde las olas no son tan bravas, jóvenes sentados charlando y pescadores repintando una lancha. Las redes, extendidas al sol o recogidas en montículos. Las casas dan directamente a la arena de la playa, que también hace las veces de calle y plazas entre los simples cubos de ladrillo, muchos sin enlucir, que se amontonan detrás de la fachada marítima. Tomamos unas cervezas en un local de planta redonda, dos pisos y construcción de madera. En la parte alta del pueblo destaca un hotelito, también de madera, y nos cruzamos con varios turistas.
Volvemos a recorrer la playa hasta el otro extremo para comer en el autoservicio del Foya Branca, en Sao Andrés. Tras una brevísima siesta en las tumbonas de la piscina, emprendemos la marcha hacia el faro que se ve en el cabo. En seguida, a nuestros pies, queda una playa chica, donde los locales cabalgan sobre las olas, asidos a maderos. Tras unos repechos más llegamos a la pared del acantilado, por donde discurre una senda que en tiempos debió de estar adoquinada, pero que ahora le falta en casi todo el recorrido el parapeto y está llena de piedras sueltas. Incluso hay un mal paso en que la erosión se ha llevado el piso y para pasar se debe de dar un salto. El faro, por supuesto, está abandonado, pero mantiene gallarda la torre del lucernario con una escalera de caracol en hierro colado que parece ha aguantado bien el siglo y pico que lleva en pie. Sobre la puerta, una placa de mármol reza que fue construido entre 1893 y 1894 y está dedicado a la reina Amelia.
De regreso, en el hotel Foya Branca, pedimos un taxi para que nos lleve a Mindelo.





Hora Inicio: 12/13/2015 13:19

Hora Fin: 12/13/2015 18:53

Distancia recorrida: 7,9km (05:33)

Tiempo en movimiento: 02:33

Velocidad media: 1,4km/h

Vel. en Mov.: 3,1km/h

Velocidad Máxima: 12,2km/h

Altura Mínima: -4m

Altura Máxima: 93m

Velocidad Ascenso: 150,8m/h

Velocidad Descenso: -107,5m/h

Ganancia Altitud: 315m

Pérdida Altitud: -343m

Tiempo Ascenso: 02:05

Tiempo Descenso: 03:11