29 Via de la Estrella. Ribadavia-Pazos de Arenterio

8 de febrero de 2024

Distancia: 17,8 km.

Ascenso acumulado: 606 m.

Descenso acumulado: 629 m.

Altura máxima: 381 m.

Altura mínima: 89 m.

Tiempo de marcha: 5 h. 18 m.

Velocidad media: 3,36 km/h.

Valoración personal de la etapa: 8/10

Señalización: Muy bien

Llueve cuando salimos del alojamiento, además hace viento, bajamos a la cafetería Delicatessen a desayunar, es aún de noche pero abren temprano.

Al finalizar el desayuno salimos en dirección norte siguiendo la rua de Ribeiro hasta salir a un parque, entramos en él poco antes que los bomberos lo cierren por el peligro de caídas de ramas, el camino remonta por la rivera derecha el río Ávia. Pasamos zonas deportivas antes de cruzar bajo la autovía, al poco encontramos señales de un pr que va hasta Leiro siguiendo el río, nosotros nos desviamos poco después, para cruzar la carretera hasta la iglesia de San Cristovo.

Salimos de la parte urbana para entrar en zona de viñedos, para eso Ribadavia es la cuna del ribeiro. Llueve mientras caminamos entre las cepas, subimos un poco hasta la capilla de la Misericordia. A partir de aquí comenzamos a descender hasta Beade que cruzamos por sus calles hasta su salida donde se encuentra la magnifica iglesia de Sta. María de Beade, frente a ella un cruceiro y un humilladero, zona cubierta donde hacemos un descanso.

Desde Beade caminamos en descenso por una carretera, hay que estar atentos porque el camino sale a la derecha de la carretera, pasa un viñedo y penetramos en una zona donde el camino es casi inexistente. Seguimos un arroyo que cruzamos por un pequeño puente y ascendemos por una zona con mimosas que se caen cuando la lluvia aprieta y complican el paso. Al llegar arriba el camino se despeja, cruzamos la pequeña aldea de Caldelas.

Seguimos entre pequeñas edificaciones hasta entrar en Berán que cruzamos, pasamos junto al bar O Trote y paramos para tomar un café, es un día lluvioso y hay que aprovechar estos momentos donde un café caliente reconforta.

Salimos de Berán, de nuevo las mimosas empapadas de agua hacen que tengamos que esquivar sus ramas, en poco tiempo llegamos a la ermita de San Roque. Cruce de caminos, seguimos de frente unos metros por asfalto pero dejamos la carretera y tomamos un camino a la derecha, un bonito tramo hasta encontrarnos de frente con una cantera que debemos cruzar a pesar de estar trabajando sus máquinas, el barro blanco nos cubre las botas en un momento en que llueve con más intensidad. En pocos metros desembocamos en una carretera.

Giramos a la derecha y la seguimos en descenso hasta llegar a Lebosende, dejamos a la izquierda la iglesia de San Miguel.

A la salida de Lebosende cogemos un carril que al tiempo se convierte en sendero, pasamos una casa donde hay gran cantidad de botas colgadas de la rama de un árbol, parece ser la casa de un ermitaño o algo parecido. El bonito camino sigue hasta llegar a la aldea abandonada de Viñoa donde la roca se encuentra totalmente cubierta por el musgo, con la lluvia y el cielo oscuro dan al lugar un efecto tenebroso.

El camino desciende haciendo un par de curvas teniendo Pazos de Arenteiro a la derecha, al que llegamos en poco tiempo, cruzando el río Ávia por un puente. En 20 metros tenemos un bar que regentan dos ancianos donde disfrutamos de un plato de jamón y un par de ribeiros.

Alojamiento: