Abaurrea Alta - BORROKOSKO (sierra de Areta) / Julio Asunción

Ruta larga (mas de 28 kilómetros) que lleva por muchos rincones de la sierra de Areta. Se asciende al Borrokosko, una de las principales cimas de la sierra que limita por el sur el Valle de Aezkoa. Para llegar a esta altura habrá que atravesar prados y bosques de hayas y pinos en un agradable paseo, muy adecuado también para hacerlo con raquetas de nieve en invierno. También se visita la zona megalítica de Borrokosko y la cueva de Zatoya, un yacimiento arqueológico relevante en la prehistoria navarra.
La caminata empieza en Abaurrea Alta. Por una cómoda pista y atravesando kilómetros de agradables pastos donde campan a sus anchas los caballos, nos aproximamos a los bosques de pinos silvestres que alfombran los altos de la sierra de Areta.
En parte el camino sigue la ruta de los salacencos, que es la seguida desde hace siglos por los pastores del valle de Salazar cuando en la trashumancia llevan el ganado hacia las Bardenas Reales.
Para subir a la cima de tercera categoría de Arnatzu hay que salirse por la derecha de la pista. En lo alto, una estela nos recuerda a un montañero. De vuelta a la pista, comienza pronto el ascenso al Borrokosko por su ladera oeste. Su cima carece de vistas al estar rodeada de arbolado, pero poco antes de llegar a ella tenemos un claro con extraordinarias panorámicas del Pirineo, Abaurrea y también de los montes de alrededor. Entre ellos, hacia el oeste, el cercano Baigura.
El regreso lo hacemos rodeando el Borrokosko. En su ladera este se puede apreciar que estamos en un paisaje kárstico, con sus embudos donde se pierde el agua en el interior de la tierra. En uno de los waypoints que señalo se apreciaba perfectamente esto. Un pequeño regato fruto del deshielo se perdía en una de estas cuencas.
Mas adelante llegamos a un agradable prado donde están catalogados varios megalitos. Hay un cromlech mal conservado y varias estelas muy rústicas de poco mas de un metro caídas. En una se aprecia como ha sido alisada una de sus caras y en otra parecen haberse hecho algunas líneas grabadas de difícil interpretación. Acompaño fotos de las mismas. Además en el prado llaman la atención tres grandes rocas. En una de ellas alguien ha pintado, con buena intención pero con bastante mal gusto, una advertencia sobre el peligro de incendio en el bosque. A pesar de la no muy buena conservación del conjunto, estamos en un sitio que fue sagrado para los pastores prehistóricos de estos montes. Seguramente, por lo destacable de las mismas, las tres rocas debieron de tener algún papel en los ritos de los antiguos habitantes de la zona que pertenecían a una sociedad que tenía esa especial relación con la naturaleza y donde las rocas, utilizadas por ellos para sus monumentos funerarios, tenían un significado especial.
Siguiendo la pista, ahora recorrida por un sendero local, se llega sin pérdida a un área recreativa donde algunos paneles informativos nos hablan de los valores ecológicos de la zona.
Mas adelante, pasamos junto a las casas de Erremendia. Desde aquí hay que seguir la carretera, con muy poco tráfico, desde donde iremos disfrutando de buenas vistas del Ori.
Llegados a la carretera principal no queda mas remedio que seguirla durante unos kilómetros para regresar a Abaurrea. Pero antes haremos una parada en la Cueva de Zatoya, uno de los principales yacimientos arqueológicos de Navarra. Está en una pequeña cantera abandonada junto a la carretera a pocos metros del puente que cruza el río Zatoya. Se descubrió la cueva en 1.975 al hacer esta cantera. Por eso tiene dos entradas, una la primera que nos encontramos, mas pequeña, que fue la que abrió la obra de la cantera, y la otra, la natural un poco mas arriba a la derecha de esta primera entrada. La cueva era utilizada en verano por grupos prehistóricos que hace más de 10.000 años iban siguiendo a la caza de la que se alimentaban. La cueva está protegida para evitar expolios ya que no está excavada en su totalidad.
Tres kilómetros separan la cueva de Abaurrea Alta. Es el pueblo situado a mas altura de Navarra. Merece la pena acercarse a la Iglesia y al “jardín de estelas” situado junto a ella, en el antiguo cementerio. Fin de la ruta.


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