271. Humarrero desde Barbadillo del Pez

📸 FOTOS:
▶ Las 6 primeras seleccionan aspectos de interés (con descripción al pie).
▶ Las siguientes se ordenan según el itinerario (asociadas a cada 'waypoint').

📝 TEXTO (5 secciones):
▶ Índice IBP de la ruta,
▶ Preámbulo: antecedentes y motivos,
▶ La Ruta: recorrido y dificultades,
▶ Destacado: rasgos sobresalientes, y
▶ Anécdota: hechos curiosos.


INDICE IBP de Dificultad de la Ruta

Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/

El resultado del análisis IBP es de 57 (para Senderismo): dificultad 'Media' para una preparación física 'Media'.

El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 506 metros (superior al que estima Wikiloc).

PREÁMBULO

¡Teníamos el móvil! Se había adosado como una lapa. Teníamos un motivo para esta ruta desde hacía dos semanas. "¡Preparados!"... "¡Listos!".... Esperando el "¡Ya!" en la línea de salida.

Habíamos estado por allí [1], recorriendo el espinazo que baja desde el Alto del Gayúbar (1.632 msnm; en la Sierra de Neila) hasta el Trasomo (en dirección al monte Humarrero; 1.428 m).

[1] https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/269-cucurucho-alto-del-gayubar-y-ermita-de-rebollar-desde-monasterio-de-la-sierra-161767539

Largamente, vimos desfilar las Sierras de la Demanda y de Mencilla desde el sur. Sin saciarnos. Relucían oscuras al sol. No era la primera vez; añadieron rescoldos.

Tanto que, desde entonces, no terminaba un día sin que miráramos hacia allá; ni sin que dejáramos de comprobar las previsiones meteorológicas para esa zona.

Había estado nevando. Necesitábamos que las carreteras permitieran aproximarse; y, además, que estuviera despejado para ver las cumbres.

Por fin, en el atardecer de ayer, se abrió, retraído, el horizonte densamente anubarrado. Vimos a uno de ellos en traje de gala; de blanco intenso. Todo su cono. ¡El (los) Trigaza! (2.085 m).

Es ‘el último de la fila’ en La Demanda, por el oeste. Si él estaba así de nieve, también lo estaría la comitiva de ‘dosmiles’ que le sigue en serpenteo hacia el este, hasta el San Lorenzo (2.270 m); durante 30 km.

La balconada que habíamos recorrido hacía 15 días entre el Gayúbar y el Humarrero sería ahora un palco de honor. Con perspectiva para todos. Para hacer una bandera azul-y-blanca hilvanando cielo y tierra.

Consultamos los pronósticos: ¡11 horas de sol! Eso decían para mañana. Por favor, ¡que no llueva hoy por allí…! Para que la nieve aguante.

Una pista remonta hasta esa platea desde Barbadillo del Pez. Podría tener nieve y hielo. “¡Malo será que no podamos subirla a pie!”. Les llegó la hora a los crampones…. ¡Por fin!

…A ver qué pasa cuando lleguemos allí (dentro de 24 horas) y nos toque bajar al mundo real desde la incontenible fantasía. En otras palabras: esta es la teoría; ya veremos la práctica….

LA RUTA

Teníamos previsto iniciar (y terminar) la ruta en el pueblo de Barbadillo del Pez. Pero algo cambió nuestros planes en el último momento; justo al llegar (ver Anécdota).

Eso nos llevó a desplazar el inicio (y final) un km más allá; junto al puente del río de Quintanilla o Tejero. Se llega allí por una pista de zahorra, en dirección sur.

El itinerario de la ruta tiene una forma simple. Su trazado es como un trébol minimalista; una hélice de tres aspas. Son tres brazos con ida y vuelta. Convergen en un eje y epicentro.

Desde el alomado puente, ascendemos sin pausa, pero sin agobio (10-12% de desnivel), hasta el collado de Trasomo (ignoro si tiene otro nombre; km 2,9) por terreno firme.

Giramos allí a la derecha, hacia la cima del Humarrero (km 5,9). El ascenso es paulatino y suave, por un camino que en el último suspiro se vuelve sendero (o cortafuegos).

Un tiempo de contemplación en su despejada cumbre y toca regresar al collado; por donde vinimos. A voluntad, se pueden hacer pequeños desvíos. Hay espacio.

De vuelta en el collado (km 9), tomamos el brazo oriental. En teoría, se puede continuar casi indefinidamente por él. Hasta el Alto del Gayúbar y más allá.

Habíamos hecho ese trayecto recientemente [1]. Ahora nos dimos por satisfechos con dos km de ida (km 10,9), más la vuelta (km 12,8). Ofrecen una amplia panorámica de la cumbrera de La Demanda.

Tras el tercer pase por el collado, descendemos hasta el punto de inicio de la ruta; para concluirla casi tres km después en el fondo del Valle de Valdelaguna, junto al río.

No es este último tramo un tiempo perdido o un trayecto redundante. Con la nueva luz, la nueva perspectiva, etc., y dejándote ir cuesta abajo…, todo parece nuevo.

Posibles Dificultades:

No hay dificultades destacables; ni por exigencia física ni por demandas de orientación. Las piernas van solas. La vista, desocupada de lo inmediato, puede volar libre y lejos.

Una parte se hace por pista; otras, por camino. Todos practicables. Ahora, tras las lluvias y las nieves, el suelo estaba mojado y a trechos algo embarrado en la parte alta.

Los desniveles son paulatinos. Los 500 metros (IBP) se hacen llevaderos, al estar ampliamente repartidos y con suelos lisos o herbosos.

La orientación es muy fácil también. No hay pérdida. El trazado a seguir es siempre evidente con cientos de metros, o kilómetros, de antelación.

DESTACADO

Si quieres contemplar cercanas y desde alto las Sierras de Mencilla y La Demanda, esta es una buena ruta. Accesible ella misma y dadivosa en panorámicas.

Para disfrutarlas con nieve, hace falta dar con el momento óptimo en que haya poca abajo, para poder subir bien, y mucha arriba, para dejarte deslumbrar.

Pero, además, la ruta tiene otros alicientes: las llanuras y las sierras del sur; el Valle de Valdelaguna, debajo; y el refilón de la Sierra de Neila, hacia el este.

(1) La Nieve en las Sierras de Mencilla y La Demanda: Entre el Cielo y la Tierra

Habíamos estado frente a esas montañas recientemente [1]. Admiramos entonces sus tonos naturales de verde pino, gris piedra, y beige roble. Y los mil colores que la luz quisiera extraer de sus laderas semi-lampiñas.

Pero nada tenían de blanco en aquel momento. Nos habíamos quedado con el antojo. El de verlas con su gorro y su bufanda de nieve, al menos. Ahora sí la había, pero sólo en las cumbres y muy arriba en las laderas.

Justo en frente y hacia la derecha se despliega La Demanda. Un blanco intenso marcaba los perfiles del Trigaza, el San Millán, el Cabeza Aguílez, el Otero, la Cruz de La Demanda, la Polvorosa, el Gatón, etc. Inconfundibles.

Más allá y algo por detrás, resultaba difícil diferenciar siluetas. Se entreveían el Necutia (o quizá era el Espelzia), el ‘donjuan’ Cachipurri (de ahí sale el icono quijotesco de ‘maisid’), el Gitano, el Salineros. ‘Dosmiles’ todos.

Tal vez de este último grupo debería decir ‘creímos entrever’. Asimismo, y para ser honestos, el San Lorenzo, el más alto, quedaba, a pesar de ello, por detrás. Había que poner imaginación para distinguirlo.

Un poco hacia la izquierda se eleva la Sierra de Mencilla, más modesta; formada por una compacta reata longitudinal de ‘casi-dosmiles’. Al estar más cercana, sin embargo, todo en ella queda manifiesto.

Allí, el Mogosa en el extremo oriental y el propio Mencilla al oeste lucían albos. Las jorobas intermedias (Tres Mojones, La Narilla, Morro de Cabeza Rubia, etc.) guardaban el tesoro níveo entre los pinos.

(2) Los Otros Placeres más Terrenos:

Complementariamente, incluso escasa de nieve, la ruta proporciona otros incentivos; sobrados. Y más teniendo en cuenta el moderado y asumible esfuerzo que exige.

Justo al inicio están el río Tejero y su puente. Tiene un arco levemente ojival, con rampa de sube-y-baja sobre su grupa jorobada. Al cruzar, puedes sentirlo como un umbral, una puerta hacia otro tiempo y lugar. Buen comienzo.

Al poco, a la izquierda, verás una sencilla ermita sobre un promontorio rocoso. Es la de Santa María (o de las Nieves), de origen románico. Su proyección sobre las montañas nevadas podría levantarte del suelo (figurativamente).

Allí aboca el Valle de Valdelaguna. Te deleita mientras asciendes y luego todo el tiempo desde arriba. Con sus pueblitos (Quintanilla, Vallejimeno, los Huertas y los Tolbaños, de Arriba y de Abajo) contra las cumbres del fondo.

Es un placer caminar por el largo espinazo del Trasomo y hasta el Humarrero, sobre suelos mullidos. Apenan y admiran allí las ruinas de las grandes tenadas de piedra, antaño refugio para los rebaños transhumantes.

Por ese lomo, hacia el este, podrías llegar hasta las cimas de la Sierra de Neila, como el Campiña (2.049 msnm), sobre las lagunas glaciares. Ahora, el contrasol cegaba con sus destellos albinos sobre la nieve.

El sur queda ‘más lejos’. Aun así, la vista llega a las sierras de Carazo y El Gayúbar (el rocoso), entre otras. Al fondo se apreciaba el Sistema Central nevado; a 110 km en línea recta, allá por el macizo del Pico del Lobo (2.274 msnm).

ANÉCDOTA

Nuestro objetivo principal era contemplar las Sierras de la Demanda y de Mencilla nevadas.

Conocíamos un palco de observación a lo largo del espaldar del Trasomo. Accederíamos a él saliendo a pie desde el mismo núcleo de Barbadillo del Pez.

Antes de llegar, ignorábamos el estado de la pista de allí hasta allá. La sospechábamos con nieve y hielo. Así la habíamos conocido (y sufrido …y gozado) tiempo atrás [2].

[2] https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/entre-barbadillo-del-pez-y-la-ermita-del-rebollar-124994773

Pero hubo sorpresa al llegar a Barbadillo: no había nieve. Decidimos, pues, seguir en coche hasta el río Tejero. Ahorraríamos dos km de caminata entre ida y vuelta.

No fue por escaqueo, sino para reinvertirlos después sobre dos piernas en la parte alta. …Y lo cumpliríamos: el ‘mágico’ número 15 (km; longitud) / 500 (m; desnivel); el que deja la sensación del deber cumplido.

Mientras tanto, en coche hasta el río, a mitad de camino nos salieron tres perrazos (dos mastines y un ‘sin-raza’ malencarado). Sueltos, en medio. Supongo que ‘guardianes de la noche’. Hay granjas por allí.

Fieros parecían. No quiero imaginar cómo nos habríamos apañado en caso de ir caminando. Era para ellos la ‘hora del desayuno’. … ¡Si es que tenemos un ángel!

«¡Ladra y enseña los dientes! Empérrate cuanto quieras. Para tu conocimiento: ¡Estamos tras la barrera!». Así, con esta jerigonza, convencí al cabecilla. Nos dejaron pasar. (A la vuelta, ya no estaban).

Sí, ¡qué potra! (Gracias a la no-nieve) Nos habíamos librado de tres ‘monstruos’…. Y de resbalones; y de dos km iniciales/finales sin interés; y de pérdidas de orientación; y… ¡quién sabe qué más! (😉).

Pero había que admitir la desilusión: La realidad nívea se había quedado por debajo de las expectativas. Y tampoco habíamos podido estrenar los crampones, ¡mecachis!

¡Qué bien se siente uno reinterpretando la realidad según conveniencia, a su favor!