257. Cerros y Barrancos Coloreados entre Rublacedo y Valdearnedo
near Rublacedo de Abajo, Castilla y León (España)
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📸 FOTOS:
▶ Las 6 primeras seleccionan aspectos de interés (con descripción al pie).
▶ Las siguientes se ordenan según el itinerario (asociadas a cada 'waypoint').
📝 TEXTO (5 secciones):
▶ Índice IBP de la ruta,
▶ Preámbulo: antecedentes y motivos,
▶ La Ruta: recorrido y dificultades,
▶ Destacado: rasgos sobresalientes, y
▶ Anécdota: hechos curiosos.
INDICE IBP de Dificultad de la Ruta
Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/
El resultado del análisis IBP es de 64 (para Senderismo): dificultad 'Media' para una preparación física 'Media'.
El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 569 metros (superior al que estima Wikiloc).
⚠️ ADVERTENCIA
IBP clasifica la ruta en el rango de dificultad ‘Media’. Pero, teniendo en cuenta el tipo de terreno, yo la calificaría como ‘dura’ (físicamente) y difícil (en orientación).
Durante el 70% del trayecto (hasta el km 11,6) vamos casi siempre monte a través, sin senda marcada. Por suelos más bien incómodos y con mucho sube y baja: un rompe-piernas.
A pesar de ello, diré sin reservas que …”Me encantó” (y la volvería a hacer; esa es la verdad)…. Pero, si no tienes mis hechuras (ni mejores, ni peores), no la hagas. No es un paseo.
No me atreví a llevar conmigo a quien a menudo me acompaña. ‘Por si acaso’…. (para evitarle a ella algún posible estropicio; y a mí, de rebote, una probable regañina 🙂).
Véanse detalles en la sección de Posibles Dificultades (debajo, en LA RUTA).
PREÁMBULO
La sección de ‘Preámbulo’ (en mis crónicas) expone los antecedentes y motivos para cada ruta. Algo así como la justificación, el gancho y el hálito que (me) mueve a hacerla.
La presente ruta había acumulado ocho buenas razones: Tantas como las veces que ya había recorrido el (*) ‘Desierto de Las Navas’. Cada una de ellas había sido instigada por la anterior.
Como son tantas esas rutas, y para no interrumpir el discurso, dedico un apartado en exclusiva a listarlas al final de esta crónica (‘Rutas de interés en el Desierto de Las Navas’).
(*) Aclaración: En realidad, no es tan desierto. Aparte de las tierras de cultivo, innumerables especies vegetales crecen en sus cerros y sus torcas. Y lo pueblan numerosos animales de gran tamaño (como tuve ocasión de comprobar).
A pesar de mis ocho visitas previas, más la actual, apenas ha habido solapamientos. Si acaso, y sólo tangencialmente, en las ruinas (‘imantadas’) del despoblado de Valdearnedo.
Cada ocasión me satisfizo y añadió ganas de volver a por otra ración de esparcimiento y libertad. Y es que Las Navas son suficientemente amplias como para nuevas exploraciones.
Administrativamente, el municipio Valle de Las Navas abarca una extensión de 112 km2. Geográficamente, el ‘Desierto’ es bastante mayor: Sin límites estrictos, puede tener unos 250 km2 (de Hontomín a Rojas, oeste-este; y de Abajas a Temiño, norte-sur).
Curiosamente, su núcleo central y más característico está en torno a Valdearnedo. Quizá quedó abocado al abandono, precisamente, por eso: por su mayor aislamiento.
La extensión en línea recta se multiplica en superficie efectiva cuando consideramos sus relieves: Cerros, cárcavas y valles, sinuosidades y recovecos cien mil…, etc.; todos diferentes.
Formas fantasiosas, imaginativas tonalidades, y texturas inverosímiles bajo tus pies. Todo ello da para descubrir interminables novedades en ese paraje de apariencia esteparia.
Sobran, pues, antecedentes y motivos para ir y repetir.
LA RUTA
Desde Rublacedo de Abajo, tras una vuelta por sus calles y poco más de cien metros por carretera, tomamos un camino a la derecha (km 0,8) en ascenso hacia los cerros.
En el km 2,1 abandonamos esa vía. A partir de ahí ya será casi todo campo/monte a través hasta el km 11,6, excepto algunos trechos cortos de camino.
En el km 4 subimos a un curioso cerro alargado; parece biselado. Es la mayor elevación de la ruta, con buenas vistas. Tiene hito geodésico, pero no he averiguado su nombre.
Desde el km 4,1 hasta el 6,9 nos movemos en una fase de transición. El terreno no es cómodo, pero tampoco arisco; hay tramos con roderas. …Y un surtido de ‘bestias’ (ver Anécdota).
En el km 6,9 se inicia un abrupto descenso al valle (km 7,4), por donde corre el arroyo de Fuente Monte. Son 500 metros vertiginosos por barranco. Despacio y con cuidado, no tiene por qué haber peligro. (Pero no es para todo el mundo).
El descenso por esa torrentera nos deja justo en frente de un punto clave para cruzar el arroyo: Unas piedras sirven de pasadero. Puede no ser fácil arroyo-arriba; y peor más abajo, ya que allí se le une el arroyo de Valdizán.
Un camino nos acerca enseguida a Valdearnedo (km 8). Justo antes de entrar en sus ruinas, torcemos a la derecha para introducirnos en un gran barranco.
Lo intenté primero por el fondo, pero se me hizo imposible avanzar y tuve que trepar por el talud. Finalmente, en el km 9 se alcanza lo alto del cerro. Mereció la pena.
Moviéndonos por el entorno, tenemos un magnífico plató de arenas coloreadas. En el km 9,7 es posible descender al valle por otro barranco. Este es más tratable que el de subida.
Abajo (km 10,6), salimos al camino de Valdearnedo a Arconada; hasta el km 11,2. Allí, un poco escondido, a la derecha, hay un paso seguro del profundo arroyo: una pasarela metálica.
Tras un corto faldeo por la base de un cerro, llegamos al camino (km 11,6) que nos llevará fácilmente de vuelta a Rublacedo de Abajo, en el final de la ruta.
Comparado con lo anterior, esta última parte es como ir en volandas. Podrías moverte con los ojos cerrados. Pero sería una tontería: Te perderías un bonito paisaje; cerca y lejos.
Posibles Dificultades:
La ruta es un paseo por camino y pista desde el km 11,6 en adelante, hasta el final. Pero a eso, y poco más, queda reducido lo fácil y cómodo.
El resto, casi todo, es una sucesión de remontes a cerros desabridos y descuelgues por cárcavas con pendientes inestables. Mayormente, sin senda alguna.
Por allí hay que ir con la brújula mental activa, mirando cuál puede ser la mejor opción; reajustando movimientos. La guía que diseñé previamente era sólo orientativa, para no perderme. El camino hay que ir haciéndolo paso a paso.
⚠️ Varios puntos exigen ciertas habilidades de trepe y destrepe. No diré que conlleven peligro. Pero, según para quien, pueden ser riesgosos (aviso: yo soy ‘del montón’). Son:
(a) el descenso al valle de Valdearnedo (km 6,9 a 7,4),
(b) el ascenso por el barranco de Valdearnedo (km 8,2 a 8,7), y
(c) en menor medida, el retorno al valle (km 10 a 10,5).
⚠️ La Orientación queda durante los dos primeros tercios de la ruta al albur del caminante, con muchas opciones. Sí es importante localizar dos puntos concretos de vadeo del arroyo en el valle:
(a) para la ida, hay unas piedras-pasadero en el km 7,4. (Podrían quedar cubiertas por el agua, si baja muy crecido).
(b) para la vuelta, hay una pasarela metálica en el km 11,3.
DESTACADO
Me he referido a: …Advertencia. (Posibles) Dificultades. Incomodidades. Apuros no exentos de riesgo (menor) en algunos trepes y destrepes. … Y hasta ‘bestias’ (ver Anécdota).
--“¡Vaya! ‘Por la boca muere el pez’. ¿Y dices que te encantó? ¿Estás bien?”.
--“Sí, me encantó. Sobre lo segundo, no sé...; soy músico, no alienista”.
--“¿Qué puede tener de destacable una ruta así? ¿Tanto como para animarme a ir y hacerla? ¿No debería ser todo más placentero?”.
--“Mira, cada cual baila la felicidad a su modo. Pero, si llevas las luces cortas, muchas oportunidades de satisfacción te pasan desapercibidas (en la vida). Aquí también hay que llevar las largas. (Y la lupa…)”.
Veamos lo más destacable. Ciñéndonos a lo objetivo (…para los ojos de este observador).
(1) Las Formas, los Colores, las Texturas:
Es este un paisaje modelado por la erosión. El agua y el viento, el calor y el frío extremos, han hecho de las suyas en los terrenos maleables que lo conforman.
La erosión ha esculpido torcas, barrancos, cárcavas, quebradas,…; como ramificaciones arbóreas cayendo de los cerros. Relieves quiméricos. A los materiales más resistentes los ha arañado, creando formas redondeadas o alomadas.
Pero además están los colores. Al desgastarse la piel de los suelos, han quedado sus entrañas al aire. Ahí se exhiben los blancos calcáreos, las margas blanquecinas y grises, las areniscas amarillentas y beis, las arcillas rojizas y ocres….
Los colores no están repartidos de forma aleatoria o caótica. Más bien, su distribución en franjas horizontales, en estratos, revelan una labor erosiva sistemática. Como obedeciendo a un plan implacable: el de la ley de la naturaleza.
También es un espectáculo táctil. Suelos rugosos, lisos, mullidos, duros. De arenas playeras y arcillas pecinosas. Resbalas blandamente en unos; arrastras otros pegados a tus botas. Hay, incluso, suelos de tierra ‘normal’; y hasta herbosos.
(2) Los Paisajes de la Periferia:
Alguien podría decir que ese paisaje es minimalista. Según con que cristales se mire. Es minimalista y está repleto de detalles. Lo abarcas de un vistazo y puedes detenerte a escrutar una infinidad de matices.
Tiene una ventaja adicional: Deja siempre todo al alcance de tu mirada. No hay bosques; sólo terreno estepario con algunos arbustos. Nada se interpone; si acaso, las paredes en lo hondo de algún barranco.
Esto te permite estirar tus horizontes mucho más allá de lo cercano. Te proporciona el don de la ubicuidad en ese vasto territorio. Estos son algunos puntos de referencia sobresalientes en la periferia:
Por el oeste, el baluarte dentado del Utero y San Mamés, aún parte del desierto. Por el norte, el Páramo de Masa y el Altotero de Poza de la Sal, poniendo el límite. Más allá, la Mesa de Oña y la cadena de los Obarenes. Al este, el solitario Monte Santorcaz, agazapado.
Es como un gran escenario, en abanico; y tú estás en el centro, como protagonista.
(3) Diferentes Entornos:
A lo largo de la ruta van cambiando los ambientes, pero manteniendo un hilo de continuidad.
Los iniciales campos de cultivo se transforman enseguida en páramo. Luego comienzan las torcas y sus arroyos escondidos bajo la hierba. Entramos a continuación en la zona de cerros erosionados. Llegamos al borde de valle.
Ahora toca bajar barranqueras. Terreno abrupto. Ajusta los frenos y afina la vista. Abajo, a ver cómo cruzas el impetuoso arroyo. Un poco de valle llano, escoltado por las laderas de los cerros multiformes y multicolores.
Barranco arriba. Apáñate como puedas. Encerrado, encañonado, encuentras un resquicio. Por fin llegas al balcón; en los tuétanos del desierto. Por encima de Valdearnedo. Sosiego tras la batalla. Las mejores panorámicas.
Vuelta al valle. Cruzas el crecido arroyo. Cambia el decorado. Subes por el otro lado del valle, pero ahora hay camino. Campos. Las vistas de la bella iglesia románica de Carcedo de Bureba con los Obarenes como telón de fondo ponen el broche.
ANÉCDOTA
Podríamos titular la anécdota como “El día de las bestias (…y yo sin la cachava, …con puntera)”. Un conjunto de hechos se engarza bajo este rótulo.
Cuando más falta me habría hecho, me vi sin ella (se me quedó en otro coche): la cachava. Da seguridad el saberla cerca; como sostén psicológico (supongo), más que físico. Casi siempre la llevo en bandolera. Hoy habría ido descolgada más que nunca.
Veamos por qué. Las circunstancias anecdóticas ahora descritas no son meramente personalistas, sino generalizables. Creo que será útil conocerlas por parte de quienes por allí transiten.
(1) Los Descolgaderos:
La primera ‘bestia’ no es animada (aunque lo parece). Para afrontarla, la cachava (…con puntera; o similar) es imprescindible. Son los descolgaderos de los barrancos; hacia abajo y hacia arriba. El terreno es inestable y empinado. Se necesita un apoyo con agarre.
Las demás ‘bestias’ sí fueron animadas: animales. Por allí hay muchos. Lo comprobé y me lo confirmó después Luis, un lugareño con el que tuve la suerte de encontrarme (único humano). Me ayudó a localizar la pasarela de cruce del arroyo, en la vuelta.
(2) Los Jabalíes:
Hacia el km 6, un verraco, un jabalí enorme surgió de repente entre las aulagas (a ellos no les pinchan). Allí no parecía poder ocultarse ni una hormiga. Desprevenido, tiré una foto. …Salió un dedo de mi guante.
Menos mal que el bicho corrió despavorido en dirección contraria. ¡Como un diablo! No quiero imaginármelo de frente (y yo sin cachava); sólo con un endeble bastón de aluminio blandiéndolo contra sus colmillos….
Mientras miraba qué había salido en la foto anterior, allí mismo, a unos 6-7 metros de donde yo estaba, saltaron otros dos monstruos de la misma calaña. También volaron, alejándose barranco abajo. ¡Nada!
Pensé que eso había sido dosis suficiente para varias jornadas. Que no habría más sobresaltos. Así que dejé que la cámara se auto-apagase. Pero 20 minutos después, saltaron hasta 7 jabalíes, en grupo, también ‘de la nada’.
Parecía un ejército. En estampida. Alguno salió en las fotos panorámicas con el teléfono, pero lejos y pequeños. Cogiendo la lupa, me sirve para confirmar que no fue una alucinación; …y fardar ante los ‘amigotes’ (…“¡Sí, hombre!, ¿no los ves ahí?”).
Hubo también varios corzos. Pero ellos son ‘bestias’ amables; minoradas en animales corrientes. Con desgana, lancé algunas fotos; aquí si salen. Pero, los corzos no son novedad; ni conllevan peligro. ¡A quién interesan…!.
(3) El ¿Lobo?:
Subiendo por el barranco de Valdearnedo (km 8,5), veo otro cuadrúpedo (lo de ‘otro’ es porque yo, allí, iba cuatro patas). Le miro; me mira, descarado. Está lejos. Enciendo la cámara y ajusto el zoom. No veo nada en la foto. Pero estaba.
No era un zorro (tenía mayor tamaño y sin su típica cola). No era un perro (que me los conozco bien a todos). Pelaje gris claro. Tenía que ser un lobo. Pero, ¿allí?. Luis me confirmó más tarde que podría ser. Me ilusiona creer que sí.
(4) ‘Bruma’:
Última ‘bestia’. Ya en el camino de Valdearnedo (km 10,7), me crucé con un afable andarín de la tierra, Luis, y su perra ‘Bruma’. Joven, preciosa y juguetona. Elegante combinación de Husky y Pastor Alemán. Se me acercó, zalamera.
Voy a acariciarla; con la mano. Me cuelga un guante. Bruma muerde el guante. Ella tira por un lado; yo, por otro. La correílla de unión entre mano y guante se rompe. ‘Bruma’ se lleva el guante; yo, la correa.
Al cabo, Luis se lo quitó; intacto (milagro); sólo baboseado. Luego ‘Bruma’ no quería separarse de mí. (A ver si el otro guante…). La muy picarona.
RUTAS DE INTERÉS EN EL DESIERTO DE LAS NAVAS
A continuación, aporto los enlaces (en Wikiloc) de las rutas que he realizado en ese vasto espacio del ‘Desierto de Las Navas’.
[1] https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/las-navas-desierto-y-valles-entre-lermilla-quintanarruz-y-valdearnedo-142807985
[2] https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/alto-de-la-mayor-y-valle-de-las-navas-132002656
[3] https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/variante-del-sendero-de-las-torcas-desde-la-molina-de-ubierna-135898701
[4] https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/desierto-de-las-navas-109295724
[5] https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/arconada-105104140
[6] https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/los-rublacedos-y-la-ruta-del-agua-93890192
[7] https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/valle-de-las-navas-97654198
[8] https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/desfiladero-del-rio-homino-81420424
▶ Las 6 primeras seleccionan aspectos de interés (con descripción al pie).
▶ Las siguientes se ordenan según el itinerario (asociadas a cada 'waypoint').
📝 TEXTO (5 secciones):
▶ Índice IBP de la ruta,
▶ Preámbulo: antecedentes y motivos,
▶ La Ruta: recorrido y dificultades,
▶ Destacado: rasgos sobresalientes, y
▶ Anécdota: hechos curiosos.
INDICE IBP de Dificultad de la Ruta
Para Criterios y Tabla de Interpretación, Ir a:
https://www.ibpindex.com/index.php/es/
El resultado del análisis IBP es de 64 (para Senderismo): dificultad 'Media' para una preparación física 'Media'.
El cómputo del desnivel acumulado de la ruta por parte de IBP es de 569 metros (superior al que estima Wikiloc).
⚠️ ADVERTENCIA
IBP clasifica la ruta en el rango de dificultad ‘Media’. Pero, teniendo en cuenta el tipo de terreno, yo la calificaría como ‘dura’ (físicamente) y difícil (en orientación).
Durante el 70% del trayecto (hasta el km 11,6) vamos casi siempre monte a través, sin senda marcada. Por suelos más bien incómodos y con mucho sube y baja: un rompe-piernas.
A pesar de ello, diré sin reservas que …”Me encantó” (y la volvería a hacer; esa es la verdad)…. Pero, si no tienes mis hechuras (ni mejores, ni peores), no la hagas. No es un paseo.
No me atreví a llevar conmigo a quien a menudo me acompaña. ‘Por si acaso’…. (para evitarle a ella algún posible estropicio; y a mí, de rebote, una probable regañina 🙂).
Véanse detalles en la sección de Posibles Dificultades (debajo, en LA RUTA).
PREÁMBULO
La sección de ‘Preámbulo’ (en mis crónicas) expone los antecedentes y motivos para cada ruta. Algo así como la justificación, el gancho y el hálito que (me) mueve a hacerla.
La presente ruta había acumulado ocho buenas razones: Tantas como las veces que ya había recorrido el (*) ‘Desierto de Las Navas’. Cada una de ellas había sido instigada por la anterior.
Como son tantas esas rutas, y para no interrumpir el discurso, dedico un apartado en exclusiva a listarlas al final de esta crónica (‘Rutas de interés en el Desierto de Las Navas’).
(*) Aclaración: En realidad, no es tan desierto. Aparte de las tierras de cultivo, innumerables especies vegetales crecen en sus cerros y sus torcas. Y lo pueblan numerosos animales de gran tamaño (como tuve ocasión de comprobar).
A pesar de mis ocho visitas previas, más la actual, apenas ha habido solapamientos. Si acaso, y sólo tangencialmente, en las ruinas (‘imantadas’) del despoblado de Valdearnedo.
Cada ocasión me satisfizo y añadió ganas de volver a por otra ración de esparcimiento y libertad. Y es que Las Navas son suficientemente amplias como para nuevas exploraciones.
Administrativamente, el municipio Valle de Las Navas abarca una extensión de 112 km2. Geográficamente, el ‘Desierto’ es bastante mayor: Sin límites estrictos, puede tener unos 250 km2 (de Hontomín a Rojas, oeste-este; y de Abajas a Temiño, norte-sur).
Curiosamente, su núcleo central y más característico está en torno a Valdearnedo. Quizá quedó abocado al abandono, precisamente, por eso: por su mayor aislamiento.
La extensión en línea recta se multiplica en superficie efectiva cuando consideramos sus relieves: Cerros, cárcavas y valles, sinuosidades y recovecos cien mil…, etc.; todos diferentes.
Formas fantasiosas, imaginativas tonalidades, y texturas inverosímiles bajo tus pies. Todo ello da para descubrir interminables novedades en ese paraje de apariencia esteparia.
Sobran, pues, antecedentes y motivos para ir y repetir.
LA RUTA
Desde Rublacedo de Abajo, tras una vuelta por sus calles y poco más de cien metros por carretera, tomamos un camino a la derecha (km 0,8) en ascenso hacia los cerros.
En el km 2,1 abandonamos esa vía. A partir de ahí ya será casi todo campo/monte a través hasta el km 11,6, excepto algunos trechos cortos de camino.
En el km 4 subimos a un curioso cerro alargado; parece biselado. Es la mayor elevación de la ruta, con buenas vistas. Tiene hito geodésico, pero no he averiguado su nombre.
Desde el km 4,1 hasta el 6,9 nos movemos en una fase de transición. El terreno no es cómodo, pero tampoco arisco; hay tramos con roderas. …Y un surtido de ‘bestias’ (ver Anécdota).
En el km 6,9 se inicia un abrupto descenso al valle (km 7,4), por donde corre el arroyo de Fuente Monte. Son 500 metros vertiginosos por barranco. Despacio y con cuidado, no tiene por qué haber peligro. (Pero no es para todo el mundo).
El descenso por esa torrentera nos deja justo en frente de un punto clave para cruzar el arroyo: Unas piedras sirven de pasadero. Puede no ser fácil arroyo-arriba; y peor más abajo, ya que allí se le une el arroyo de Valdizán.
Un camino nos acerca enseguida a Valdearnedo (km 8). Justo antes de entrar en sus ruinas, torcemos a la derecha para introducirnos en un gran barranco.
Lo intenté primero por el fondo, pero se me hizo imposible avanzar y tuve que trepar por el talud. Finalmente, en el km 9 se alcanza lo alto del cerro. Mereció la pena.
Moviéndonos por el entorno, tenemos un magnífico plató de arenas coloreadas. En el km 9,7 es posible descender al valle por otro barranco. Este es más tratable que el de subida.
Abajo (km 10,6), salimos al camino de Valdearnedo a Arconada; hasta el km 11,2. Allí, un poco escondido, a la derecha, hay un paso seguro del profundo arroyo: una pasarela metálica.
Tras un corto faldeo por la base de un cerro, llegamos al camino (km 11,6) que nos llevará fácilmente de vuelta a Rublacedo de Abajo, en el final de la ruta.
Comparado con lo anterior, esta última parte es como ir en volandas. Podrías moverte con los ojos cerrados. Pero sería una tontería: Te perderías un bonito paisaje; cerca y lejos.
Posibles Dificultades:
La ruta es un paseo por camino y pista desde el km 11,6 en adelante, hasta el final. Pero a eso, y poco más, queda reducido lo fácil y cómodo.
El resto, casi todo, es una sucesión de remontes a cerros desabridos y descuelgues por cárcavas con pendientes inestables. Mayormente, sin senda alguna.
Por allí hay que ir con la brújula mental activa, mirando cuál puede ser la mejor opción; reajustando movimientos. La guía que diseñé previamente era sólo orientativa, para no perderme. El camino hay que ir haciéndolo paso a paso.
⚠️ Varios puntos exigen ciertas habilidades de trepe y destrepe. No diré que conlleven peligro. Pero, según para quien, pueden ser riesgosos (aviso: yo soy ‘del montón’). Son:
(a) el descenso al valle de Valdearnedo (km 6,9 a 7,4),
(b) el ascenso por el barranco de Valdearnedo (km 8,2 a 8,7), y
(c) en menor medida, el retorno al valle (km 10 a 10,5).
⚠️ La Orientación queda durante los dos primeros tercios de la ruta al albur del caminante, con muchas opciones. Sí es importante localizar dos puntos concretos de vadeo del arroyo en el valle:
(a) para la ida, hay unas piedras-pasadero en el km 7,4. (Podrían quedar cubiertas por el agua, si baja muy crecido).
(b) para la vuelta, hay una pasarela metálica en el km 11,3.
DESTACADO
Me he referido a: …Advertencia. (Posibles) Dificultades. Incomodidades. Apuros no exentos de riesgo (menor) en algunos trepes y destrepes. … Y hasta ‘bestias’ (ver Anécdota).
--“¡Vaya! ‘Por la boca muere el pez’. ¿Y dices que te encantó? ¿Estás bien?”.
--“Sí, me encantó. Sobre lo segundo, no sé...; soy músico, no alienista”.
--“¿Qué puede tener de destacable una ruta así? ¿Tanto como para animarme a ir y hacerla? ¿No debería ser todo más placentero?”.
--“Mira, cada cual baila la felicidad a su modo. Pero, si llevas las luces cortas, muchas oportunidades de satisfacción te pasan desapercibidas (en la vida). Aquí también hay que llevar las largas. (Y la lupa…)”.
Veamos lo más destacable. Ciñéndonos a lo objetivo (…para los ojos de este observador).
(1) Las Formas, los Colores, las Texturas:
Es este un paisaje modelado por la erosión. El agua y el viento, el calor y el frío extremos, han hecho de las suyas en los terrenos maleables que lo conforman.
La erosión ha esculpido torcas, barrancos, cárcavas, quebradas,…; como ramificaciones arbóreas cayendo de los cerros. Relieves quiméricos. A los materiales más resistentes los ha arañado, creando formas redondeadas o alomadas.
Pero además están los colores. Al desgastarse la piel de los suelos, han quedado sus entrañas al aire. Ahí se exhiben los blancos calcáreos, las margas blanquecinas y grises, las areniscas amarillentas y beis, las arcillas rojizas y ocres….
Los colores no están repartidos de forma aleatoria o caótica. Más bien, su distribución en franjas horizontales, en estratos, revelan una labor erosiva sistemática. Como obedeciendo a un plan implacable: el de la ley de la naturaleza.
También es un espectáculo táctil. Suelos rugosos, lisos, mullidos, duros. De arenas playeras y arcillas pecinosas. Resbalas blandamente en unos; arrastras otros pegados a tus botas. Hay, incluso, suelos de tierra ‘normal’; y hasta herbosos.
(2) Los Paisajes de la Periferia:
Alguien podría decir que ese paisaje es minimalista. Según con que cristales se mire. Es minimalista y está repleto de detalles. Lo abarcas de un vistazo y puedes detenerte a escrutar una infinidad de matices.
Tiene una ventaja adicional: Deja siempre todo al alcance de tu mirada. No hay bosques; sólo terreno estepario con algunos arbustos. Nada se interpone; si acaso, las paredes en lo hondo de algún barranco.
Esto te permite estirar tus horizontes mucho más allá de lo cercano. Te proporciona el don de la ubicuidad en ese vasto territorio. Estos son algunos puntos de referencia sobresalientes en la periferia:
Por el oeste, el baluarte dentado del Utero y San Mamés, aún parte del desierto. Por el norte, el Páramo de Masa y el Altotero de Poza de la Sal, poniendo el límite. Más allá, la Mesa de Oña y la cadena de los Obarenes. Al este, el solitario Monte Santorcaz, agazapado.
Es como un gran escenario, en abanico; y tú estás en el centro, como protagonista.
(3) Diferentes Entornos:
A lo largo de la ruta van cambiando los ambientes, pero manteniendo un hilo de continuidad.
Los iniciales campos de cultivo se transforman enseguida en páramo. Luego comienzan las torcas y sus arroyos escondidos bajo la hierba. Entramos a continuación en la zona de cerros erosionados. Llegamos al borde de valle.
Ahora toca bajar barranqueras. Terreno abrupto. Ajusta los frenos y afina la vista. Abajo, a ver cómo cruzas el impetuoso arroyo. Un poco de valle llano, escoltado por las laderas de los cerros multiformes y multicolores.
Barranco arriba. Apáñate como puedas. Encerrado, encañonado, encuentras un resquicio. Por fin llegas al balcón; en los tuétanos del desierto. Por encima de Valdearnedo. Sosiego tras la batalla. Las mejores panorámicas.
Vuelta al valle. Cruzas el crecido arroyo. Cambia el decorado. Subes por el otro lado del valle, pero ahora hay camino. Campos. Las vistas de la bella iglesia románica de Carcedo de Bureba con los Obarenes como telón de fondo ponen el broche.
ANÉCDOTA
Podríamos titular la anécdota como “El día de las bestias (…y yo sin la cachava, …con puntera)”. Un conjunto de hechos se engarza bajo este rótulo.
Cuando más falta me habría hecho, me vi sin ella (se me quedó en otro coche): la cachava. Da seguridad el saberla cerca; como sostén psicológico (supongo), más que físico. Casi siempre la llevo en bandolera. Hoy habría ido descolgada más que nunca.
Veamos por qué. Las circunstancias anecdóticas ahora descritas no son meramente personalistas, sino generalizables. Creo que será útil conocerlas por parte de quienes por allí transiten.
(1) Los Descolgaderos:
La primera ‘bestia’ no es animada (aunque lo parece). Para afrontarla, la cachava (…con puntera; o similar) es imprescindible. Son los descolgaderos de los barrancos; hacia abajo y hacia arriba. El terreno es inestable y empinado. Se necesita un apoyo con agarre.
Las demás ‘bestias’ sí fueron animadas: animales. Por allí hay muchos. Lo comprobé y me lo confirmó después Luis, un lugareño con el que tuve la suerte de encontrarme (único humano). Me ayudó a localizar la pasarela de cruce del arroyo, en la vuelta.
(2) Los Jabalíes:
Hacia el km 6, un verraco, un jabalí enorme surgió de repente entre las aulagas (a ellos no les pinchan). Allí no parecía poder ocultarse ni una hormiga. Desprevenido, tiré una foto. …Salió un dedo de mi guante.
Menos mal que el bicho corrió despavorido en dirección contraria. ¡Como un diablo! No quiero imaginármelo de frente (y yo sin cachava); sólo con un endeble bastón de aluminio blandiéndolo contra sus colmillos….
Mientras miraba qué había salido en la foto anterior, allí mismo, a unos 6-7 metros de donde yo estaba, saltaron otros dos monstruos de la misma calaña. También volaron, alejándose barranco abajo. ¡Nada!
Pensé que eso había sido dosis suficiente para varias jornadas. Que no habría más sobresaltos. Así que dejé que la cámara se auto-apagase. Pero 20 minutos después, saltaron hasta 7 jabalíes, en grupo, también ‘de la nada’.
Parecía un ejército. En estampida. Alguno salió en las fotos panorámicas con el teléfono, pero lejos y pequeños. Cogiendo la lupa, me sirve para confirmar que no fue una alucinación; …y fardar ante los ‘amigotes’ (…“¡Sí, hombre!, ¿no los ves ahí?”).
Hubo también varios corzos. Pero ellos son ‘bestias’ amables; minoradas en animales corrientes. Con desgana, lancé algunas fotos; aquí si salen. Pero, los corzos no son novedad; ni conllevan peligro. ¡A quién interesan…!.
(3) El ¿Lobo?:
Subiendo por el barranco de Valdearnedo (km 8,5), veo otro cuadrúpedo (lo de ‘otro’ es porque yo, allí, iba cuatro patas). Le miro; me mira, descarado. Está lejos. Enciendo la cámara y ajusto el zoom. No veo nada en la foto. Pero estaba.
No era un zorro (tenía mayor tamaño y sin su típica cola). No era un perro (que me los conozco bien a todos). Pelaje gris claro. Tenía que ser un lobo. Pero, ¿allí?. Luis me confirmó más tarde que podría ser. Me ilusiona creer que sí.
(4) ‘Bruma’:
Última ‘bestia’. Ya en el camino de Valdearnedo (km 10,7), me crucé con un afable andarín de la tierra, Luis, y su perra ‘Bruma’. Joven, preciosa y juguetona. Elegante combinación de Husky y Pastor Alemán. Se me acercó, zalamera.
Voy a acariciarla; con la mano. Me cuelga un guante. Bruma muerde el guante. Ella tira por un lado; yo, por otro. La correílla de unión entre mano y guante se rompe. ‘Bruma’ se lleva el guante; yo, la correa.
Al cabo, Luis se lo quitó; intacto (milagro); sólo baboseado. Luego ‘Bruma’ no quería separarse de mí. (A ver si el otro guante…). La muy picarona.
RUTAS DE INTERÉS EN EL DESIERTO DE LAS NAVAS
A continuación, aporto los enlaces (en Wikiloc) de las rutas que he realizado en ese vasto espacio del ‘Desierto de Las Navas’.
[1] https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/las-navas-desierto-y-valles-entre-lermilla-quintanarruz-y-valdearnedo-142807985
[2] https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/alto-de-la-mayor-y-valle-de-las-navas-132002656
[3] https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/variante-del-sendero-de-las-torcas-desde-la-molina-de-ubierna-135898701
[4] https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/desierto-de-las-navas-109295724
[5] https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/arconada-105104140
[6] https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/los-rublacedos-y-la-ruta-del-agua-93890192
[7] https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/valle-de-las-navas-97654198
[8] https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/desfiladero-del-rio-homino-81420424
Waypoints
Comments (2)
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Animada ruta donde todo parece un paisaje yermo. Gracias maisid por el aporte de esta ruta y el detallado texto. Un saludo, y muchas rutas
Gracias, luis.itxina. Sólo lo 'parece'... Hasta que das el primer paso. Luego es pura vitalidad. Flipas. Las anécdotas (todas) lo dejan claro 🙂.