Aceral de Vaquerizos (Nerpio y Huéscar)
near Santiago de la Espada, Andalucía (España)
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Trail photos
Itinerary description
Un aceral es un grupo de arces. El Aceral de Vaquerizos es un reducto que se conserva en muy buen estado de salud, y aunque la zona es bellísima, se recomienda reservar este corto y sencillo itinerario para el otoño, cuando las hojas visten el paisaje de marrón y amarillo.
El recorrido va literalmente pisando el límite comunitario entre Andalucía y Castilla la Mancha, entre Granada y Albacete, entre Huéscar y Nerpio. Aunque la provincia de Jaén queda también bastante próxima.
Arrancamos la caminata junto a la carretera que conecta el Puerto del Pinar con Pedro Andrés y Nerpio, exactamente en el vado sobre la Rambla de los Vaquerizos.
El entorno es bucólico: el sonido del agua corretear por el arroyuelo, y que nos acompañará durante todo el tiempo. Además, un rebaño de ovejas discurría lenta y pesadamente cuando llegamos. Los chopos, pinares, pastos, encinares, el piar de las aves, la vista del Porche del Valenciano en lo alto, los calares y farallones… en fin, todo predecía que nos esperaba un paseo idílico.
Los primeros metros, bajo una chopera, nos aproximan a la Venta del Tío Tiburcio, pasando junto a un gran olmo. Las ruinas de la venta muestran lo que debió ser una edificación recia, tal como requieren estas duras y frías tierras.
Aquí debemos cruzar el cauce, algo que tendremos que hacer un buen puñado de veces, aunque sin ninguna complicación, hallando siempre piedras de paso o puntos estrechos para saltar sin problemas. Al menos con el agua que había el día de hoy, seguramente con mayor caudal sea menos sencillo.
Nos vamos a topar con una valla que podremos abrir y que deberemos dejar nuevamente cerrada.
Nos adentramos así en el aceral, aunque al venir en marzo, los ejemplares no presentaban su cara más espectacular, sino su desnudez. Aun así, el resto del lugar es tan exuberante que la belleza está más que asegurada. Eso sí, lo tenemos anotado para repetir en otoño.
Como decía, arces, pinos y carrascas son los árboles predominantes. El otro gran atractivo de esta ruta son los farallones y paredes de piedra que nos escoltan en nuestro tranquilo paseo.
Ponemos el punto final al poco de conectar con un sendero señalizado por la Junta de Andalucía: el Sendero de Loma Gandía, otro de los que tenemos en nuestra agenda de futuribles.
De este modo, volvemos sobre nuestros pasos para repetir el disfrute de la Rambla de los Vaquerizos, viendo en las alturas el silencioso planeo de una pareja de buitres, y más cercanos, los estruendosos graznidos de un par de cuervos.
Tras haber vuelto a saltar el arroyo una decena de veces, cruzar la verja y pasar junto a la Venta del Tío Tiburcio, llegamos al coche para acercarnos con él al Porche del Valenciano. Pero esto lo detallo en la siguiente ruta.
El recorrido va literalmente pisando el límite comunitario entre Andalucía y Castilla la Mancha, entre Granada y Albacete, entre Huéscar y Nerpio. Aunque la provincia de Jaén queda también bastante próxima.
Arrancamos la caminata junto a la carretera que conecta el Puerto del Pinar con Pedro Andrés y Nerpio, exactamente en el vado sobre la Rambla de los Vaquerizos.
El entorno es bucólico: el sonido del agua corretear por el arroyuelo, y que nos acompañará durante todo el tiempo. Además, un rebaño de ovejas discurría lenta y pesadamente cuando llegamos. Los chopos, pinares, pastos, encinares, el piar de las aves, la vista del Porche del Valenciano en lo alto, los calares y farallones… en fin, todo predecía que nos esperaba un paseo idílico.
Los primeros metros, bajo una chopera, nos aproximan a la Venta del Tío Tiburcio, pasando junto a un gran olmo. Las ruinas de la venta muestran lo que debió ser una edificación recia, tal como requieren estas duras y frías tierras.
Aquí debemos cruzar el cauce, algo que tendremos que hacer un buen puñado de veces, aunque sin ninguna complicación, hallando siempre piedras de paso o puntos estrechos para saltar sin problemas. Al menos con el agua que había el día de hoy, seguramente con mayor caudal sea menos sencillo.
Nos vamos a topar con una valla que podremos abrir y que deberemos dejar nuevamente cerrada.
Nos adentramos así en el aceral, aunque al venir en marzo, los ejemplares no presentaban su cara más espectacular, sino su desnudez. Aun así, el resto del lugar es tan exuberante que la belleza está más que asegurada. Eso sí, lo tenemos anotado para repetir en otoño.
Como decía, arces, pinos y carrascas son los árboles predominantes. El otro gran atractivo de esta ruta son los farallones y paredes de piedra que nos escoltan en nuestro tranquilo paseo.
Ponemos el punto final al poco de conectar con un sendero señalizado por la Junta de Andalucía: el Sendero de Loma Gandía, otro de los que tenemos en nuestra agenda de futuribles.
De este modo, volvemos sobre nuestros pasos para repetir el disfrute de la Rambla de los Vaquerizos, viendo en las alturas el silencioso planeo de una pareja de buitres, y más cercanos, los estruendosos graznidos de un par de cuervos.
Tras haber vuelto a saltar el arroyo una decena de veces, cruzar la verja y pasar junto a la Venta del Tío Tiburcio, llegamos al coche para acercarnos con él al Porche del Valenciano. Pero esto lo detallo en la siguiente ruta.
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