Abedul de La Ucera, árbol singular. Valle de Río Seco. Zurruzuela; Carrascosa; Bustalama. Montes del Somo.
near Rioseco, Castilla y León (España)
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Trail photos
Itinerary description
Ruta circular maravillosa y sencilla que se realiza para descubrir uno de los árboles singulares de la provincia de Burgos.
Se trata del Abedul de Lancera o La Ucera, pues los habitantes de ese valle nombran a Lancera, según el mapa del IGN, como La Ucera.
Seguramente ese término de Ucera tenga origen en Uceda: castellano, montañas de Burgos.
También aprovechamos para recorrer la cabecera del valle glaciar de Río Seco, con los Montes del Somo como protagonistas al ganar las tres cimas de esta zona oriental.
Zurruzula, Carrascosa y Bustalama son los topónimos de las cumbres que hacen de referencia entre la Merindad de Sotoscueva y los Valles Pasiegos.
Comenzamos nuestra andadura más arriba de las cabañas de Río Seco, que nombran así al río de esta gran vaguada.
Por la pista hormigonada ascendemos a la sombra y ruidos de los aerogeneradores de Los Castríos.
Pronto nos situamos a la altura de un prado cerrado por muros de piedras.
Bajamos treinta metros entre argomas y brezos hasta una de sus esquinas y descubrimos el árbol singular que nos habíamos propuesto saludar.
Se trata de un abedul de considerable perímetro con buena copa, pero no resalta debido a la vegetación arbórea que lo acompaña.
Volvemos a la pista y seguimos subiendo junto al nacimiento de una de las fuentes del río Seco.
Las panorámicas hacia el circo del valle y las cabañas con sus prados y árboles que las acompañan son un marco pictórico inigualable.
Así hasta llegar a un collado donde aparecen las cabañas de Montiyuelo.
Los molinos están más cerca. La pista que sube a ellos queda a la derecha y nosotros continuamos de frente para botar al cordal de los Montes del Somo.
Pero antes nos acercamos a una fresquera construida cara al norte entre brezos y argomas.
Se trata de un lugar denominado también Natillera donde se dejaba la leche para conservarla y donde se transformaba en nata y mantequilla.
Llegados al lomo del monte nos encaminamos al este y enseguida descubrimos una piedra con el rótulo de Zurruzuela, nuestra primera cima.
De ahí continuamos entre las charcas que se han formado debido al terreno silíceo y repleto de materia orgánica generando así una gran turbera.
Todo ese alto es turbera. Más adelante tomamos el camino que mira hacia la ladera meridional del Somo.
Entre hayas retorcidas y no muy grandes nos adentramos hasta el tímido punto geodésico de La Carrascosa.
Todo rodeado de brezo se sitúa en la parte más alta del cordal.
Las panorámicas hacia Río Seco y el valle de Lunada son fantásticas.
Regresamos de nuevo al camino, que es más un cortafuegos y descendemos a un lado de la combe que Domingo Pájaro tiene y que nos va a facilitar la llegada al cerro de Bustalama o Bustulama, como lo nombran por ahí.
Poco después de dejar este collado giramos por un sendero medio escondido a la izquierda y descendemos primero entre hayas y posteriormente con la senda más abierta y con los brezos como protagonistas.
Se trata del Abedul de Lancera o La Ucera, pues los habitantes de ese valle nombran a Lancera, según el mapa del IGN, como La Ucera.
Seguramente ese término de Ucera tenga origen en Uceda: castellano, montañas de Burgos.
También aprovechamos para recorrer la cabecera del valle glaciar de Río Seco, con los Montes del Somo como protagonistas al ganar las tres cimas de esta zona oriental.
Zurruzula, Carrascosa y Bustalama son los topónimos de las cumbres que hacen de referencia entre la Merindad de Sotoscueva y los Valles Pasiegos.
Comenzamos nuestra andadura más arriba de las cabañas de Río Seco, que nombran así al río de esta gran vaguada.
Por la pista hormigonada ascendemos a la sombra y ruidos de los aerogeneradores de Los Castríos.
Pronto nos situamos a la altura de un prado cerrado por muros de piedras.
Bajamos treinta metros entre argomas y brezos hasta una de sus esquinas y descubrimos el árbol singular que nos habíamos propuesto saludar.
Se trata de un abedul de considerable perímetro con buena copa, pero no resalta debido a la vegetación arbórea que lo acompaña.
Volvemos a la pista y seguimos subiendo junto al nacimiento de una de las fuentes del río Seco.
Las panorámicas hacia el circo del valle y las cabañas con sus prados y árboles que las acompañan son un marco pictórico inigualable.
Así hasta llegar a un collado donde aparecen las cabañas de Montiyuelo.
Los molinos están más cerca. La pista que sube a ellos queda a la derecha y nosotros continuamos de frente para botar al cordal de los Montes del Somo.
Pero antes nos acercamos a una fresquera construida cara al norte entre brezos y argomas.
Se trata de un lugar denominado también Natillera donde se dejaba la leche para conservarla y donde se transformaba en nata y mantequilla.
Llegados al lomo del monte nos encaminamos al este y enseguida descubrimos una piedra con el rótulo de Zurruzuela, nuestra primera cima.
De ahí continuamos entre las charcas que se han formado debido al terreno silíceo y repleto de materia orgánica generando así una gran turbera.
Todo ese alto es turbera. Más adelante tomamos el camino que mira hacia la ladera meridional del Somo.
Entre hayas retorcidas y no muy grandes nos adentramos hasta el tímido punto geodésico de La Carrascosa.
Todo rodeado de brezo se sitúa en la parte más alta del cordal.
Las panorámicas hacia Río Seco y el valle de Lunada son fantásticas.
Regresamos de nuevo al camino, que es más un cortafuegos y descendemos a un lado de la combe que Domingo Pájaro tiene y que nos va a facilitar la llegada al cerro de Bustalama o Bustulama, como lo nombran por ahí.
Poco después de dejar este collado giramos por un sendero medio escondido a la izquierda y descendemos primero entre hayas y posteriormente con la senda más abierta y con los brezos como protagonistas.
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