3000 Ibones EN TIENDA Etapa 3. Lac D'Artouste - Lac De Suyen

ETAPA 3 Lac D’Artouste – Lac De Suyen

El día amanece en calma total y los primeros rayos de sol empiezan a inundar el valle. La maravillosa quietud y soledad del lugar que ahora disfrutamos con una taza de café caliente en las manos, se esfumará en unas pocas horas con la afluencia masiva de turistas y senderistas, llegados hasta el lago en el famoso trenecito. Sin demorarnos mucho levantamos el campamento y nos ponemos en marcha dispuestos a acometer la 3ª etapa del trekking, con un inicio bastante cómodo por una ladera herbosa en dirección N , ideal para desentumecer las piernas e ir calentando motores antes de que las primeras pendientes hagan acto de presencia. Una subida bastante gradual y un sendero bien definido, nos llevan en poco tiempo hasta uno de los puntos más espectaculares del recorrido, los lagos de Carnau, situados a poco más de 2.200 metros de altura bajo la cresta de La Lié. Es un lugar muy especial, se respira soledad y montaña por los 4 costados y en cualquier dirección las vistas son imponentes. Desde los márgenes del lago se divisa perfectamente el trazado ascendente del sendero que se dirige hacia el Col D’Artouste y también una bonita vista, allá al fondo, del Pic Batbielh. El ascenso discurre por un terreno cada vez más abrupto y exigente, sin embargo, a medida que ganamos altura las vistas sobre los lagos son también más impresionantes, con los Pics D’Ormielas y Le Lurien como telón de fondo, incluso en algún punto puede divisarse a lo lejos la cumbre del Pic du Midi D’Ossau. Las últimas rampas nos dejan por fin en el Col D’Artouste a 2.472 metros, desde donde se contempla una magnífica vista del enorme Lac de Migouélou y el refugio del mismo nombre, apenas perceptible en el extremo nororiental del embalse. El descenso en dirección NE discurre por una senda bien definida con unos amplios zigzags que alivian bastante la pendiente, lo que permite alcanzar la base del lago en apenas media hora. Bordeamos el lago por su margen derecho por un cómodo sendero, algo tortuoso en algún punto y en otros 30 minutos alcanzamos por fin el Refugio de Migouélou, situado a 2.278 metros de altura sobre un pequeño promontorio que domina este gigantesco ibón represado de 48 hectáreas de superficie y 93 metros de profundidad. En realidad, este era el destino final previsto para la etapa de ayer y, visto lo visto, hubiéramos llegado prácticamente de noche y realmente fundidos, lo que, a buen seguro, nos hubiera dejado bastante tocados para el resto del trekking. Somos conscientes de que este pequeño “retraso” no trastoca nuestros planes en absoluto y que incluso nos ha venido bien para gestionar el esfuerzo de una manera más eficiente. Y con esta tranquilidad decidimos que ha llegado el momento de hacer un alto en el camino, quitarnos las mochilas y sentarnos en una de las mesas exteriores del refugio para comer y beber algo y disfrutar de unas vistas privilegiadas del lago y del entorno, en especial del camino de bajada que hemos realizado desde el Col D’Artouste. Reemprendemos la marcha dejando la gran presa a nuestra izquierda y comenzamos el largo descenso en dirección E que nos llevará hasta el Plan D’Aste. La senda al inicio desciende paulatinamente atravesando una cómoda ladera de montaña hasta el inicio de las temidas “zetas”, donde nos espera un terrible descenso de infinitos zigzags en el que se bajan casi 800 metros de desnivel en apenas 4 km. Si bien el sendero es muy evidente y se encuentra en buenas condiciones, este tramo supone un duro castigo para las rodillas, no sólo por la considerable pendiente donde hay que ir continuamente reteniendo, sino por los constantes saltos y escalones que hay que acometer sobre todo en la zona boscosa del sendero. Sin embargo, este sufrimiento también se ve aliviado por las magníficas vistas sobre el Valle de Arrens, por el que transitaremos más adelante. Después de esta pequeña “tortura” alcanzamos, por fin, el Plan D’Aste, donde muchos senderistas llegan en su propio vehículo por una carretera asfaltada que comunica la localidad de Arrens-Marsous con el Centro de Interpretación del Parc National des Pyrénées, unos metros más adelante. Cruzamos la carretera para tirarnos en un bonito prado junto a un arroyo y disfrutar de un merecido descanso antes de afrontar la parte final del recorrido. Remontamos un corto trayecto de carretera en dirección S hasta llegar a la Maison du Parc y adentrarnos en un fresco y frondoso bosque donde un corto y suave ascenso nos deja en los verdes prados del bonito Valle de Arrens por donde fluyen las cristalinas aguas del rio Arrens junto al sendero. Llegados a este punto, se acerca el momento de empezar a buscar un cómodo emplazamiento para las tiendas, y es que, desde el inicio, tomamos la decisión de permanecer en el valle y no desviarnos hacia el Refugio de Larribet, que sería el destino "oficial" para poner el punto y final a la etapa de hoy. De esta manera nos ahorramos unos cuantos Km de ida y vuelta hasta el mismo sendero en el que ahora nos encontramos y por el que también transitaremos en la etapa de mañana. Y es una pena, porque somos conscientes de la espectacular ubicación del refugio y las maravillosas vistas que nos vamos a perder del Pico Balaitús, pero también es cierto que el paisaje que nos ofrece el valle no desmerece en absoluto. En pocos minutos llegamos al Lac de Suyen, un precioso lago natural de alta montaña ubicado a 1.536 metros de altura, desde donde divisamos un pequeño llano al otro lado del rio donde plantar las tiendas y terminar aquí la etapa. El paisaje hacia ambos lados del valle es precioso y aprovechamos hasta el último rayo de sol para relajarnos, hacer las correspondientes fotos y disfrutar de este magnífico entorno antes de que caiga la noche y nos abandonemos en los brazos de Morfeo.