ACEQUIA REAL DE LA ALHAMBRA- DEHESA DEL GENERALIFE- RUTA BOTÁNICA. SENDERO SEÑALIZADO
near Realejo-San Matías, Andalucía (España)
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SENDERO SEÑALIZADO: ACEQUIA REAL DE LA ALHAMBRA - DEHESA DEL GENERALIFE- RUTA BOTÁNICA.
El paisaje, la historia, el fácil recorrido y la cercanía a la ciudad son algunos de los alicientes elementales que deben conducirnos hasta este sendero. Realización recomendable en Abril y Mayo por la floración.
Comenzaremos nuestra ruta en el aparcamiento del cementerio de Granada y nos dirigiremos hacia La Silla del Moro o Castillo de Santa Elena pasando cerca de Los Baños de las Damas que veremos a la izquierda.La llamada Silla del Moro o Castillo de Santa Elena, fue una construcción de vigilancia y protección para el Generalife y las huertas en un sector tan importante para la distribución del agua de la Acequia Real a toda la Alhambra.
Hasta la segunda mitad del s. XX en que se inició la reconstrucción de la torre principal y de los muros, el Conjunto Monumental permaneció en un estado de ruina y abandono. La perspectiva que se divisa a su alrededor pone de manifiesto el papel estratégico de su localización, como lo confirma en el transcurrir de los siglos, por ejemplo, que también fue utilizado por el ejército francés de ocupación.
Pasada la silla del Moro nos desviaremos a la izquierda por un encantador camino repleto de vegetación, que nos llevará hasta el sendero, señalizado con flechas blancas sobre postes de madera, Acequia Real- Dehesa del Generalife; que nosotros decidimos hacer en este sentido para tener más luz en las fotos de plantas del recorrido botánico..
Desde la creación de las primeras estructuras defensivas situadas en la actual Alhambra, hace mas de mil años, el abastecimiento de agua ha sido siempre una continua preocupación, incrementada por las necesidades de jardinería y del abastecimiento a los palacios. Sucesivas y costosas infraestructuras se han construido a lo largo de más de un milenio, desde profundos pozos, aljibes, acequias y otras.
Actualmente la Acequia Real de la Alhambra toma las aguas del río Darro y discurre con la pendiente necesaria, por la umbría de la Dehesa del Generalife mediante túneles. El único testigo evidente son las galerías construidas para extraer los materiales y para mantener el túnel, que nosotros hemos señalado como registros numerados, y sólo en un punto es observable la acequia como tal.
El aliciente fundamental de este sendero es el paisaje y la historia. El valle del río Darro deja ver las huertas primorosas y al norte el camino de Beas, el cerro de San Miguel, el Sacromonte y el Albaicín nos regalan imágenes espectaculares. Destaca sobre todo la Abadía del Sacromonte y los restos de las murallas islámicas del siglo XI.
La Acequia Real es una canalización de agua, de época nazarí, de 6 km de longitud, que se construyó, dentro de un complejo sistema hidráulico, para abastecer a la Alhambra y el Generalife, en Granada. Junto con Los Albercones y los Pozos Altos, forma una de las estructuras hidráulicas más importantes de la España medieval.
La Acequia Real toma sus aguas del río Darro, mediante una presa situada en el paraje de Jesús del Valle, a 6.100 metros de la Alhambra. La presa se sitúa a 838 m.s.m.. Actualmente no quedan restos de la presa original, siendo la que está en uso de obra de época moderna.
El trazado de la acequia se desarrolla, en los primeros 625 metros, por la margen derecha del río, hasta el Molino del Rey, donde cruza el cauce mediante un acueducto, continuando otros 2,8 kilómetros ya por la margen izquierda. En ese punto, se divide en dos ramales:
• La "Acequia del Tercio", el más elevado de ambos ramales, que regaba las zonas agrícolas de más alta cota, llegando hasta el punto más alto del Generalife, y surtiendo a los sistemas hidráulicos de la Alberca Rota y Los Albercones. Abastecía a las almunias de Dar al-Arusa y Alijares, además de al Castillo de Santa Elena. Desde allí continuaba hasta el llamado Partidor del Fraile.
• La "Acequia del Generalife", que discurre por cota inferior hasta llegar al Palacio del Generalife, integrándose en el mismo como eje central del Patio de la Acequia, continuando después hasta el mismo Partidor del Fraile, donde se une con la del Tercio.
Una vez unificados ambos ramales, la acequia continúa hacia la Alhambra, salvando el Barranco de la Aikibía o Cuesta de los Chinos mediante un nuevo acueducto que penetra en el recinto amurallado de la Alhambra, protegida por una torre llamada, precisamente, del agua.
En la reconquista por los Reyes Católicos, los cristianos no dominaban en absoluto el sistema hidráulico de la Alhambra, por lo que las personas que estaban al cuidado de la Acequia eran musulmanes en un principio. La Acequia era la gran columna vertebral de toda la Alhambra. Su agua procedía del río Darro y venía desde Jesús del Valle, pasaba por Valparaíso, atravesaba la Colina del Mauror y llegaba hasta el Realejo. Quienes la construyeron, decidieron que el canal no tuviera un gradiente excesivo para hacer subir el agua a la Alhambra mientras el río iba descendiendo.
Era tal su importancia que había una legislación particular para la Acequia Real. Unas ordenanzas reales obligaban a todos los que se abastecían del agua del canal a realizar anualmente una gran limpieza. Y así fue durante siglos. Hasta que Gallego Burín instaló el agua potable en Granada. Fue cuando la Acequia Real cayó en desuso. Poco a poco fue perdiendo estructuras, empezaron a destrozarse partes por las construcciones. Y todo eso, cuando lo que más impresionaba a los visitantes de Granada era su sistema de acequias. Hay que tener en cuenta que, hasta entonces, cada casa tenía agua propia.
Actualmente sólo una parte de este trazado está en uso, estando los dos primeros kilómetros desde la presa desviados mediante un túnel moderno. A partir del punto en que el túnel entronca con el antiguo trazado, todo el caudal se deriva por el ramal inferior, estando en desuso, aunque visible, el del Tercio. La canalización ha sido objeto de innumerables reparaciones y obras de mejora a lo largo de los siglos, especialmente durante el siglo XIX en que se construyeron varios acueductos, hoy ya perdidos. Parte del trazado, incluyendo tramos con lecho empedrado y muretes de tapial, así como túneles, es original.
Siguiendo el sendero que transcurre junto a la acequia, y en la zona de umbría, llegaremos a un frondoso e interesante bosque (quejigal y encinar), una de las mejores manchas de bosque mediterráneo de Granada. Nos encontraremos con quejigos (de hoja caduca), entremezclados con algunos ejemplares de avellanos y fresnos; algo más arriba nos toparemos con uno de los escasos encinares (de hoja perenne) que aún se conservan próximos a la ciudad de Granada. En esta zona se encuentran unos bancos que nos invitan a un descanso para relajarse y disfrutar con el canto de una gran cantidad de aves; carbonero común, Pinzón, lavandera blanca, mirlo, verderón y tarabilla y con mucha suerte podremos ver el vuelo del gavilán y cernícalo.
Posteriormente el sendero asciende en zigzag hasta el Parque periurbano de Granada conocido como Llano de la Perdiz. En el ascenso llegaremos a un pequeño mirador y disfrutaremos de las vistas privilegiadas que nos regala esta colina.
Seguiremos hasta llegar al Reloj del Sol, que además de señalarnos la hora solar, nos indica los nombres de picos, montañas y lugares emblemáticos que se ven desde el al igual que su altitud. Para ello debemos situarnos delante del nombre del pico que queremos ver y la punto del reloj nos indicará su situación.
Seguiremos el sendero flanqueado por cipreses hasta llegar a otro mirador con una mesa y bancos de piedra con una vistas geniales.
Comenzaremos un descenso que nos conducirá hasta la aljibe de la lluvia. Situarse junto a la entrada del aljibe de la Lluvia, es contemplar once siglos de historia, rememorar tiempos en los que algunas obras de ingeniería eran ya un ejemplo de sostenibilidad y adaptación al medio natural. Es también conocer la leyenda y los misterios del Cerro del Sol, de las laderas que ziríes y nazaríes convirtieron en la colina de los reyes. Está en pleno corazón de la Dehesa del Generalife, casi en el centro geográfico de un territorio en el que se asentaron las almunias, grandes huertos y palacetes árabes durante más de 700 años y crearon el llamado Parque de Invierno.
El humilde aljibe que preside una de las zonas recreativas situadas en el camino entre la Alhambra y el Llano de la Perdiz, ya estaba allí antes de que, Muhammad II, al que llamaban al-Faqih, el segundo rey de la dinastía nazarí, se decidiese a crear los jardines del Generalife. Era una pequeña construcción inspirada en los sistemas romanos para recoger aguas procedentes de lluvia y escorrentías, y derivarlas hacia las huertas y villas que los habitantes más ricos de Garnata construyeron en las laderas que caían sobre la fortaleza de la Alhambra, aún sin palacios, y que necesitaban agua para albercas, baños, huertos y jardines, e incluso para consumo, y todo ello en la zona más alta de la colina, donde la acequias y captaciones del Darro y el Genil no podían llegar.
La primera referencia a este aljibe es de Ibn Asim, contemporáneo de Almanzor. Aljibe de la lluvia. Originariamente era una construcción cuadrada de poca altura que recogía el agua mediante la fórmula de compluvium romano, una abertura en el techo. Más tarde fue cubriéndose con tierra. En su interior hay una bóveda con tres arcos de 2,20 metros de altura. Desde el aljibe, hacia el oeste, parte un sendero que tras recorrer medio kilómetro llega a las ruinas del palacio de Dar al-Arusa; el aljibe de la Lluvia sirvió para cubrir las necesidades de agua del palacete destinado a residencia de recreo de la esposa del sultán.
En un claro de bosque se atesoran los muros y leyendas de la villa de Dar al Arusa, la ‘corona’ nazarí del Cerro del Sol. La almunia más alta del entorno palatino de la Alhambra estuvo oculta durante cuatro siglos, mimetizada con un espacio natural.
Yusuf I, materializó el Patio de los Leones, y consideró que debía comulgar con la naturaleza y crear, en la cota más elevada de la fortaleza roja, un refugio que le permitiese alcanzar el cielo. Le llamó Dar al Arusa, o Casa de la Desposada.
La vegetación del Cerro del Sol, sobre el Generalife, más allá de la Silla del Moro, lo ocultan de la ciudad desde que, unos años después de la llegada de los Reyes Católicos, el palacio fuese abandonado y sus estructuras se derrumbasen para quedar olvidadas durante siglos, escondidas en un claro de bosque rodeado de pinares, olivos y acequias, tan mimetizadas con su entorno natural que durante 400 años el palacio no fue más que una referencia escrita en un libro cristiano del siglo XVI, y hasta que en 1933 los trabajos de reforestación de la colina desbrozaron el matorral autóctono y descubrieron lo que quedaba de sus muros y estancias, baños y albercas. Un entramado de muretes que marcan un complejo residencial de sesenta metros de largo por casi 40 de anchura, ubicado sobre una extensión de terreno, alrededor de 8.000 metros cuadrados, que ocupa casi la totalidad de la colina que asciende desde el Castillo de Santa Elena (Silla del Moro). Su posición escondida a la ciudad ha favorecido la naturalización de sus piedras que han logrado permanecer ajenas a la evolución de los tiempos. En la actualidad se encuentra vallada y solo se puede ver desde el exterior.
Después, y tras pasar por otro inmejorable mirador a modo de balcón con troncos sobre la bellísima Granada, llegaremos de nuevo a la Silla del Moro y desde aquí y con la puesta de sol a nuestras espaldas llegaremos al aparcamiento.
Hay dos plantas con ???? que no hemos logrado identificar; si alguien las conoce, por favor; que nos diga su nombre.
Agradecimientos a GranadaGarden por las plantas, Junta Andalucía por la ruta, Juan Enrique Gómez, Merche S. Calle y Patronato de la Alhambra por fragmentos de textos de descripciones.
El paisaje, la historia, el fácil recorrido y la cercanía a la ciudad son algunos de los alicientes elementales que deben conducirnos hasta este sendero. Realización recomendable en Abril y Mayo por la floración.
Comenzaremos nuestra ruta en el aparcamiento del cementerio de Granada y nos dirigiremos hacia La Silla del Moro o Castillo de Santa Elena pasando cerca de Los Baños de las Damas que veremos a la izquierda.La llamada Silla del Moro o Castillo de Santa Elena, fue una construcción de vigilancia y protección para el Generalife y las huertas en un sector tan importante para la distribución del agua de la Acequia Real a toda la Alhambra.
Hasta la segunda mitad del s. XX en que se inició la reconstrucción de la torre principal y de los muros, el Conjunto Monumental permaneció en un estado de ruina y abandono. La perspectiva que se divisa a su alrededor pone de manifiesto el papel estratégico de su localización, como lo confirma en el transcurrir de los siglos, por ejemplo, que también fue utilizado por el ejército francés de ocupación.
Pasada la silla del Moro nos desviaremos a la izquierda por un encantador camino repleto de vegetación, que nos llevará hasta el sendero, señalizado con flechas blancas sobre postes de madera, Acequia Real- Dehesa del Generalife; que nosotros decidimos hacer en este sentido para tener más luz en las fotos de plantas del recorrido botánico..
Desde la creación de las primeras estructuras defensivas situadas en la actual Alhambra, hace mas de mil años, el abastecimiento de agua ha sido siempre una continua preocupación, incrementada por las necesidades de jardinería y del abastecimiento a los palacios. Sucesivas y costosas infraestructuras se han construido a lo largo de más de un milenio, desde profundos pozos, aljibes, acequias y otras.
Actualmente la Acequia Real de la Alhambra toma las aguas del río Darro y discurre con la pendiente necesaria, por la umbría de la Dehesa del Generalife mediante túneles. El único testigo evidente son las galerías construidas para extraer los materiales y para mantener el túnel, que nosotros hemos señalado como registros numerados, y sólo en un punto es observable la acequia como tal.
El aliciente fundamental de este sendero es el paisaje y la historia. El valle del río Darro deja ver las huertas primorosas y al norte el camino de Beas, el cerro de San Miguel, el Sacromonte y el Albaicín nos regalan imágenes espectaculares. Destaca sobre todo la Abadía del Sacromonte y los restos de las murallas islámicas del siglo XI.
La Acequia Real es una canalización de agua, de época nazarí, de 6 km de longitud, que se construyó, dentro de un complejo sistema hidráulico, para abastecer a la Alhambra y el Generalife, en Granada. Junto con Los Albercones y los Pozos Altos, forma una de las estructuras hidráulicas más importantes de la España medieval.
La Acequia Real toma sus aguas del río Darro, mediante una presa situada en el paraje de Jesús del Valle, a 6.100 metros de la Alhambra. La presa se sitúa a 838 m.s.m.. Actualmente no quedan restos de la presa original, siendo la que está en uso de obra de época moderna.
El trazado de la acequia se desarrolla, en los primeros 625 metros, por la margen derecha del río, hasta el Molino del Rey, donde cruza el cauce mediante un acueducto, continuando otros 2,8 kilómetros ya por la margen izquierda. En ese punto, se divide en dos ramales:
• La "Acequia del Tercio", el más elevado de ambos ramales, que regaba las zonas agrícolas de más alta cota, llegando hasta el punto más alto del Generalife, y surtiendo a los sistemas hidráulicos de la Alberca Rota y Los Albercones. Abastecía a las almunias de Dar al-Arusa y Alijares, además de al Castillo de Santa Elena. Desde allí continuaba hasta el llamado Partidor del Fraile.
• La "Acequia del Generalife", que discurre por cota inferior hasta llegar al Palacio del Generalife, integrándose en el mismo como eje central del Patio de la Acequia, continuando después hasta el mismo Partidor del Fraile, donde se une con la del Tercio.
Una vez unificados ambos ramales, la acequia continúa hacia la Alhambra, salvando el Barranco de la Aikibía o Cuesta de los Chinos mediante un nuevo acueducto que penetra en el recinto amurallado de la Alhambra, protegida por una torre llamada, precisamente, del agua.
En la reconquista por los Reyes Católicos, los cristianos no dominaban en absoluto el sistema hidráulico de la Alhambra, por lo que las personas que estaban al cuidado de la Acequia eran musulmanes en un principio. La Acequia era la gran columna vertebral de toda la Alhambra. Su agua procedía del río Darro y venía desde Jesús del Valle, pasaba por Valparaíso, atravesaba la Colina del Mauror y llegaba hasta el Realejo. Quienes la construyeron, decidieron que el canal no tuviera un gradiente excesivo para hacer subir el agua a la Alhambra mientras el río iba descendiendo.
Era tal su importancia que había una legislación particular para la Acequia Real. Unas ordenanzas reales obligaban a todos los que se abastecían del agua del canal a realizar anualmente una gran limpieza. Y así fue durante siglos. Hasta que Gallego Burín instaló el agua potable en Granada. Fue cuando la Acequia Real cayó en desuso. Poco a poco fue perdiendo estructuras, empezaron a destrozarse partes por las construcciones. Y todo eso, cuando lo que más impresionaba a los visitantes de Granada era su sistema de acequias. Hay que tener en cuenta que, hasta entonces, cada casa tenía agua propia.
Actualmente sólo una parte de este trazado está en uso, estando los dos primeros kilómetros desde la presa desviados mediante un túnel moderno. A partir del punto en que el túnel entronca con el antiguo trazado, todo el caudal se deriva por el ramal inferior, estando en desuso, aunque visible, el del Tercio. La canalización ha sido objeto de innumerables reparaciones y obras de mejora a lo largo de los siglos, especialmente durante el siglo XIX en que se construyeron varios acueductos, hoy ya perdidos. Parte del trazado, incluyendo tramos con lecho empedrado y muretes de tapial, así como túneles, es original.
Siguiendo el sendero que transcurre junto a la acequia, y en la zona de umbría, llegaremos a un frondoso e interesante bosque (quejigal y encinar), una de las mejores manchas de bosque mediterráneo de Granada. Nos encontraremos con quejigos (de hoja caduca), entremezclados con algunos ejemplares de avellanos y fresnos; algo más arriba nos toparemos con uno de los escasos encinares (de hoja perenne) que aún se conservan próximos a la ciudad de Granada. En esta zona se encuentran unos bancos que nos invitan a un descanso para relajarse y disfrutar con el canto de una gran cantidad de aves; carbonero común, Pinzón, lavandera blanca, mirlo, verderón y tarabilla y con mucha suerte podremos ver el vuelo del gavilán y cernícalo.
Posteriormente el sendero asciende en zigzag hasta el Parque periurbano de Granada conocido como Llano de la Perdiz. En el ascenso llegaremos a un pequeño mirador y disfrutaremos de las vistas privilegiadas que nos regala esta colina.
Seguiremos hasta llegar al Reloj del Sol, que además de señalarnos la hora solar, nos indica los nombres de picos, montañas y lugares emblemáticos que se ven desde el al igual que su altitud. Para ello debemos situarnos delante del nombre del pico que queremos ver y la punto del reloj nos indicará su situación.
Seguiremos el sendero flanqueado por cipreses hasta llegar a otro mirador con una mesa y bancos de piedra con una vistas geniales.
Comenzaremos un descenso que nos conducirá hasta la aljibe de la lluvia. Situarse junto a la entrada del aljibe de la Lluvia, es contemplar once siglos de historia, rememorar tiempos en los que algunas obras de ingeniería eran ya un ejemplo de sostenibilidad y adaptación al medio natural. Es también conocer la leyenda y los misterios del Cerro del Sol, de las laderas que ziríes y nazaríes convirtieron en la colina de los reyes. Está en pleno corazón de la Dehesa del Generalife, casi en el centro geográfico de un territorio en el que se asentaron las almunias, grandes huertos y palacetes árabes durante más de 700 años y crearon el llamado Parque de Invierno.
El humilde aljibe que preside una de las zonas recreativas situadas en el camino entre la Alhambra y el Llano de la Perdiz, ya estaba allí antes de que, Muhammad II, al que llamaban al-Faqih, el segundo rey de la dinastía nazarí, se decidiese a crear los jardines del Generalife. Era una pequeña construcción inspirada en los sistemas romanos para recoger aguas procedentes de lluvia y escorrentías, y derivarlas hacia las huertas y villas que los habitantes más ricos de Garnata construyeron en las laderas que caían sobre la fortaleza de la Alhambra, aún sin palacios, y que necesitaban agua para albercas, baños, huertos y jardines, e incluso para consumo, y todo ello en la zona más alta de la colina, donde la acequias y captaciones del Darro y el Genil no podían llegar.
La primera referencia a este aljibe es de Ibn Asim, contemporáneo de Almanzor. Aljibe de la lluvia. Originariamente era una construcción cuadrada de poca altura que recogía el agua mediante la fórmula de compluvium romano, una abertura en el techo. Más tarde fue cubriéndose con tierra. En su interior hay una bóveda con tres arcos de 2,20 metros de altura. Desde el aljibe, hacia el oeste, parte un sendero que tras recorrer medio kilómetro llega a las ruinas del palacio de Dar al-Arusa; el aljibe de la Lluvia sirvió para cubrir las necesidades de agua del palacete destinado a residencia de recreo de la esposa del sultán.
En un claro de bosque se atesoran los muros y leyendas de la villa de Dar al Arusa, la ‘corona’ nazarí del Cerro del Sol. La almunia más alta del entorno palatino de la Alhambra estuvo oculta durante cuatro siglos, mimetizada con un espacio natural.
Yusuf I, materializó el Patio de los Leones, y consideró que debía comulgar con la naturaleza y crear, en la cota más elevada de la fortaleza roja, un refugio que le permitiese alcanzar el cielo. Le llamó Dar al Arusa, o Casa de la Desposada.
La vegetación del Cerro del Sol, sobre el Generalife, más allá de la Silla del Moro, lo ocultan de la ciudad desde que, unos años después de la llegada de los Reyes Católicos, el palacio fuese abandonado y sus estructuras se derrumbasen para quedar olvidadas durante siglos, escondidas en un claro de bosque rodeado de pinares, olivos y acequias, tan mimetizadas con su entorno natural que durante 400 años el palacio no fue más que una referencia escrita en un libro cristiano del siglo XVI, y hasta que en 1933 los trabajos de reforestación de la colina desbrozaron el matorral autóctono y descubrieron lo que quedaba de sus muros y estancias, baños y albercas. Un entramado de muretes que marcan un complejo residencial de sesenta metros de largo por casi 40 de anchura, ubicado sobre una extensión de terreno, alrededor de 8.000 metros cuadrados, que ocupa casi la totalidad de la colina que asciende desde el Castillo de Santa Elena (Silla del Moro). Su posición escondida a la ciudad ha favorecido la naturalización de sus piedras que han logrado permanecer ajenas a la evolución de los tiempos. En la actualidad se encuentra vallada y solo se puede ver desde el exterior.
Después, y tras pasar por otro inmejorable mirador a modo de balcón con troncos sobre la bellísima Granada, llegaremos de nuevo a la Silla del Moro y desde aquí y con la puesta de sol a nuestras espaldas llegaremos al aparcamiento.
Hay dos plantas con ???? que no hemos logrado identificar; si alguien las conoce, por favor; que nos diga su nombre.
Agradecimientos a GranadaGarden por las plantas, Junta Andalucía por la ruta, Juan Enrique Gómez, Merche S. Calle y Patronato de la Alhambra por fragmentos de textos de descripciones.
Waypoints
Intersection
3,011 ft
Desvío izquierda
Desvío izquierda
Park
3,484 ft
Llano la perdiz
Llano la perdiz
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Easy to follow
Scenery
Easy
Facil de seguir. Ideal para ir con la familia y disfrutar de las vistas de la Alhambra y del Sacromonte. No aconsejo en verano por la poca sombra que hay.
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Easy to follow
Scenery
Easy
Ruta granadina por excelencia ¡