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Haría es un bellísimo pueblo de arquitectura tradicional, mucha vegetación y una bonita alameda donde tomarse algo y disfrutar de la calma Canaria.
Desde Haría iniciamos la ascensión a la meseta de la montaña del Gallo. El tramo final es muy empinado y de ceniza volcánica lo que hace muy penoso el ascenso por ser terreno parecido a la grava suelta.
En lo alto del Gallo gozaremos de algunas de las mejores vistas de toda la ruta. Vistas increíbles de los acantilados hacia la playa de Famara, y más vistas increíbles hacia la isla de la Graciosa a la cual nos vamos acercando.
Desde el Gallo bajaremos a la población de Guinate donde seguiremos gozando de hermosas vistas en el mirador del mismo nombre. Desde este mirador iniciaremos ascensión constante y no muy difícil que primero por sendero poco marcado y luego más evidente, nos llevarán a una carretera solitaria que va sobre el borde del acantilado de Famara. Las vistas aquí quitan el hipo. A nuestra izquierda la pequeña isla de la Graciosa, parece flotar en el aire.
La carretera finaliza en el Mirador del Rio, el cual se trata de una antigua batería militar, que el mundialmente famoso artista lanzaroteño Cesar Manrique, convirtió en un centro turístico de primer orden, donde previo pago de entrada, podremos tomar algo en su precioso bar interior, y seguir contemplando las escalofriantes vistas desde su balcón colgado sobre el vacío.
Desde el Mirador del Rio, empezaremos a bajar hacia el Este, siguiendo el track por no haber camino marcado, y un poco más adelante si encontraremos un sendero que baja por lo alto de una loma, que nos llevará hasta una llanura a nivel del mar. En poco menos de 1 km entraremos en la pesquera población de Órzala, famosa también por albergar el pequeño puerto donde embarcar para la cercana isla de la Graciosa. El barco tiene una frecuencia aproximada de un viaje cada hora, y en poco más de 20 minutos llegaremos a Caleta de Sebo, única población habitada de la isla de La Graciosa.